La evidencia del progreso en el mundo

La humanidad está en continuo progreso, pero no siempre ha sido así.

La riqueza generada en tan solo 150 años ha sacado de la pobreza extrema a gran parte de la humanidad. Antes de 1820 todas las personas eran pobres. Solo una pequeña minoría era rica: los monarcas, nobles, aristócratas y autoridades religiosas. La desigualdad económica en las sociedades pre modernas era extremadamente alta y la persona promedio vivía en condiciones que hoy llamaríamos pobreza extrema. El siguiente gráfico muestra que durante el milenio anterior (del año 1,000 al 2,000, la riqueza creada se mantuvo casi estática durante 800 años. Es después del año 1800 que el crecimiento económico empieza a acelerarse. Pero es a partir de 1900 que crece más rápidamente.

Hoy, con la ingente cantidad de datos que miden los indicadores económicos de los países, se conoce más precisamente la evolución de la economía en el mundo. Desde 1870, ciento cincuenta años después, la creación de riqueza se ha multiplicado doce veces, como promedio mundial

Durante milenios, desde la época romana hasta la Edad Media y el Renacimiento, los humanos lucharon por sobrevivir con el sudor de su frente, a menudo sólo sobrellevando una rudimentaria existencia. Estaban constantemente protegiéndose contra la muerte prematura, las enfermedades, el hambre, la guerra y los salarios de subsistencia. Sólo unos pocos afortunados —principalmente gobernantes y aristócratas— vivían vidas tranquilas, e incluso esos estaban crudos según las normas modernas. Para el hombre común, poco cambió a lo largo de los siglos. Los salarios reales per cápita eran prácticamente los mismos, año tras año, década tras década. Durante esta época, cuando la vida promedio era de apenas cuarenta años, el escritor inglés Thomas Hobbes calificó con razón la vida del hombre como “solitaria, pobre, desagradable, brutal y corta”.  Mark Skousen. “The big three in economics: Adam Smith, Karl Marx, and John Maynard Keynes” (2007)

 “En los dos siglos transcurridos desde 1820 hasta ahora, la disponibilidad de bienes y servicios sencillamente explotó. No se trató de cambios menores: hubo enormes cantidades de cambios, porantes de 1820, las personas nacían y morían prácticamente en el mismo mundo. Desde que nacían hasta que morían, el mundo no cambiaba mucho. Pero a partir de 1820, comenzó a transformarse vertiginosamente.” Jim Yong Kim, Presidente del Grupo Banco Mundial. Discurso en American University. Washington, 10 de abril de 2018.

“Durante el siglo XIX, el llamado “capitalismo” aumentó el salario real del trabajador británico en un 400 por ciento; El salario real promedio del trabajador estadounidense aumentó, entre 1840 y 1951, de dieciocho a ochenta y seis centavos por hora. Un buen hada difícilmente podría haber trabajado más rápido.”  Max Eastman. Reflections on the Failure of Socialism. 1940.

Para tomar un período más reciente, el PIB per cápita ha pasado de $5,494 en 1990 a $17,913 en 2018, es decir se ha multiplicado 3.3 veces en tan solo 28 años.  Sin embargo, el crecimiento no ha sido igual en los países y regiones. Aun así, todos han crecido. Europa Occidental creció 16 veces, Estados Unidos y América Latina 14 veces.

En sólo los últimos 20 años, el crecimiento económico ha sido fenomenal, al mismo tiempo que se redujeron las diferencias en la distribución de riqueza entre países.

“La riqueza mundial creció aproximadamente un 66 % entre 1995 y 2014 (de USD 690 billones a USD 1140 billones en dólares estadounidenses constantes de 2014 a precios de mercado). La proporción de  la riqueza mundial de los países de ingresos medianos está creciendo: pasó del 19 % al 28 % entre 1995 y 2014, mientras que la proporción de la riqueza mundial de los países de ingreso alto de la OCDE disminuyó del 75 % al 65 %.

De acuerdo con las últimas estimaciones, el 10 % de la población mundial vivía con menos de USD 1,90 al día en 2015, en comparación con el 11 % en 2013. Esta proporción es inferior al valor de casi 36 % registrado en 1990. En la actualidad, casi 1100 millones de personas menos viven en la pobreza, en comparación con 1990. En 2015 había 736 millones de personas que vivían con menos de USD 1,90 al día, cifra inferior a los 1850 millones de 1990.” Banco Mundial. Pobreza: panorama general (2019)

“Nunca, en toda la historia de la humanidad, el planeta Tierra había tenido una tasa de pobreza extrema tan baja como la que tenemos en el 2015. La tasa de pobreza extrema mundial se ha dividido por 5 desde 1970 y se ha dividido por 2 desde 1990. Es decir, los objetivos del milenio que pedían que la pobreza se dividiera por dos entre 1990 y 2015 se consiguieron. El éxito fue tan rotundo que a septiembre de 2015, las Naciones Unidas propusieron un nuevo objetivo para la humanidad: erradicar la pobreza extrema en 2030.” Xavier Sala i Martin. Economía en Colores (2015)

Otra comparación interesante muestra que en los primeros 1800 años de la era cristiana, el ingreso per cápita prácticamente no creció. El crecimiento se ha producido en los últimos 200 años y su tasa de crecimiento se ha ido acelerando, como muestra el siguiente gráfico.

Como consecuencia, el tiempo necesario para que se dupliquen los ingresos se ha venido reduciendo, pasando de 107 años de 1800 a 1900, a 23.5 años en los años transcurridos desde 2000 hasta 2014. De continuar la tendencia, para 2030 el ingreso per-cápita se estaría duplicando cada 14 años, o menos.

¿Qué es lo que ha causado el progreso? Lo podemos atribuir a la innovación tecnológica. Como veremos, han sido las sucesivas innovaciones tecnológicas introducidas las que han multiplicado la cantidad y diversidad de bienes y servicios, llenando cada vez más necesidades para cada vez más personas en el mundo.

El despegue de las innovaciones tecnológicas empieza con la abolición del régimen feudal y su sustitución por el capitalismo. Como lo dijo Marx en 1948, “La burguesía, durante su gobierno de escasos cien años, ha creado fuerzas productivas más masivas y colosales que todas las generaciones anteriores juntas“. Esas fuerzas productivas fueron creadas por la introducción de nuevas tecnologías.

Las sucesivas oleadas de cambios tecnológicos desde los inicios de la primera revolución industrial se han originado en países capitalistas, es decir, en economías donde empresas privadas compiten en el mercado para vender sus productos a los consumidores. Las empresas privadas y los empresarios han sido los motores fundamentales para que las innovaciones tecnológicas se hagan realidad.

Sin embargo, para muchas personas, el progreso no se ve. Y puede que tengan razón si viven en países donde la economía ha retrocedido y la pobreza ha aumentado. Pero ese no es el caso de gran parte del mundo. También, solo podemos ver el progreso desde nuestra propia perspectiva limitada al tiempo que hemos vivido y comparar la situación presente con la memoria de nuestro pasado. Otro aspecto que incide en desconocer el progreso es que muchas de las cosas o servicios que hoy tenemos o usamos ya las percibimos como dadas pues siempre hemos disfrutado de ellas, cuando la verdad es que hace 50, 100 o más años no existían. Agreguemos a esto la influencia de los medios de comunicación que solamente publican los aspectos negativos, los sucesos de nota roja que acaparan la atención de la audiencia: guerras, crímenes, desastres, accidentes, contaminación, desempleo, inflación, desigualdad, etc., con lo cual el mundo nos parece cada vez peor que antes.

A esto se refiere Steven Pinker en su conferencia en TED Talk “El mundo, ¿está mejorando o empeorando? Una mirada a los números”:

Siempre pueden engañarse y ver un deterioro si comparan los titulares sangrientos del presente con las imágenes color de rosa del pasado. ¿Cómo se ve la trayectoria del mundo si medimos el bienestar a lo largo del tiempo usando un criterio constante?

Durante el año pasado (2017) hubo 12 guerras en curso, 60 autocracias, un 10 % de la población mundial viviendo en extrema pobreza y más de 10 000 armas nucleares. Pero hace 30 años había 23 guerras, 85 autocracias, un 37 % de la población mundial viviendo en extrema pobreza y más de 60 000 armas nucleares. …

Angus Deaton nos ofrece una visión de las diferencias de crecimiento económico en los países.

Desde el término de la segunda Guerra Mundial, que dejó a gran parte de Europa en desorden económico y social, los países más ricos del mundo han crecido rápidamente, primero reparando el daño y después avanzando hacia nuevos niveles de prosperidad. También han tendido a converger en
su crecimiento, y las diferencias entre sí actualmente son pequeñas en comparación con las diferencias entre ellos y el resto del mundo.

Naturalmente, cuando incluimos a los países pobres la variedad de ingresos promedio es mucho más grande… .  cuando analizamos a todos los países
transversalmente, la dispersión de ingresos promedio —la desigualdad de ingreso país por país a nivel internacional— no disminuye a través del tiempo.

Las tasas de crecimiento en los países pobres no han sido más bajas que las de los países ricos, y en ocasiones han sido más altas, pero mientras algunos países han crecido rápidamente y están en el camino para alcanzar a los ricos, otros se han retrasado más y más. La diversidad de la experiencia de crecimiento ha sido mucho mayor en los países más pobres. Algunos países han sido capaces de aprovechar las oportunidades para cerrar la brecha con respecto a los países ricos. Un grupo de países asiáticos —China, Hong Kong, Malasia, Singapur, Corea del Sur, Taiwán y Tailandia—, así como un país africano, Botswana, crecieron a más de 4% al año de 1960 a 2010 —un incremento de más de siete veces el ingreso promedio durante cinco décadas—. Al mismo tiempo, la República de África Central, la República Democrática del Congo (RDC), Guinea, Haití, Madagascar, Nicaragua y Níger en realidad eran más pobres en 2010 que hace medio siglo, y hay otros países que casi seguramente son parte de este grupo, pero para los cuales los datos no existen. (Probablemente Afganistán, Djibuti, Liberia, Sierra Leona y Somalia son candidatos para integrar este grupo, así como varios de los países que en 1960 eran parte de lo que entonces se llamaba el Bloque del Este.)

Dos de las naciones de más rápido crecimiento son China y Singapur, pero la primera tiene una población que es más de 300 veces la de la segunda. La India, el otro gigante, no se expandió tan pronto ni tan rápidamente como China, pero ha crecido a una tasa mayor que el doble del promedio mundial desde 1990. Aunque China y la India sólo son dos países, su rápido crecimiento a fines del siglo significó que alrededor del 40% de la población mundial vivía en países que estaban desarrollándose muy velozmente. En contraste, en el extremo “malo” de la distribución del crecimiento, los países que han estado retrocediendo son pequeños en muchos casos (aunque hay excepciones, como la RDC, que es grande y es un fracaso espectacular).

Al analizar las tasas de crecimiento —no en términos de cuántos países han tenido crecimiento elevado, sino en términos de cuántas personas han experimentado el crecimiento elevado—, el crecimiento global asume una apariencia más color de rosa. El país promedio creció 1.5% al año durante el medio siglo posterior a 1960, pero la persona promedio vivió en un país que crecía 3% al año. China y la India, donde vive mucha gente, han crecido mucho más velozmente que el país típico. Angus Deaton.  El Gran Escape. 2015.

Un factor fundamental para el progreso económico mundial ha sido lo que se conoce como globalización.  ¿Qué es la globalización?

Cuando dentro de unos años los historiadores miren hacia atrás y se pregunten cuál fue el producto más emblemático del año 2000, seguro que llegarán a la conclusión de que fue el teléfono móvil. Millones de personas del mundo entero han pasado a depender de un aparato que hace poco ni tan siquiera existía. El teléfono móvil simboliza aquello que muchos denominan la globalización. Representa unas nuevas tecnologías que incluyen el ordenador, la red de Internet y la ingeniería genética. El teléfono móvil representa la comunicación constante, prácticamente instantánea y muy barata entre cualquier punto del planeta y permite saber lo que sucede en cualquier parte del globo de manera casi inmediata. El teléfono móvil representa la producción transnacional: la empresa que los produce puede tener capital finlandés, utilizar tecnología norteamericana, producir cada una de las partes que constituyen el aparato en una docena de ciudades donde se contratan a trabajadores que hablan una docena de idiomas distintos, montar los aparatos en Helsinki y vender el producto final por todos los países del mundo. La mundialización de los procesos productivos conlleva que el planeta entero se esté convirtiendo en un único mercado global donde los capitales, las tecnologías, la información, los trabajadores y los productos saltan de un país a otro aparentemente sin posibilidad de ser detenidos.

Y todo esto es lo que representa la globalización, que podría definirse como la situación en que existe el libre movimiento internacional de cinco factores: el capital, el trabajo, las tecnologías, el comercio y la información.

… Si la globalización es la situación en la que ni las distancias físicas ni las fronteras impiden el movimiento de mercancías, capitales, personas, capital e información, ¡el mundo actual no es, ni de lejos, un mundo totalmente globalizado! Lo que sí es cierto es que estamos viviendo un proceso que nos lleva hacia una mayor globalización. Xavier Sala i Martin. Economía liberal para no economistas y no liberales (2001)

La globalización económica se refiere a la creciente interconexión de los mercados en diferentes países. Este proceso se refleja en el crecimiento del comercio internacional y la inversión extranjera y, especialmente, en el aumento de los flujos financieros internacionales.

La característica común en todos estos procesos es la enorme movilidad internacional del capital. La mayor movilidad internacional del capital afecta tanto a la producción como a las finanzas. … La inversión extranjera incluye los gastos en el extranjero en activos productivos, independientemente de su nacionalidad, …

En contraste, la globalización de las finanzas implica préstamos bancarios internacionales e inversiones de cartera, que son compras por extranjeros de acciones, bonos y cuentas bancarias. En resumen, la globalización de las finanzas se refiere exclusivamente a los flujos monetarios, mientras que la globalización de la producción implica tanto la inversión extranjera directa como el comercio internacional.

Otro aspecto de la globalización es la vigorosa entrada en el sistema capitalista mundial de una serie de grandes países y regiones que anteriormente habían sido sospechosas o hostiles a este sistema económico. La República Popular China sigue siendo un país comunista en el que su esfera política está totalmente dominada por el Partido Comunista Chino. Pero su economía sólo puede caracterizarse como capitalista, ya que las empresas privadas están en auge, los especuladores inmobiliarios y los desarrolladores controlan el mercado de la propiedad en las principales ciudades, y las corporaciones transnacionales de los Estados Unidos, Japón y Europa han acudido a China. Los países de Europa del Este y Rusia, el antiguo bloque soviético, que rápidamente pasó de socialista a capitalista después de 1989, han implementado planes integrales para privatizar lo que era propiedad estatal. Muchos de estos países son ahora miembros de la Unión Europea y de la Organización Mundial del Comercio. En los últimos 10 años, la India ha abierto sus fronteras al comercio exterior y a la inversión en un grado que no se ha visto desde que se independizó en 1947. La entrada de estos países en la economía mundial ha significado nuevos mercados para los productores de todo el mundo y nuevas fuentes de competencia por bienes y servicios de bajos salarios. El efecto general de la entrada de estos países en el sistema capitalista mundial es la adición de 1.600 millones de trabajadores a la fuerza laboral global, lo que el economista Richard Freeman ha llamado “la gran duplicación“. Robert L. Heilbroner and William Milberg. The making of economic society 13th ed. 2012

Veamos ahora las diferentes facetas en que se manifiesta el progreso de la humanidad.

Pasemos a los datos, comenzando por el más valioso de todos: la vida. Durante casi toda la historia humana, la esperanza de vida al nacer eran 30 años. Hoy en día, mundialmente, es de más de 70 años, y en el mundo desarrollado es de más de 80 años. Hace 250 años, en los países más ricos del mundo, un tercio de los niños no vivían para ver su quinto cumpleaños, antes de que el riesgo descendiera 100 veces. Hoy en día, menos de un 6 % de los niños corren esa misma suerte en los países más pobres del mundo. La hambruna es uno de los cuatro jinetes del Apocalipsis. Puede llevar la devastación a cualquier parte del mundo. Hoy, la hambruna ha sido desterrada a las regiones más remotas y devastadas por la guerra. Hace 200 años, un 90 % de la población mundial subsistía en extrema pobreza. Hoy en día, menos del 10 % de la gente lo hace. En casi toda la historia humana, los estados poderosos y los imperios estuvieron casi siempre en guerra entre sí, y la paz fue simplemente un interludio entre las guerras. Hoy en día, nunca están en guerra entre sí. La última gran guerra de poder enfrentó a EE.UU. contra China hace 65 años. Más recientemente, guerras de toda clase han disminuido y son menos mortales. La tasa anual de guerras disminuyó de un 22 por cada 100 000 al año, al principio de la década del 50, a 1,2 por cada 100 000, hoy en día. La democracia ha sufrido, sin duda, retrocesos en Venezuela, Rusia, Turquía y está amenazada por el aumento del populismo autoritario en el este de Europa y en EE.UU. Sin embargo, el mundo nunca ha sido más democrático que en la década pasada, con dos tercios de la población mundial viviendo en democracias. Las tasas de homicidio caen siempre que la anarquía y el código de venganza son reemplazados por el estado de derecho. Ocurrió cuando la Europa feudal fue puesta bajo el control de reinos centralizados, por lo que, hoy en día, un europeo tiene una posibilidad de ser asesinado de 1 en 35 comparado con sus ancestros medievales. Ocurrió nuevamente en la Nueva Inglaterra colonial, en el Salvaje Oeste de EE.UU., cuando los sheriffs se mudaron a la ciudad y en México. Steven Pinker. El mundo, ¿está mejorando o empeorando? Una mirada a los números.

Uno de los indicadores del progreso por el que se interesa más la gente es la reducción de la pobreza.  Angus Deaton, en su obra “El Gran Escape” se refiere al asunto diciendo: “el rápido crecimiento de los ingresos promedio, especialmente en China y la India, y particularmente después de 1975, hizo mucho para reducir la pobreza extrema en el mundo. En China más que en cualquier otra parte, pero también en la India, el escape de cientos de millones de una pobreza tradicional y largamente establecida califica como el Escape más Grande de todos.

La tabla siguiente muestra que la pobreza extrema en el mundo se ha reducido del 90% hace dos siglos a poco menos del 10%.

Siguiendo con el análisis de Steven Pinker sobre el progreso mundial, nos dice:

Verdaderamente, nos volvimos más seguros en todos los modos posibles. Durante el último siglo, alcanzamos un 96 % menos de probabilidad de morir en un accidente de auto, un 88 % menos de posibilidad de ser abatidos en la acera, un 99 % menos posibilidad de morir en un accidente de avión, un 95 % menos de posibilidad de morir en el trabajo, un 89 % menos de posibilidad de morir por un desastre natural, como una sequía, inundación, incendio forestal, tormenta, volcán, deslizamiento de tierra, terremoto o meteorito,  presumiblemente no porque Dios esté menos enojado con nosotros sino por las mejoras en la resistencia de nuestra infraestructura. ¿Y qué sobre el desastre natural supremo el proyectil lanzado por el mismo Zeus? Sí, tenemos un 97 % menos de posibilidad de que nos mate un rayo.

Antes de siglo XVII, solo un 15 % de los europeos sabían leer o escribir. Europa y EE.UU. alcanzaron la alfabetización universal a mediados del siglo XX, y el resto del mundo la está alcanzando. Hoy en día, más del 90 % de la población mundial de menos de 25 años sabe leer y escribir. En el siglo XIX, los occidentales trabajaban más de 60 horas por semana. Hoy en día, trabajan menos de 40 horas. Gracias al suministro universal de agua corriente y electricidad en el mundo desarrollado y la adopción general de lavarropas, aspiradoras, refrigeradores, lavavajillas, hornos y microondas, la cantidad de tiempo que pasamos en tareas domésticas se redujo de 60 horas por semana a menos de 15 horas por semana.

Todos estos avances en salud, riqueza, seguridad, conocimiento y ocio, ¿nos hacen más felices? La respuesta es sí. En un 86 % de los países del mundo, la felicidad ha aumentado en las décadas recientes.

Bien, espero haberlos convencido de que el progreso no es cuestión de fe u optimismo, sino una realidad de la historia humana, de hecho, la realidad más grande en la historia humana. ¿Y cómo han cubierto los medios esta realidad? Una tabulación de palabras sobre emociones positivas y negativas en las noticias mostró que durante las décadas en las que la humanidad se volvió más sana, más rica, más sabia, más segura y más feliz, “The New York Times” se volvió cada vez más malhumorado y las transmisiones de TV también se fueron volviendo más sombrías. Las noticias son sobre cosas que ocurren, no cosas que no pasan. Nunca ven un periodista que diga: “Estoy transmitiendo en vivo desde un país que estuvo en paz durante 40 años”, o una ciudad que no ha sido atacada por los terroristas. Además, las cosas malas suelen ocurrir rápidamente, pero las cosas buenas no se construyen en un día. Los periódicos podrían destacar: “137 000 personas escaparon ayer de la extrema pobreza”, cada día durante los últimos 25 años. Eso es 1,250 millones de personas que dejaron atrás la pobreza, pero nunca leen sobre eso. Además, las noticias capitalizan nuestro interés mórbido en lo que puede ir mal, capturado en la política de programación … el mundo está por terminarse ya desde hace mucho tiempo. Steven Pinker. El mundo, ¿está mejorando o empeorando? Una mirada a los números.

Para ilustrar el crecimiento y desarrollo económico mundial en las últimas décadas usaremos los principales indicadores globales del Banco Mundial.

Primero veremos cómo ha sido la evolución de la población total en el mundo, ya que algunos análisis son más pertinentes cuando se refieren a las personas. La población mundial ha aumentado desde 3,032 millones de personas en 1960 a 7,594 mil millones en 2018, se ha multiplicado por 2.5 veces. En el siguiente gráfico interactivo puede ver el dato para cada año colocándose sobre la línea.

La mayoría de la población vive en Asia Oriental, como puede verse en el siguiente gráfico:

Mapa población mundo distribución

La esperanza de vida al nacer pasó de 53 años en 1960 a 72 años en 2017 en el mismo período.

Uno de los indicadores que componen el Índice de Desarrollo Humano (IDH) que elabora Naciones Unidas es la esperanza de vida al nacer, que nos indica el efecto de las mejoras en la salud y que nos permite vivir más tiempo. El aumento en la esperanza de vida se ha distribuido más uniformemente en el mundo que los ingresos. Es lo que muestran los resultados de un análisis de este indicador en una publicación: 

“Utilizando datos demográficos accesibles para todos, Sam Peltzman hizo el ejercicio de medir la desigualdad en la esperanza de vida en un artículo de 2009 en el Journal of Economic Perspectives . Se calculó el coeficiente de Gini para ese indicador desde finales del siglo 19 para muchos países y ya en 1750 para algunos países como Suecia y Alemania. El coeficiente de Gini toma un valor de cero si hay igualdad perfecta y un valor de uno si hay desigualdad perfecta.

“¿Qué resulta de su ejercicio? El coeficiente de Gini para Suecia, Inglaterra, Francia, Alemania y los Estados Unidos se situó entre 0,4 y 0,5 para la mayor parte del siglo 19. Sin embargo, hubo una clara tendencia a la baja en la desigualdad de la mortalidad, por lo que para 1900, el nivel había caído a un rango entre 0.3 y 0.4. Para 1950, la caída había continuado y se situó entre 0.1 y 0.2. Hoy está más cerca de 0.1. Disminuciones similares se observan en países como India, Brasil y Japón en el transcurso del siglo. 20.

“De hecho, Peltzman señala que en algunos países como India y Brasil, “la mortalidad se distribuye más que el ingreso”. Este es un colapso trascendental en la desigualdad en la esperanza de vida. The Underappreciated Trend in Mortality and Inequality

Asociada con la esperanza de vida al nacer está la mortalidad infantil, que mide la intensidad de la mortalidad durante el primer año de vida. El siguiente gráfico dinámico muestra la fuerte reducción que ha tenido por regiones en el mundo desde 1950 a 2015.

El Producto Interno Bruto (PIB) (a precios actuales) pasó de 1,371 a 85,804 billones de US$ en el mismo período, aumentando 62.6 veces.

Pero el  PIB per capita, como indicador de la producción promedio por persona, no necesariamente refleja  cómo se distribuye el ingreso. El PIB per capita puede crecer, pero no nos dice nada sobre cómo crecen los ingresos en los diferentes grupos poblacionales. El grado de equidad en la distribución del ingreso se mide por el Coeficiente de Gini. El siguiente mapa de Wikipedia muestra este coeficiente por países.

Desigualdad Gini World Map

Mientras mayor el índice, mayor la desigualdad existente en un país, mayores las disparidades de ingresos. 

Sobre el tema de la desigualdad de ingresos y riqueza lea: Desigualdad y Desarrollo Económico: Por qué la desigualdad es necesaria para reducir la pobreza que trata el tema de cómo la desigualdad económica de origen legítimo contribuye a reducir la pobreza impulsando el progreso económico para todos y lo contrario sucede cuando la acumulación de riqueza tiene un origen ilegítimo.

Sin embargo, los ingresos explican solo una parte, aunque importante, del bienestar de las personas.  Para medir otros elementos del bienestar humano y presentar una visión global de la calidad de vida de las personas, se desarrolló el Índice de Progreso Social (IPS), publicándose por primera vez en el año 2014.

El IPS “es un modelo integral de medición del desempeño social de un país, pues concibe que la calidad de vida de la persona esté compuesta por varios aspectos que se encuentran interrelacionados y que en conjunto impactan en su bienestar. Para el Índice, el progreso social es la capacidad de una sociedad para satisfacer las necesidades humanas fundamentales de sus ciudadanos, establecer los elementos básicos que permitan a individuos y comunidades mejorar y mantener su calidad de vida, y crear las condiciones para que todas las personas alcancen su pleno potencial.
Para capturar la calidad de vida, el Índice de Progreso Social agrupa indicadores sociales en tres dimensiones: 1) Necesidades Humanas Básicas 2) Fundamentos del Bienestar y 3) Oportunidades, los que a su vez se dividen en doce componentes. Esta estructura permite tener una visión a la vez global del desarrollo social y enfocada en temas relevantes para la vida de las personas.” Manuel Velazquez. El Origen del Índice de Progreso Social

    • El Índice de Progreso Social 2019, así como seis años de resultados, reflejan que el mundo, en general, está mejorando y muestra avances. Desde el inicio del SPI, en el año 2014, el mundo ha mejorado pasando de con una puntuación de 62.16 a 64.47. Por mucho, el mayor progreso se ha logrado con el Acceso a la Información y a las Comunicaciones (71.74), que mejoró con 11.49 puntos en los últimos seis años. El incremento en el acceso a internet y el aumento de suscripciones a teléfonos móviles, particularmente en el mundo en desarrollo, han jugado un papel importante.
    • Sin embargo, el progreso es lento y desigual. El mundo está mostrando un rendimiento inferior comparado con lo que el promedio mundial del PIB per cápita sugiere que es posible. Esto indica que contamos con los recursos para ser mejores y que las cifras crecientes del PIB están ocultando los problemas reales que enfrentan las sociedades y que afecta a la gente común.
    • Además, el Índice de Progreso Social se puede utilizar para medir el progreso frente a losObjetivos de Desarrollo Sostenible (SDGs, por sus siglas en inglés) de la ONU. De acuerdo con las proyecciones basadas en el Índice de Progreso Social 2019, con el ritmo actual, el mundo no alcanzará los SDGs sino hasta 2073. Deloitte. Índice de Progreso Social 2019,

Los principales hallazgos del IPS de 2020 son:

    • El mundo obtiene las mejores puntuaciones en Nutrición y Atención Médica Básica (84,63), Vivienda (77,09), Agua y Saneamiento (74,72) y Acceso a los Conocimientos Básicos (75,18). El mundo obtiene las peores puntuaciones en Calidad ambiental (36,87) e Inclusión (39,25), las cuales están muy por detrás de todos los demás componentes del Índice. 
    • El mundo ha mejorado drásticamente en el acceso a la información y las comunicaciones (+21.61). Otras mejoras materiales incluyen: acceso a educación avanzada (+7.45), refugio (+6.10) y agua y saneamiento (+5.57).
    • Noruega ocupa el primer lugar en el mundo en progreso social, con Sudán del Sur al final de la lista. El progreso más rápido durante la última década se da entre los países en desarrollo, incluidos Gambia, Sierra Leona, Túnez, Etiopía y Nepal.
    • Estados Unidos es el único país del G7 que retrocede en el progreso social y uno de los tres únicos países que han disminuido durante la última década, junto con Brasil y Hungría.
    • Los países en desarrollo se están poniendo al día. Desde 2011, la variación en las puntuaciones del índice ha caído un 12,3%. Las tasas de convergencia son más altas que las del PIB per cápita.
    • El PIB no es un destino. Muchos países tienen un desempeño inferior al del progreso social en relación con su PIB, pero otros se desempeñan mucho mejor de lo que sus ingresos sugieren que es posible o probable. El mundo debe aprender de estos países para acelerar el progreso de manera más amplia. Deloitte. 2020 Social Progress Index results.
  •  

La publicación La economía mundial resumida en una gráfica dice que  “La economía americana es tan grande que equivale a la suma de la de Japón, Alemania, Reino Unido, Francia, India, Italia, Brasil y Canadá (de la tercera a la décima economía del mundo). Si en vez de países, miramos continentes la cosa cambia y Asia lidera el ranking con un 33.84%, América un 27.95% y Europa un 21.37%. Las tres mayores economías de África (Sudáfrica, Egipto y Nigeria) no llegan al 1.5% (menos que España). Las suma de las 100 economías más pequeñas, que incluyen a países como Pakistan (182 millones de habitantes), Bangladesh (157 millones), Chile o la próspera Luxemburgo solo generan el 9.4% del PIB mundial. En una gráfica, el megapastel económico mundial quedaría así:

En este video se puede ver la evolución del PIB de las veinte principales economías del mundo desde 1960 con una proyección hasta el año 2030, visualizando cómo unas desplazan a otras en el transcurso del tiempo.

En este otro video, se puede ver esa evolución para los países Latinoamericanos

Las exportaciones de bienes y servicios (balanza de pagos, US$ a precios actuales) pasaron de US$ 1,375 billones en 1960 a  US$ 25,102 millones en 2018, se ha multiplicado por poco más de 18 veces.

El Producto Interno Bruto (PIB) (a precios constantes de 2010), es decir, descontando la inflación, pasó de 11,394 a 82,635 billones de US$ en el mismo período, aumentando 7.25 veces

El Producto Interno Bruto per cápita, es decir promedio por persona, (US$ a precios constantes de 2010) pasó de 3,757.9 a 10,881.1 US$ en el mismo período, aumentando 2.9 veces

El Producto Interno Bruto per cápita de 2018, por países

La tasa de incidencia de la pobreza, sobre la base de $1,90 por día (2011 PPA)) pasó de 42.1% de la población en 1981 a 10% de la población en 2015, una reducción de 76%.

En 1990, más de un tercio de la población mundial vivía en situación de pobreza extrema, es decir con menos de USD 1,90 al día. En 2015, el último año en que se tienen datos sólidos, la pobreza extrema llegó al 10 %, el valor más bajo del que se tenga registro en la historia. En las últimas tres décadas, más de 1000 millones de personas salieron de la pobreza extrema, y esta se ha reducido a menos del 3 % en alrededor de la mitad de los países del mundo. Esto es uno de los grandes logros de nuestro tiempo, pero tenemos mucho más trabajo que hacer, ya que 736 millones de personas aún viven en la pobreza extrema, el ritmo de la reducción de la pobreza se está desacelerando, y será más difícil llegar a aquellos que viven en esa situación. La tasa de pobreza en zonas afectadas por fragilidad, conflictos y violencia subió del 34,4 % en 2011 al 36 % en 2015, y es probable que esa tasa aumente. Fuente: https://www.bancomundial.org/es/news/feature/2018/12/21/year-in-review-2018-in-14-charts

Este mapa interactivo muestra la incidencia de la desnutrición en el mundo. El último año con información es 2013 y se puede comparar con mediciones de años anteriores.

El Banco Mundial mide diferentes niveles de pobreza. La tasa de incidencia de la pobreza extrema se mide por el porcentaje de la población que vive con menos de 1.90 dólares al día; la pobreza grave, que se mide por menos de 3.20 dólares cada día y la pobreza más leve, que se mide bajo  los 5,50 dólares. La tasa de incidencia de la pobreza, sobre la base de $3.20 por día (2011 PPP) pasó de 56.9% de la población en 1981 a 26.3% de la población en 2015, una reducción de 54%. Si se mide sobre la base de $1.90 por día, los que están en la pobreza extrema se han reducido de 42.1% a 10%, es decir, 4 veces.

En América Latina, la tasa de pobreza bajo la línea de $5.50 por día en 2017 se ilustra en el siguiente gráfico:

El siguiente gráfico muestra la incidencia de la pobreza en sus tres niveles de medición para los países de América Latina:

Un indicador relacionado con el nivel de ingresos en los países es el salario mínimo. El siguiente gráfico muestra los salarios mínimos por hora en el mundo en 2018

Este gráfico muestra los salarios mínimos mensuales en los países latinoamericanos:

La productividad del trabajo es otro indicador importante del progreso económico. El siguiente gráfico muestra los quince países con más alta productividad laboral en el mundo:

Este gráfico muestra la productividad laboral en los países del continente americano.

Los países con mayor inmigración y emigración se muestran en el siguiente gráfico. Los movimientos migratorios van generalmente desde los países pobres o con conflictos armados hacia los países desarrollados.

migration

Este es un sitio interactivo de London School of Economics and Political Sciences que muestra los flujos económicos globales de inversión extranjera y sus impactos en las regiones del mundo.

Mapa mundi que muestra el tamaño de los países según la capitalización bursátil total de sus mercados. El tamaño de las bolsas de valores está relacionado al desarrollo económico de los países.

El acceso a la electricidad ha aumentado rápidamente desde 2010, (PDF, en inglés) y 40 países han logrado el acceso universal desde ese año. Sin embargo, alrededor de 1000 millones de personas, o el 13 % de la población mundial, aún vive sin electricidad. Las mayores brechas se registran en África al sur del Sahara, Asia central y Asia meridional. Casi el 87 % de la población que no tiene electricidad en el mundo vive en zonas rurales. Las diferencias son enormes, pero se han producido avances en numerosos frentes. Nuevos enfoques de gran escala que combinan electrificación con y sin conexión a la red han permitido lograr resultados asombrosos en el acceso a la energía en muchos países. En otros, las minirredes y los sistemas solares domésticos están demostrando ser prometedores para subsanar la brecha en materia de acceso. Los costos marcadamente más bajos de la energía limpia están contribuyendo a esta transición

Los científicos han estado utilizando imágenes satelitales de la Tierra por la noche, denominadas “luces nocturnas”, para estudiar la actividad humana y los eventos naturales durante casi 30 años.

https://eoimages.gsfc.nasa.gov/images/imagerecords/55000/55167/earth_lights_lrg.jpg Click en el enlace para ampliar

Eche un vistazo a la península de Corea y observe la marcada diferencia entre el norte y el sur (ver Imagen abajo). Es un contraste de oscuridad y brillo, de aislamiento y conexión.

La revolución verde. El uso creciente de energías renovables se aceleró en los últimos años, en la medida en que los costos de producción disminuyen y las tecnologías avanzan. Algunas proyecciones indican que en dos décadas, la energía solar y eólica ocuparán casi la mitad de la capacidad eléctrica instalada en el mundo. Las innovadoras soluciones para generar más y mejores fuentes de energías renovables en el planeta. Otras señalan que para el año 2047 habrá unos 1.000 millones de autos eléctricos transitando por el mundo. Y la inversión en energías más limpias a nivel global podría llegar a los US$10,2 billones en el año 2040. BBC Mundo. 7 fuerzas que van a cambiar el futuro de la economía.

Muchos de los indicadores que se han mostrado son a nivel global.  Pero, cuál fue el desempeño de los países capitalistas y de los países socialistas? Hay diferencias?

La mayor parte del crecimiento ha sido aportado por los países de economía de mercado, llamados capitalistas. Esto ha sido corroborado con datos. Por ejemplo, en un estudio realizado por Matei Dăian comparando el desempeño de los países de Europa Occidental con los de Europa Oriental y el Asia Central que estuvieron bajo el dominio comunista, llega a la siguiente conclusión:

«Existe una clara diferencia económica entre la Europa occidental más desarrollada económicamente y sus contrapartes más pobres en Europa del Este y Asia central. Pero, ¿qué causó esta divergencia económica? ¿Qué papel tan importante jugó el comunismo? Si el comunismo es responsable, ¿a través de qué mecanismos económicos logró obstaculizar el crecimiento? … Este documento encuentra no solo que el comunismo tuvo un enorme impacto negativo en el crecimiento, sino que a pesar de que el comunismo se había ido completamente de Europa en 1991; Todavía afecta el crecimiento de los antiguos países comunistas.» The Veil of Communism: An Analysis of Lifespan, GDP per Capita, Human Capital, and Agricultural Productivity in Eastern Europe .

PIB Percapita Western and Eastern European countries 1820-2000

Otra comparación es entre Estados Unidos y la URSS. Claramente se observa el menor desempeño de la economía soviética, medido por el crecimiento del Producto Interno Bruto.

PIB Percapita US vs URSS 1885-1990

El gráfico es de la investigación de Remco Kouwenhoven. A Comparison of Soviet and US Industrial Performance: 1928-90.  Contiene gran cantidad de datos comparativos. Uno de ellos muestra que la productividad del trabajo en la industria soviética en 1986 era el 25% de la de los Estados Unidos. 

Las economías socialistas no pudieron eliminar la pobreza.  En la antigua URSS, «alrededor del 40% de toda la población en 1967 sería considerada pobre según los estándares soviéticos de 1974«,  según un estudio mencionado en Nintil. En el resto de países socialistas de Europa Oriental, el nivel de pobreza era mayor, con la excepción de Alemania Oriental.

Tampoco se eliminó la desigualdad de ingresos, solo reduciéndola a un nivel similar al de algunos países nórdicos.  Sin embargo, la desigualdad es encubierta por los privilegios no monetarios de que disfrutaba la nueva clase. 

El Informe de Competitividad Global de 2019 es la última edición de la serie lanzada en 1979 que proporciona una evaluación anual de los impulsores de la productividad y el crecimiento económico a largo plazo. Con un puntaje de 84.8 (+1.3), Singapur es la economía más competitiva del mundo en 2019, superando a Estados Unidos, que cae al segundo lugar. Hong Kong SAR (3 °), Países Bajos (4 °) y Suiza (5 °) completan los cinco primeros.

Cada indicador, o “pilar” utiliza una escala de 0 a 100, para mostrar qué tan cerca está una economía del estado ideal o “frontera” de competitividad en esa área

Sobre la base de cuatro décadas de experiencia en la evaluación comparativa de la competitividad, el índice mapea el panorama de competitividad de 141 economías a través de 103 indicadores organizados en 12 temas. Cada indicador, usando una escala de 0 a 100, muestra cuán cerca está una economía del estado ideal o “frontera” de competitividad. Los pilares, que cubren amplios elementos socioeconómicos son: instituciones, infraestructura, adopción de las TIC, estabilidad macroeconómica, salud, habilidades, mercado de productos, mercado laboral, sistema financiero, tamaño del mercado, dinamismo empresarial y capacidad de innovación.

Con un puntaje de 84.8 sobre 100, Singapur es el país más cercano a la frontera de la competitividad

Otras economías del G20 en el top 10 incluyen Estados Unidos (2º), Japón (6º), Alemania (7º) y Reino Unido (9º), mientras que Argentina (83º, dos lugares abajo) es el país con la clasificación más baja entre los países del G20.

Asia-Pacífico es la región más competitiva del mundo, seguida de cerca por Europa y América del Norte.

Estados Unidos puede haber perdido a Singapur en general, pero sigue siendo una potencia de innovación, ocupando el primer lugar en el pilar del dinamismo empresarial, el segundo en capacidad de innovación y el primero en encontrar empleados calificados.

Los países nórdicos se encuentran entre los más avanzados tecnológicamente, innovadores y dinámicos del mundo, al tiempo que proporcionan mejores condiciones de vida y protección social.

Dinamarca, Uruguay y Zimbabwe han aumentado su participación en las fuentes de energía renovables significativamente más que otros países en sus respectivos niveles de competitividad.

A pesar de los evidentes avances en el desarrollo económico, en el mundo actual vemos que hay países en los que el avance en la superación de la pobreza es lento y en que las tasas de crecimiento económico no se traducen en tasas equivalentes de aumento de riqueza para las mayorías, sino para minorías. También vemos países de los que cienes de miles de personas emigran buscando oportunidades de progreso que sus países de origen les niegan. Ciertamente, son realidades evidentes. Pero luego veremos a que se deben.

La evidencia estadística muestra que el mundo se encamina hacia una convergencia de ingresos entre países ricos y pobres.  Los primeros 200 años de desarrollo que iniciaron alrededor de 1750 crearon una gran brecha de ingresos entre los países que despuntaron con la revolución industrial y la incorporación de avances tecnológicos en sucesivas oleadas.

La primera oleada de la Revolución Industrial fue el desarrollo de la máquina de vapor y tecnologías relacionadas, incluyendo la organización de la producción de fábricas a gran escala, nueva maquinaria en el sector textil y de la confección, y nuevas técnicas para producir acero. Una segunda oleada de avances tecnológicos se produjo a mediados del siglo XIX con el ferrocarril, y aún más notablemente el telégrafo, que ofrecía las primeras telecomunicaciones instantáneas en todo el mundo, un avance fenomenal en la capacidad de información difusa a gran escala.

La segunda ola tecnológica también incluyó vapores oceánicos, comercio a escala mundial y dos grandes proyectos de infraestructura: el Canal de Suez, terminado en 1869, que acortó significativamente el tiempo de comercio entre Europa y Asia, y el Canal de Panamá, terminado en 1914, que redujo drásticamente el tiempo de comercio entre la costa este de Los Estados Unidos y los destinos en el oeste de los Estados Unidos, gran parte de América Latina y Asia oriental.

… La tercera oleada de avances tecnológicos implicó la electrificación de la industria y la sociedad urbana a finales del siglo XIX, incluyendo la invención de Edison de la bombilla incandescente y otros aparatos electrónicos. Edison, Westinghouse y otros lideraron la construcción de grandes centrales eléctricas que podían llevar electricidad a hogares, edificios de oficinas y fábricas por alambres, que era la nueva infraestructura definitoria de principios del siglo XX. El desarrollo del motor de combustión interna también fue crítico, al igual que el avance fundamental en la industria química, principalmente en Alemania, con el nuevo proceso para tomar nitrógeno atmosférico y convertirlo en amoníaco para fertilizante (el proceso Haber-Bosch). Este uso de la energía de combustibles fósiles para crear fertilizantes a base de nitrógeno fue el gran avance en el aumento de la producción de alimentos en el siglo XX, permitiendo que una gran proporción de la humanidad, aunque todavía no toda, superara el hambre crónica y los riesgos de hambruna que habían plagado siempre a la humanidad. Jeffrey D. Sachs. “The End of Poverty: Economic Possibilities for Our Time” (2005).

La primera revolución industrial comenzó en 1760 con la invención de la máquina de vapor. La máquina de vapor permitió la transición de la agricultura y la sociedad feudal al nuevo proceso de fabricación. Esta transición incluyó el uso del carbón como energía principal, mientras que los trenes eran el principal medio de transporte. El textil y el acero fueron las industrias dominantes en términos de empleo, valor de la producción y capital invertido. La segunda revolución industrial comenzó en 1900 con la invención del motor de combustión interna. Esto condujo a una era de rápida industrialización utilizando petróleo y electricidad para alimentar la producción en masa. La tercera revolución industrial comenzó en 1960 y se caracterizó por la implementación de la electrónica y la tecnología de la información para automatizar la producción. Bajo las viejas costumbres, hacer las cosas implicaban atornillar o soldar un montón de piezas juntas. La cuarta revolución industrial ahora implica el diseño de productos generados por computadora y la impresión tridimensional (3D), que puede crear objetos sólidos mediante la construcción de sucesivas capas de materiales.

Ahora una Cuarta Revolución Industrial se basa en la Tercera, la revolución digital que se está produciendo desde mediados del siglo pasado. Se caracteriza por una fusión de tecnologías que está difuminando las líneas entre las esferas física, digital y biológica.

Hay tres razones por las que las transformaciones actuales representan no sólo una prolongación de la Tercera Revolución Industrial, sino más bien la llegada de una Cuarta y distinta: velocidad, alcance e impacto en los sistemas. La velocidad de los avances actuales no tiene precedentes históricos. En comparación con las revoluciones industriales anteriores, la Cuarta está evolucionando a un ritmo exponencial en lugar de lineal. Además, está perturbando casi todas las industrias de todos los países. Y la amplitud y profundidad de estos cambios anuncian la transformación de sistemas enteros de producción, gestión y gobernanza”. (Schwab 2015)

Los principales investigadores sostienen que la cuarta revolución industrial dará forma al futuro a través de sus impactos en el gobierno y las empresas. La gente no tiene control sobre la tecnología ni sobre los cambios que vienen con la cuarta revolución industrial. Sin embargo, podemos predecir las oportunidades que vienen con la cuarta revolución industrial: 1) menores barreras entre inventores y mercados, 2) un papel más activo para la inteligencia artificial (IA), 3) la integración de diferentes técnicas y dominios (fusión), 4) mejora de nuestras vidas (robótica) y 5) la vida conectada (Internet).

… Como han señalado los economistas Erik Brynjolfsson y Andrew McAfee, esta revolución podría producir una mayor desigualdad, especialmente en su potencial para perturbar los mercados laborales. A medida que la automatización sustituye a la mano de obra en toda la economía, el desplazamiento neto de trabajadores por máquinas podría exacerbar la brecha entre los retornos al capital y los retornos a la mano de obra. Por otro lado, también es posible que el desplazamiento de trabajadores por tecnología traiga, en conjunto, un aumento neto de los puestos de trabajo seguros y gratificantes”. Klaus Schwab. Min Xu, Jeanne M. David & Suk Hi Kim. “The Fourth Industrial Revolution: Opportunities and Challenges” (2018)

La introducción de innovaciones tecnológicas se hace cada vez más rápidamente. En el caso del auto fueron cerca de seis décadas; del teléfono, cinco; y de las tarjetas de crédito, más de veinte  años. Actualmente, el tiempo en que el mercado adopta una nueva tecnología puede ser de apenas unos meses.

El siguiente gráfico dinámico permite comparar las tasas de adopción de nuevas tecnologías durante más de un siglo. Muestra que la velocidad con que se adoptan nuevas tecnologías se aumenta en años recientes. El gráfico sirve como un indicador del aumento del nivel de vida debido a los cambios tecnológicos. Haga click en el botón abajo para reproducir el gráfico dinámico.

El grado de adopción de tecnologías por zonas geográficas en el mundo se muestra en este gráfico del Foro Económico Mundial.

La Cuarta Revolución Industrial ya empezó. El siguiente artículo de Salesforce ofrece una visión general de lo que significa, las tecnologías en desarrollo, su impacto y algunos ejemplos.

En su libro sobre la Cuarta Revolución Industrial, el Dr. Klaus Schwab la describe así: “Comenzó a principios de este siglo y tuvo como base la revolución digital. Está caracterizada por un Internet mucho más móvil y mundial, por sensores más pequeños y más potentes, y por inteligencia artificial y aprendizaje automático”.

Erik Brynjolfsson y Andrew McAfee, investigadores de MIT, describen este período como “la segunda era de las máquinas”. (nota del blog: aquí está la pista para el libro más reciente de Erik y de Andrew, “Machine, Platform, Crowd. Harnessing our Digital Future” [Máquina, plataforma, multitud. Aprovechamiento de nuestro futuro digital].}

…En la Cuarta Revolución Industrial, los principales factores de los cambios asombrosos que estamos presenciando incluyen el costo decreciente de la computación y los dispositivos conectados, la facilidad de implementación de algoritmos de IA, y la caída radical del precio de la secuenciación genética. … Son los avances tecnológicos los que impulsan las revoluciones industriales. Las diez tecnologías de la Cuarta Revolución Industrial son:

  • Tecnologías que cambian el mundo físico
    • Biotecnología
    • Robótica
    • Impresión en 3D
    • Nuevos materiales
    • Internet de las Cosas (IoT)
    • Transmisión, almacenamiento y captura de energía
  • Tecnologías que cambian el mundo digital
    • Inteligencia Artificial (IA)
    • Cadena de bloques
    • Nuevas tecnologías computacionales
    • Realidad virtual y aumentada

Ahora vamos a investigar los efectos e impactos de la Cuarta Revolución Industrial. El primero de ellos es el aumento de la productividad. Las tecnologías como la IA y la automatización han aumentado nuestra capacidad productiva y mejorado la distribución de nuestro tiempo. Sin embargo, no todo es tan sencillo. Aún existen muchas cuestiones morales y éticas acerca de estas innovaciones (si quiere profundizar, consulte, por ejemplo, el argumento de la “Superinteligencia” de Nick Bostrom).

…Las tecnologías que nos rodean evolucionaron y elevaron las expectativas de los clientes. La IA, por ejemplo, ya transformó la expectativa en relación con la atención al cliente. Nuestra referencia de hoy es obtener respuestas rápidas (todo se encuentra a una búsqueda de distancia en Google), servicio personalizado e inteligente, es decir, que tome en cuenta nuestro historial y preferencias.

… Una de las consecuencias de la revolución digital es que estamos produciendo datos de manera exponencial. Aquí tienen una estadística: el 90% de los datos se crearon en los dos últimos años. Videos, fotos, tuits, publicaciones en redes sociales, blogs, sensores, la lista es extensa.

Todos esos datos son alimento para la inteligencia artificial. La IA está fomentando innovaciones en varios tipos de productos y servicios, y cuanto mayor sea el volumen de datos, mejores las predicciones.

Los algoritmos del aprendizaje automático pueden analizar esas transacciones y variables para mejorar el desempeño de los negocios. Por ejemplo, ayudan a las empresas a anticipar las necesidades de los clientes y optimizar precios.

… El Foro Económico Mundial publicó un informe sobre los puntos de inflexión de las nuevas tecnologías y sus impactos en la sociedad.

  • Estos son algunos puntos de inflexión que pueden presentarse en el 2025:
    • El 10% de las personas usarán ropa conectada a Internet;
    • Existirá el primer robot para farmacia en Estados Unidos;
    • Aparecerá el primer automóvil hecho en impresora 3D;
    • El 5% de los productos de consumo se hará en impresoras 3D;
    • El 90% de la población mundial tendrá acceso constante a Internet;
    • Los autos automáticos concentrarán el 10% de la flotilla de vehículos en Estados Unidos;
    • El 50% del tráfico de Internet en domicilios será dirigido a dispositivos y equipos domésticos;
    • Existirá la primera ciudad con más de 50,000 habitantes y ningún semáforo;
    • Se empleará la primera IA en el consejo de administración de una empresa.

A medida que se desarrolle la Cuarta Revolución Industrial, estas innovaciones recibirán un lugar en nuestra vida diaria. ¿Qué más podemos esperar para el futuro?

Los avances en poder computacional, La, robótica y ciencias de materiales pueden acelerar el cambio a productos sustentables. Las técnicas de manufactura digital, incluida la impresión en 3D, se aproximarán al proceso productivo de los clientes y lograrán que el mantenimiento de piezas sea más rápido y barato.

Las innovaciones en biotecnología pueden permitir la sustitución de huesos y el trasplante de órganos a partir de impresiones en 3D de las células del tronco de un paciente. Conforme los descubrimientos sobre el funcionamiento del cerebro avanzan, podemos crearnos la expectativa de tener implantes neurales e interfaces cerebro-máquina que solucionen las enfermedades cognitivas.

Las nuevas tecnologías energéticas pueden crear fuentes de bajo costo y sustentables para liberar al planeta de los combustibles fósiles originados en la primera revolución industrial. Qué es la Cuarta Revolución Industrial?

En cuanto a consecuencias que se perciben como negativas, veamos algunas más usuales. Por ejemplo, la sustitución de personas por robots se percibe como una amenaza que aumentaría el desempleo. La preocupación es legítima. Sin embargo, hay que tener en cuenta que toda revolución tecnológica ha afectado a las personas que trabajaban con las tecnologías que pasaron a la obsolescencia. Así ha sucedido con los empleos en la agricultura, que fueron mayoritarios hace más de un siglo y fueron sustituidos por empleos en las industrias manufactureras.

Los robots han liberado a los trabajadores de trabajos pesados, repetitivos, peligrosos y monótonos. Igual que muchas máquinas desde la primera revolución industrial hasta hoy liberaron a las personas de muchos trabajos que hoy se considerarían inhumanos y que hoy se hacen con mayor productividad, reduciendo costos y aumentando la producción. Los trabajos desplazados en la manufactura encuentran su contrapartida en la creación de empleos en el creciente sector de servicios, de modo que la tasa global de desempleo no aumenta. Obviamente, no son todas las mismas personas desplazadas de sus antiguos empleos las que encuentran un nuevo empleo, ya que se exigen diferentes conocimientos y habilidades.

La revolución industrial convirtió a la tecnología en el motor del crecimiento económico (Landes 1969, Mokyr 1990). Antes de 1750, el ingreso per cápita en el mundo se duplicaba cada 6,000 años. Desde entonces, se ha duplicado cada 50 años (DeLong 1999). Esta aceleración fue en gran parte la consecuencia de la aplicación de maquinaria en la producción, lo que nos permitió producir más con menos personas (Frey 2019). Visto desde esta perspectiva, la histeria actual de la automatización es difícil de entender. Las generaciones futuras podrían dar un salto extraordinario desde el “gran enriquecimiento” de la Revolución Industrial. Sin embargo, el proceso de industrialización en sí mismo era un asunto diferente. Los luditas, que se amotinaron contra la fábrica mecanizada, no fueron enemigos irracionales del progreso tecnológico (Citi 2019, Frey 2019). No fueron los que se beneficiaron de la mecanización, por lo que su oposición tenía sentido.

La Revolución Industrial sentó las bases del mundo moderno en el que vivimos hoy, pero llegar allí implicó una transición dolorosa. Incluso cuando el crecimiento del PIB per cápita despegó, las ganancias del crecimiento no llegaron a los bolsillos de la gente promedio. Los salarios reales estaban estancados o incluso cayendo para algunos. A medida que los ingresos de los artesanos desaparecieron, a medida que sus trabajos fueron reemplazados por máquinas, las ganancias del crecimiento fueron para los industriales, quienes vieron duplicar su tasa de ganancias (Allen 2009). Esto llevó a Friedrich Engels a concluir que los industriales propietarios de máquinas se hicieron “ricos en la miseria de la masa de asalariados”. Como señaló el eminente Eric Hobsbawm, la Revolución Industrial comenzó con la construcción de las primeras fábricas y terminó con la publicación del Manifiesto Comunista (Hobsbawm 1962).

¿Por qué los trabajadores participaron en la Revolución Industrial Británica si redujo su utilidad? La respuesta simple es que no lo hicieron. Además de los disturbios, con frecuencia solicitaron al parlamento que bloqueara la introducción de maquinaria. No solo se ignoró su voz, sino que el ejército británico se enfrentó con ingleses que destruyeron máquinas. …

¿Qué habría escrito Friedrich Engels si hubiera vivido hoy? Como han señalado los historiadores de la economía, nuestra era de la informatización ha causado un vaciado similar de los trabajos de ingresos medios como lo hizo la fábrica mecanizada en el siglo XIX (Katz y Margo 2013). Además, al igual que la mecanización durante la Revolución Industrial provocó la caída de la participación laboral del ingreso nacional, la participación laboral decreciente en todos los países está vinculada a la automatización de los empleos de ingresos medios y la reasignación de los trabajadores a empleos de servicios de bajos ingresos. De hecho, en un reciente estudio de varios países, el FMI concluyó que “el avance tecnológico, medido por el cambio a largo plazo en el precio relativo de los bienes de inversión, junto con la exposición inicial a la rutina, han sido los principales contribuyentes a la disminución de la participación del ingreso laboral en las economías avanzadas” (Dao et al. )

Al igual que durante la Revolución Industrial, los perdedores de la tecnología exigen cambios. … Si bien la respuesta política hasta ahora se ha centrado principalmente en la globalización y sus descontentos, muchos ciudadanos ahora también favorecen las políticas para frenar la revolución de los robots. Según una encuesta de Pew Research en 2017, el 85% de los encuestados en los EE. UU. Están a favor de políticas para restringir el uso de máquinas más allá del trabajo peligroso. Mientras tanto, las propuestas para imponer impuestos a los robots para reducir el ritmo de la automatización ahora figuran en el debate tanto en los EE. UU., Europa y Corea. En los Estados Unidos, Andrew Yang incluso ha convertido la automatización en el tema clave de su apuesta por la Casa Blanca en 2020. El impulso ludita podría regresar. …

Podríamos decir que estamos en medio de otra revolución en robótica e inteligencia artificial, que amenaza con hacer que muchos trabajos sean redundantes (Citi 2015, Frey y Osborne 2017). Y como hemos visto, tales tecnologías históricamente han provocado una resistencia generalizada. Si se bloquean las nuevas tecnologías porque algunas personas temen perder sus empleos, el crecimiento y la prosperidad a largo plazo sufrirán como consecuencia. La revolución industrial fue el comienzo de una transformación extraordinaria que benefició a todos a largo plazo. La robótica avanzada y la inteligencia artificial tienen el potencial de hacer lo mismo, pero cosechar los beneficios de las tecnologías en el horizonte requerirá administrar el corto plazo. Carl Benedikt Frey, Ebrahim Rahbari  Automation and its enemies, Nov. 2019.

Otra preocupación que ha ido en aumento son los daños al medio ambiente causados por la industrialización como la contaminación ambiental y el cambio climático asociado a la misma. La digitalización ya ha reducido la cantidad de papel que antes se consumía, evitando la tala de gran cantidad de árboles. La presente revolución tecnológica ya ha desarrollado y continúa desarrollando nuevas fuentes de energía limpia para el uso en las industrias y consumidores finales, sistemas de reciclaje, de reducción y eliminación segura de desechos, sistemas de reducción de consumo de energía, sistemas masivos de repoblación forestal, de limpieza de aire y aguas contaminadas, haciendo que las regulaciones sean cada día más exigentes para proteger el medio ambiente.

Hasta la alimentación como la conocemos ahora está siendo transformada. La preocupación por los efectos de la ganadería y las granjas avícolas ha dado lugar a la creación de imitaciones de carne de res y de pollo recientemente lanzadas al mercado.

A nivel mundial, el nivel educativo es más alto que nunca, pero existen notables diferencias en cuánto aprenden los niños en la escuela. En una nueva base de datos, que abarca 160 economías, se armonizan resultados de pruebas regionales e internacionales para calcular los años reales de escolarización que tienen los niños. El promedio de los puntajes de las pruebas oscila entre 600 de los países con el mejor desempeño y 300 de aquellos con el peor desempeño (con un puntaje de 400 como punto de referencia para un nivel de competencia mínimo). Las diferencias se deben a la salud y la nutrición deficientes de los niños en los países de ingreso más bajo, la menor cantidad de años en la escuela (alrededor de 260 millones de niños y jóvenes no asisten a la escuela en absoluto), el ausentismo docente, los profesores que no cumplen con normas de competencia, y la fragilidad, los conflictos y la violencia. La base de datos sobre aprendizaje forma parte del Proyecto de Capital Humano del Grupo Banco Mundial, que incluye una clasificación de los países de acuerdo con sus resultados en salud y educación.

En 2019 se prevé que el 70% de la economía mundial experimente una desaceleración en su crecimiento, lo que no quiere decir que vaya a caer en recesión. La verdad es que la economía mundial no crece permanentemente a una tasa estática, sino que hay años con mayor crecimiento que otros. En el siguiente gráfico se observan las variaciones en las tasas de crecimiento del PIB mundial, mostrando el comportamiento cíclico de las mismas. En el período 1961-2018, solamente en 1964, 1968, 1969 y 1973 hubo un crecimiento del 6% o un poco más y el último año con una tasa mayor de 5% fue 1976. Posterior a ese año, las mayores tasas apenas sobrepasan el 4%, más bien han promediado un 3%. El único año en que la economía mundial se contrajo (-1.7%) es 2009.

Después de la Segunda Guerra Mundial, el mundo ha tendido a eliminar progresivamente las barreras comerciales entre países lo que permitió un largo período de crecimiento económico en el mundo. La desaceleración del crecimiento de la economía mundial en 2018, a partir de la guerra de aranceles entre China y Estados Unidos, ha causado una reducción en las exportaciones de los principales países exportadores. La guerra comercial está incidiendo en una reducción de la producción industrial.

El Informe de competitividad global 2019 del Foro Económico Mundial indica que no todo es color de rosa y que persisten problemas en varios países para lograr erradicar el hambre y la pobreza.

El crecimiento económico sostenido sigue siendo la ruta más segura para salir de la pobreza y un motor central del desarrollo humano. Durante la última década, el crecimiento ha sido moderado y sigue siendo inferior al potencial en la mayoría de los países en desarrollo, lo que obstaculiza gravemente el progreso en varios de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) 2030 de la ONU. El panorama de competitividad de 2019 no es un buen augurio. Los países individuales, la comunidad de ayuda y todas las partes interesadas deben intensificar sus esfuerzos con urgencia. Los países individuales, la comunidad de ayuda y todas las partes interesadas deben intensificar sus esfuerzos con urgencia El mundo no está en camino de cumplir ninguno de los ODS. Los países menos adelantados han incumplido el objetivo de crecimiento del 7% cada año desde 2015. La reducción de la pobreza extrema se está desacelerando. 3.400 millones de personas, o el 46% de la población mundial, vivían con menos de $ 5.50 por día y luchaban por satisfacer las necesidades básicas. Después de años de disminución constante, el hambre ha aumentado y ahora afecta a 826 millones, o una de cada nueve personas, en comparación con 784 millones en 2015. Un total del 20% de la población de África está desnutrida. Es casi seguro que se perderá el objetivo de “hambre cero”. El índice muestra que hay poco determinismo y fatalismo en el proceso de desarrollo económico. El crecimiento económico no ocurre en el vacío. Se requieren algunos elementos básicos para impulsar el proceso de desarrollo, y se necesitan más para mantenerlo. En el contexto geopolítico volátil actual, y con una probable recesión por delante, la creación de resiliencia económica a través de una competitividad mejorada es crucial, especialmente para los países de bajos ingresos. Por lo tanto, a medida que las políticas monetarias comienzan a agotarse, es crucial que las economías confíen en la política fiscal y los incentivos públicos para impulsar la investigación y el desarrollo, mejorar la base de habilidades de la fuerza laboral actual y futura, desarrollar nuevas infraestructuras e integrar nuevas tecnologías. World Economic Forum. Informe de competitividad global 2019

Sin embargo, como hemos visto, las caídas en la producción se han producido en varias otras ocasiones y la economía vuelve a repuntar. Los expertos concuerdan en que las tendencias a mediano y largo plazo indican un crecimiento continuo.

En este artículo, escrito hace cinco años, Ben Carlson aporta importantes argumentos sobre la continuidad del crecimiento económico futuro y la mejora del nivel de vida de la población.

“La humanidad ahora está entrando en un período de transformación radical en el que la tecnología tiene el potencial de elevar significativamente los estándares básicos de vida para cada hombre, mujer y niño en el planeta”. – Peter Diamandis

Hay algunas personas bien educadas por ahí argumentando que el crecimiento económico en el futuro no podrá mantenerse al día con los promedios a los que nos hemos acostumbrado en el pasado.

Esto podría conducir a rendimientos mucho más bajos en los mercados financieros y a un menor nivel de vida. La desigualdad de riqueza continúa ampliando la brecha entre los que tienen y los que no tienen, creando aún más municiones para el desastre que se avecina.

Es fácil dejarse atrapar por esta línea de pensamiento porque generalmente los doctores que presentan el caso tienen modelos complejos y una narrativa para respaldar sus afirmaciones. En un futuro incierto, a veces es fácil pasar a una visión pesimista sobre hacia dónde se dirigen las cosas.

¿Qué pasa si las personas están subestimando el potencial del futuro crecimiento económico mundial y la innovación? Cualquiera que tenga un teléfono inteligente tiene mejores capacidades de telefonía móvil que el presidente de los EE. UU. Hace 25 años y un mejor acceso a la información que el presidente hace 15 años (piense en Google). Es imposible predecir lo que puede suceder cuando el crecimiento exponencial se afianza porque significa que las mejoras se desarrollan sobre sí mismas de manera muy similar al interés compuesto por los esteroides.  

Diamandis argumenta que la mayoría de las personas ni siquiera pueden comenzar a imaginar adónde nos llevará el progreso tecnológico continuo porque es difícil comprender el crecimiento exponencial. Y no en un futuro lejano dentro de cientos de años. Regreso al futuro II podría estar aquí antes de lo que pensamos. Él dice que para la década de 2030 podríamos ver grandes avances en todos nuestros problemas más importantes. Estos son algunos de los posibles solucionadores de problemas:

      • Fuentes baratas y amplias de energía reutilizable (solar)
      • Agricultura más inteligente (semillas genéticamente modificadas y carne cultivada a partir de células madre)
      • Tecnologías de robot (para conducir nuestros automóviles y cuidar a los ancianos)
      • Agua limpia en todo el mundo (sistemas portátiles de purificación de agua)
      • Mejor atención médica (los médicos usarán tecnologías de laboratorio en un chip para ejecutar cientos de diagnósticos en cuestión de minutos desde una gota de saliva o sangre a través de su teléfono inteligente)
      • Filantropía (busque la promesa de donación)
      • Dispositivos domésticos interconectados (todo con un enchufe será más eficiente y estará conectado mediante una dirección IP a través de Internet que puede controlar)
      • Educación para todos (aprenda en cualquier parte del mundo con acceso a Internet Wi-Fi)

Los beneficios de áreas como la educación mejorada también podrían conducir a una mayor libertad y democracia en los países opresivos, aunque esto podría llevar algún tiempo.

Pero si se cumple una fracción de lo que pronostica, esto podría significar (1) niveles de vida más altos en todo el mundo, (2) una creciente clase media de consumidores para comprar productos, ahorrar e invertir, y (3) tecnologías saliendo a la luz que una vez solo estaban reservadas para el cine.

Sin mencionar el hecho de que muchos de estos avances podrían ayudar a cerrar la brecha de la riqueza y sacar a miles de millones de personas de la pobreza (Muchos ven una situación en la que los ricos continúan enriqueciéndose con el progreso tecnológico, pero Diamondis argumenta que realmente tener un impacto mucho mayor en los pobres que en los ricos).

El punto es que nadie tiene idea de la forma del futuro, especialmente cuando se trata de pronosticar desarrollos económicos y tecnológicos. Elijo creer que las personas seguirán queriendo mejorar sus vidas, innovar, ser más inteligentes, ayudar a otros y mantener el motor de crecimiento en la dirección correcta. What if the Future is Better Than We Think? por Ben Carlson, 2014.

No en vano, renombrados economistas reconocen que el sistema de mercado y la libertad de los individuos para elegir qué producir, cómo producir y para quién producir es el único que ha podido crear riqueza y elevar el nivel de vida de las personas.

…”.soy liberal precisamente porque me interesa eliminar la pobreza del Tercer Mundo. Además de creer firmemente que la libertad de los individuos es el valor sobre el que deben fundamentarse la sociedad y la economía (la palabra liberal tiene el mismo origen etimológico que la palabra libertad), estoy profundamente convencido de que la libertad de elección individual dentro de la economía de mercado es un gran mecanismo, quizá el mejor mecanismo que jamás haya inventado el hombre, para crear riqueza y bienestar. Y la historia nos lo demuestra. Tal como dice el economista americano Paul Krugman, «el espíritu mercantil y el afán de lucro han hecho más para un gran número de gente pobre que toda la ayuda humanitaria y todos los créditos blandos concedidos por todos los gobiernos y todas las ONG del mundo a la vez».”  Xavier Sala i Martin. Economía liberal para no economistas y no liberales (2001)

Todas las sucesivas oleadas de cambios introducidos por las innovaciones tecnológicas han permitido la creación de más y más bienes y servicios, no solamente ampliando la cantidad producida y reduciendo los precios, sino también mejorando la calidad y características, pero también de productos nuevos y previamente inexistentes, para satisfacer las crecientes demandas de los consumidores, que aumentan en la medida en que aumentan sus ingresos.

Si hay un lugar donde la innovación tecnológica es la dinámica central de las actividades diarias ese es Silicon Valley en California. Estas son algunas de las impresiones de Moisés Naim durante su visita a Silicon Valley:

“Acabo de pasar unos días en Silicon Valley. Desde este valle de California emanan con frecuencia nuevas tecnologías que cambian la vida de millones de personas en todo el mundo. Estuve conversando con inventores, emprendedores e inversionistas, así como con los jefes de las empresas donde trabajan. Muchas de ellas generan cuantiosas ganancias y otras aún no, y quizá nunca lo hagan. Las más sorprendentes son aquellas que son adquiridas por montos enormes a pesar de que sus ingresos son relativamente bajos.

WhatsApp, fue creada en 1999 y contando con 55 empleados y 20 millones de dólares de ingresos en 2014 fue comprada por Facebook por 19 mil millones de dólares.

Una tendencia que se ha acelerado es la de empresas basadas en internet con enorme éxito y sin fines de lucro; sólo quieren hacer el bien. Una de las más destacadas es el Khan Academy, creada por Salman Khan, un joven emprendedor que está revolucionando la educación a escala mundial. Otro ejemplo lo aportan Vint Cerf, uno de los creadores de internet que junto con sus colegas renuncio a monetizar su creación.

Hablar de cambio en Silicon Valley resulta como hablar de pan en una panadería: es lo que allí se hace. De eso viven, sólo en eso piensen, ya eso dedican el inmenso talento que allí se concentra y la imaginable cantidad de dinero listo para apostar por las ideas más audaces.

Es la cultura inherente a Silicon Valley: la ambición, la búsqueda de grandes números de usuarios, la propensión al solucionismo, es decir, la suposición de que todo problema tiene solución y que muy probablemente esa solución implica el uso de internet. Es una cultura de jóvenes, de gente que viene de todas partes del mundo, donde lo que importa es lo que uno sabe o lo que uno puede inventar, no donde nació, su color de piel, su acento, cómo viste o quiénes son sus padres. Es la meritocracia más intensa que he visto. También es una cultura que desdeña al gobierno, las organizaciones jerárquicas y centralizadas. En cambio, venera la informalidad, la agilidad, la movilidad, la inteligencia y sobre todo la propensión al riesgo y, más correctamente el no tenerle miedo al fracaso.

Mientras que en otras culturas un fracaso deja una marca negativa e indeleble en la reputación de una persona, en Silicon Valley el fracaso es visto como un valioso aprendizaje que ayuda a evitar errores en el futuro. Cabe también destacar que Silicon Valley se podría llamar el valle de los hombres: el número de mujeres es sorprendentemente bajo.

En esta visita detecte algunos cambios. Hay más empresas, más tecnologías, más iniciativas, más incursión en nuevos sectores -de automóviles a energía exploración espacial-; hay más dinero disponible para la inversión y más ganas de tener clientes fuera de Estados Unidos.

Muchas de las compañías recién creadas son micro multinacionales: desde el inicio nacen con la ambición de operar mundialmente.

Otra tendencia que detecte es que, aunque no lo reconozcan, los gigantes se sienten inseguros. Google, Facebook y otra de las empresas más grandes sienten la presión de consumidores que se rebelan ante alguna de sus prácticas y de gobiernos dispuestos endurecer las regulaciones.

Finalmente ¿cuáles son las principales sorpresas que nos legará el Silicon Valley en los próximos años? Imposible saberlo. Pero me arriesgo a señalar tres sectores que aportan dan innovaciones muy transformadoras. Uno es el campo de la energía, dónde habrá interesantes inventos relacionados con el almacenamiento y la mejora de baterías de gran tamaño, así como tecnologías más limpias y menores costos.

El segundo es el “internet de las cosas”, es decir, la creciente interconexión de todo tipo de aparatos y objetos a través de red. Se espera que muy pronto internet esté conectando entre sí más objetos (desde electrodomésticos a reservas de farmacia) que personas. Un tercer sector es la salud: me llevé la impresión de que veremos interesantes avances en tecnologías que mejoran la calidad de vida de los ancianos y otras que aumenten drásticamente la eficiencia y abarata en la prestación de servicios médicos y hospitalarios. Y muchas más de la popularización del dinero virtual como el Bitcoin o la exploración del espacio o la proliferación de robots de todo tipo”. (Moisés Naim en “Repensar el mundo 111 sorpresas del siglo XXI”.

No hay duda de que el talento y el espíritu emprendedor, la meritocracia, la libertad individual y el desarrollo de las fuentes de financiamiento son los factores que han hecho posible lo que ocurre en Silicon Valley. Sin el entorno de una economía de mercado competitiva y un sistema político democrático, es imposible desarrollar esos factores.

Sin embargo, la presente revolución tecnológica también trae perdedores, particularmente las personas que se verán afectadas por la robotización, que combinada con la globalización afectará muchos de los trabajos actuales, fenómeno para el que Richard Baldwin acuña la palabra globótica. Este tema lo aborda en un artículo, del cual extraigo estos párrafos:

… Nuestra capacidad de recopilar, transmitir, almacenar y procesar información digital se duplica cada año más o menos, y esto, a su vez, está creando un nuevo tipo de globalización que es virtual, y un nuevo tipo de robot que puede pensar. 

La tecnología de ‘presencia virtual’ y la traducción automática instantánea permitirán a los extranjeros talentosos que se encuentran en el extranjero brindar servicios en nuestras oficinas y espacios de trabajo. Será casi como si estos trabajadores remotos estuvieran realmente allí con nosotros. Una forma de inteligencia artificial (IA) conocida como ‘aprendizaje automático’ es enseñar a las computadoras a automatizar tareas que involucran el reconocimiento de patrones basado en la experiencia, tareas que son comunes en trabajos profesionales, administrativos y de servicio. La parte de más rápido crecimiento del mercado de software empresarial, puede sorprenderse al aprender, es la automatización robótica de procesos (RPA), las aplicaciones que utilizan el aprendizaje automático para observar y luego copiar estas tareas.

Estos cambios desordenarán los trabajos del sector profesional y de servicios radicalmente más rápido que la globalización interrumpió el sector manufacturero. La globalización tradicional fue impulsada por un aumento en línea recta en nuestra capacidad de enviar mercancías. AI y RI pueden crecer exponencialmente. 

Nuestros cerebros, que evolucionaron para comprender un mundo a poca distancia, encuentran que el crecimiento exponencial es inverosímil. El crecimiento exponencial significa que cada paso es dos veces el tamaño del anterior. Si pudieras duplicar la longitud de tu zancada cada vez que das un paso, tu zancada 23 podría llevarte de Nueva York a Los Ángeles. 

Globotics avanza exponencialmente, debido a tres leyes digitales: la Ley de Moore, la Ley de Gilbert y la Ley de Metcalf (ver mi secuencia de blogs ). También es la razón por la que tantas personas no son conscientes de cuán revolucionarios serán los cambios o viven negando la rapidez con la que vendrán. 

La revolución globótica promete un futuro maravilloso. Todos podríamos prosperar en una sociedad más justa y más humana. El peligro radica en una reacción neoludita.

Con su ritmo y enfoque en el servicio y los trabajos profesionales, la globótica podría destruir los cimientos de la prosperidad de la clase media en América del Norte y Europa….

Muchos de estos trabajos están en los sectores que los ‘globots’ interrumpirán. Si millones de vidas caen en desorden y las comunidades se ven afectadas, probablemente no veremos una actitud de “mantener la calma y continuar”. Existe una gran posibilidad de que haya una reacción violenta. 

El desplazamiento de empleos será impulsado al ritmo de la tecnología digital, porque el desplazamiento de empleos es el modelo de negocio. El reemplazo de trabajo, por el contrario, está impulsado al ritmo del ingenio humano y el espíritu empresarial, que será mucho más lento.

Toda gran transformación crea triunfos para quienes pueden aprovechar las oportunidades y tragedias para quienes no pueden. Preparar a la sociedad para la agitación requiere una comprensión profunda de las fuerzas técnicas, económicas y políticas que configuran la globótica, ya que no habrá una receta universal para el éxito. Los cambios están llegando demasiado rápido y de muchas maneras para que funcione una fórmula única para todos. Las personas tendrán que pensar qué significa la globotics para su situación particular.

 Puedo pensar en tres principios:

    1. Las viejas reglas no funcionarán. La regla estándar para prosperar en la era de la globalización era obtener más habilidades. Esto no funcionará en la era de la globótica, porque los globots tienen muchas habilidades. 
    2. No compitas con los globots . Aléjese de las habilidades basadas en el reconocimiento de patrones basado en la experiencia y hacia tareas que requieren contacto frecuente y en persona, que los globots no pueden copiar. 
    3. Vea su humanidad como una ventaja, no una desventaja . Los humanos tienen ventajas únicas sobre los globots en cosas como conocimiento cultural local, juicio, empatía, intuición, creatividad y comprensión de interacciones complejas entre equipos de humanos. Con la preparación adecuada, deberíamos ser capaces de utilizar las funciones de aprendizaje rápido y ahorro de tiempo de globotics para hacernos más productivos a nosotros mismos y a nuestras empresas y responder mejor a las oportunidades y desafíos competitivos. Richard Baldwin. Sense and nonsense in the public discussion of the future of work. Nov. 2019.

Carl O. Pabo, fundador y presidente de Humanity 2050, además de reconocer que ha “mejorado claramente la vida diaria de la mayoría de la humanidad”, advierte en un artículo más reciente de la necesidad de abordar el desarrollo tecnológico con un enfoque integrador, dadas las externalidades y efectos negativos secundarios en el uso de algunas tecnologías. Dice:

En los últimos cientos de años, la ciencia y la tecnología, guiadas por la razón y el conocimiento, han mejorado claramente la vida diaria de la mayoría de la humanidad. Pero el progreso no es lineal. Cada avance produce algún tipo de interrupción y efectos secundarios que la sociedad lucha por abordar.

Por ejemplo, el proceso Haber-Bosch para la fijación artificial de nitrógeno aumentó los rendimientos agrícolas, pero ha provocado que las vías fluviales de todo el mundo se contaminen con la escorrentía debido al uso excesivo de algunos fertilizantes. Los clorofluorocarbonos, utilizados como refrigerantes, causaron el agujero de ozono, pero los esfuerzos para reemplazarlos dieron lugar a hidrofluorocarbonos , que son peligrosos gases de efecto invernadero. Y aunque los antibióticos han salvado cientos de millones de vidas, ahora se usan tan ampliamente que las cepas resistentes a los medicamentos se han convertido en un nuevo riesgo para la salud humana. Hay muchos más ejemplos de este tipo en todas las áreas de la ciencia y la tecnología. … Las empresas que desarrollan nuevas tecnologías, por ejemplo, deben evaluar y mitigar los riesgos en puntos clave de los procesos de investigación, desarrollo e implementación.

… La democracia y el capitalismo, junto con la ciencia moderna, han dado lugar a un notable florecimiento del pensamiento, la creatividad, la expresión y la invención, que ha consolidado la suposición de larga data de que el conocimiento, y las perspectivas de control humano de nuestro destino, aumentarían constantemente. Pero ahora hemos entrado en una fase en la que la complejidad creciente está creando un mundo que nadie entiende en detalle. … Este es un llamado a la acción global, digno de nuestras mentes más brillantes. Carl O. Pabo. Escapando de la trampa de la complejidad global. Enero 2020.

El Foro Económico Mundial ya está trabajando “para garantizar que las tecnologías nuevas y emergentes ayuden, no perjudiquen, a la humanidad”.

El Foro Económico Mundial fue el primero en llamar la atención del mundo sobre la Cuarta Revolución Industrial, el período actual de cambio sin precedentes impulsado por los rápidos avances tecnológicos. Las políticas, las normas y los reglamentos no han podido seguir el ritmo de la innovación, creando una creciente necesidad de llenar este vacío.

El Foro estableció el Centro para la Red de la Cuarta Revolución Industrial en 2017 para garantizar que las tecnologías nuevas y emergentes ayuden, no perjudiquen, a la humanidad en el futuro. Con sede en San Francisco, la red lanzó centros en China, India y Japón en  2018 y está estableciendo rápidamente Centros de afiliados administrados localmente en muchos países de todo el mundo.

La red global está trabajando en estrecha colaboración con socios del gobierno, las empresas, la academia y la sociedad civil para codiseñar y poner a prueba marcos ágiles para gobernar tecnologías nuevas y emergentes, incluida la inteligencia artificial (IA) , vehículos autónomosblockchainpolítica de datoscomercio digitaldronesinternet de las cosas (IoT)medicina de precisión e innovaciones ambientales. Briony Harris. Este es el mayor riesgo que enfrentamos con la IA, por el CEO de Google Sundar Pichai. Enero, 2020.

Confío en que las mentes brillantes continuarán creando novedosas formas de mejorar cada vez más el nivel de vida de los ciudadanos.  Lamentablemente, son unos pocos. Los muchos, la mayoría que solo espera a disfrutar de lo que los pocos hacen, podrían verse tentados a elegir lideres políticos y autoridades que poco o nada comprenden sobre cómo funciona el motor de las economías y estancar el progreso. con medidas insensatas.

Arturo J. Solórzano
Febrero, 2020 

Wicksteed sobre la plusvalía

El clérigo estudioso de Dante y economista del XIX y principios del siglo XX, Philip Wicksteed,  escribió un notable artículo de crítica de Marx de que apareció en octubre de 1884, un año después de la muerte de Marx, en la revista socialista inglesa To-day. Un argumento en ese artículo no ha recibido la atención que merece. Da un golpe fatal a la tesis de la plusvalía de Marx.

Marx defiende la teoría laboral del valor, y la usa para explicar cómo los capitalistas obtienen ganancias. Según esta teoría, el valor de una mercancía es el tiempo de trabajo socialmente necesario requerido para producirlo. En el sistema capitalista, los trabajadores venden su fuerza de trabajo al empleador. El costo de la fuerza de trabajo, entonces, es el tiempo socialmente necesario requerido para producirlo. Marx considera que este es el tiempo socialmente necesario para producir los bienes que permiten a los trabajadores sobrevivir y reproducirse. Suponga que un trabajador trabaja durante diez horas cada día y suponga además que el costo de la fuerza laboral es de solo seis horas. Luego, el empleador obtiene cuatro horas adicionales, y esto es lo que Marx llama “plusvalía”. El empleador no ha pagado al trabajador menos de lo que vale, según la teoría del valor laboral, pero aún así gana un valor extra. Recuerda, según Marx,

Como explica Marx en Valor, Precio y Ganancia:

Al comprar el poder de trabajo del trabajador y al pagar su valor, el capitalista, como cualquier otro comprador, ha adquirido el derecho de consumir o usar la mercancía comprada. Consume o usa la  fuerza de trabajo de un hombre haciéndolo trabajar, como consume o usa una máquina haciéndola funcionar. Al comprar el valor diario o semanal del poder de trabajo del trabajador, el capitalista, por lo tanto, adquirió el derecho de usar o hacer esa fuerza de trabajo durante todo el día o la semana

El valor de la fuerza de trabajo está determinado por la cantidad de trabajo necesario para mantenerlo o reproducirlo, pero el  uso  de ese poder de trabajo solo está limitado por las energías activas y la fuerza física del trabajador. El valor diario o semanal de la fuerza de trabajo es bastante distinto del ejercicio diario o semanal de ese poder, lo mismo que la comida que un caballo quiere [es decir, necesita] y el tiempo que puede transportar al jinete son bastante distintos. La cantidad de trabajo por la cual el valor de la fuerza de trabajo del trabajador es limitado, de ninguna manera constituye un límite para la cantidad de trabajo que su fuerza de trabajo es apta para realizar.

Wicksteed usa la teoría subjetiva del valor para mostrar lo que está mal con este argumento. Él dice:

Solo resta aplicar nuestros resultados a la teoría de la plusvalía de Marx. La piedra angular del argumento por el cual se apoya esa teoría es, como hemos visto, la proposición de que el valor de la fuerza de trabajo [la traducción de Wicksteed del término alemán para “poder de trabajo”] está fijado por la cantidad de trabajo necesaria para producirlo, mientras que al emplearse, esa misma fuerza de trabajo se licua en una mayor cantidad de trabajo de la necesaria para producirla, de modo que si un hombre compra la fuerza de trabajo a su valor, podrá extraer al final de su negociación más trabajo (y, por lo tanto, más valor) del que le dedica al otro.

Sin embargo, ahora hemos aprendido que el valor no depende de la “cantidad de trabajo contenido” y no siempre coincide con él. ¿En qué condiciones coincide así? ¿Y la fuerza laboral cumple con esas condiciones? Siempre que el trabajo se pueda dirigir libremente a la producción de A o B opcionalmente, de modo que x días de trabajo se puedan convertir a voluntad en y unidades de A, o z unidades de B, entonces, pero solo entonces, el trabajo se dirigirá a la producción de una u otra unidad hasta que la abundancia o escasez relativa de A y B sea tal que las unidades y de A sean tan útiles en el margen de suministro como las unidades z de B. Entonces se alcanzará el equilibrio.

Por ejemplo, suponga que la mano de obra se puede cambiar fácilmente entre la producción de libros y periódicos. Luego, de acuerdo con la teoría subjetiva del valor, el trabajo cambiará hasta que no haya ganancias en la utilidad al cambiar las cantidades de periódicos y libros producidos. Wicksteed, que sigue a Jevons, dice que la mano de obra cambiará hasta que las unidades de periódicos y libros tengan la misma utilidad. (Mises y Rothbard no lo expresarían de esta manera, pero para nuestros propósitos esto no es relevante).

Sin embargo, ¿qué sucede cuando la mano de obra no se puede cambiar fácilmente para producir una cantidad diferente de un bien en particular? Entonces, dice Wicksteed, no hay razón para pensar que el valor del bien estará relacionado con la cantidad de tiempo de trabajo necesario para producirlo. Y, crucialmente, la fuerza laboral es un bien de este tipo.

Pero si hay alguna mercancía C, para cuya producción un hombre que tiene trabajo a su disposición no puede dirigir ese trabajo a su voluntad, entonces no hay razón alguna para suponer que el valor de C tendrá alguna relación con el cantidad de trabajo que contiene, porque su valor está determinado por su utilidad en el margen de la oferta, y por hipótesis está fuera del poder del trabajo aumentar o disminuir ese margen.

Ahora, este es el caso de la fuerza laboral en todos los países en los que el trabajador no es personalmente un esclavo. Si obtuve por compra o de otra manera el derecho de aplicar una cierta cantidad de mano de obra a cualquier propósito que elija, no puedo dirigirlo a mi elección a la producción de sombreros (por ejemplo) o a la producción de fuerza laboral, a menos que yo viva en un país donde tener esclavos es posible; y, por lo tanto, no existe una ley económica cuya acción lleve el valor de la fuerza laboral y el valor de otras mercancías a la proporción de las cantidades de trabajo, respectivamente, incorporadas en ellas.

El punto brillante de Wicksteed es que, fuera de un sistema en el que los empleadores podrían ordenar a los trabajadores que produzcan más trabajadores, la fuerza laboral no es un bien que los empleadores puedan cambiar fácilmente para producir más fuerza laboral. Solo si la fuerza de trabajo pudiera cambiarse para producir más fuerza de trabajo, su valor estaría relacionado con el tiempo necesario para producirlo, es decir, con el costo de producir y reproducir al trabajador. Por lo tanto, la tesis de Marx de la plusvalía falla. Wicksteed on Surplus Value

Karl Marx y la Conclusión de su Sistema o La Conclusión del Sistema Marxiano

INTRODUCCIÓN

Como autor, Karl Marx fue envidiablemente afortunado. Nadie afirmará que su trabajo puede clasificarse entre los libros que son fáciles de leer o fáciles de entender. La mayoría de los otros libros habrían encontrado su camino hacia la popularidad sin esperanza si hubieran trabajado bajo un lastre aún más ligero de dialéctica dura y deducción matemática agotadora. Pero Marx, a pesar de todo esto, se ha convertido en el apóstol de amplios círculos de lectores, incluidos muchos que, por regla general, no se dedican a la lectura de libros difíciles. Además, la fuerza y ​​la claridad de su razonamiento no eran tales como para obligar al asentimiento. Por el contrario, los hombres que se clasifican entre los pensadores más serios y valorados de nuestra ciencia, como Karl Knies, habían sostenido desde el principio, por argumentos que era imposible ignorar, que la enseñanza marxista estaba acusada de arriba debajo de todo tipo de contradicciones, tanto de lógica como de hecho. Podría haber sucedido fácilmente, por lo tanto, que el trabajo de Marx podría no haber encontrado ningún favor con ninguna parte del público, no con el público en general porque no podía entender su dialéctica difícil, y no con los especialistas porque entendían sus debilidades demasiado bien. Como una cuestión de hecho. Sin embargo, ha sucedido lo contrario.

…Esta fe fue, además, en un caso sometida a una prueba inusualmente severa. Marx había enseñado en su primer volumen que todo el valor de las mercancías se basaba en el trabajo incorporado en ellas, y que en virtud de esta “ley del valor” se deben intercambiar en proporción a la cantidad de trabajo que contienen; que, además, la plusvalía o ganancia que recae sobre el capitalista era el fruto de la extorsión practicada al trabajador; que, sin embargo, la cantidad de plusvalía no era proporcional a la cantidad total del capital empleado por el capitalista, sino solo a la cantidad de la parte “variable”, es decir, a la parte del capital pagada en salarios mientras que el “capital constante”, el capital empleado en la compra de los medios de producción, no agregó plusvalía. Sin embargo, en la vida diaria, la ganancia de capital es proporcional al capital total invertido; y, en gran parte por esta razón, los productos no se intercambian como un hecho en proporción a la cantidad de trabajo incorporado en ellos. Aquí, por lo tanto, había una contradicción entre el sistema y el hecho que apenas parecía admitir una explicación satisfactoria. La evidente contradicción tampoco escapó del propio Marx. Él dice con referencia a ella: “Esta ley” (la ley, a saber, que la plusvalía es proporcional solo a la parte variable de la capital), “claramente contradice toda experiencia prima facie”. Pero al mismo tiempo declara que la contradicción es solo aparente, cuya solución requiere muchos enlaces faltantes, y será pospuesta a volúmenes posteriores de su trabajo. La crítica experta pensó que podría aventurarse a profetizar con certeza que Marx nunca redimiría esta promesa, porque, como trató de demostrarlo de manera elaborada, la contradicción era insoluble. Sin embargo, su razonamiento no causó ninguna impresión en la masa de los seguidores de Marx. Su simple promesa superaba todas las refutaciones lógicas.

El suspenso se volvió más difícil cuando se vio que en el segundo volumen del trabajo de Marx, que apareció después de la muerte del maestro, no se había hecho ningún intento hacia la solución anunciada (que, según el plan de todo el trabajo, estaba reservada para el tercer volumen), ni siquiera se dio la más mínima indicación de la dirección en la que Marx propuso buscar la solución. Pero el prefacio del editor, Friedrich Engels, no solo contenía la afirmación positiva reiterada de que la solución fue dada en el manuscrito dejado por Marx, sino que también contenía un desafío abierto, dirigido principalmente a los seguidores de Rodbertus, que, en el intervalo anterior de la aparición del tercer volumen, deberían, con sus propios recursos, intentar resolver el problema “cómo, no solo sin contradecir la ley del valor, sino incluso en virtud de ella, se puede y se debe crear una tasa de beneficio promedio igual“. Considero que es uno de los homenajes más notables que se le pudo haber dado a Marx como pensador que este desafío fuera  asumido por tantas personas y en círculos mucho más amplios que aquel al que se dirigió principalmente. No solo seguidores de Rodbertus, sino también hombres del propio campo de Marx, e incluso economistas que no se adhirieron a ninguno de estos jefes de la escuela socialista, pero que probablemente hubieran sido llamados por Marx “economistas vulgares”, compitieron entre sí en el intento de penetrar en el probable nexo de las líneas de pensamiento de Marx, que todavía estaban envueltas en misterio. Se realizó entre 1885, el año en que apareció el segundo volumen de Capital de Marx, y 1894, cuando salió el tercer volumen, un concurso de ensayos de premios sobre la “tasa de ganancia promedio” y su relación con la “ley del valor”.

Según el punto de vista de Friedrich Engels, que ahora, como Marx, ya no vive, como se indica en su crítica de estos ensayos en el prefacio del tercer volumen, nadie logró llevarse el premio. Ahora, por fin, sin embargo, con la aparición tardía de La Conclusión del Sistema Marxiano, el tema ha alcanzado una etapa en la que es posible una decisión definitiva. … Pero ahora, por fin, este último ha salido a la luz y ha conseguido durante los treinta años de lucha un campo de batalla firme, estrecho y claramente definido dentro del cual ambas partes pueden tomar su posición en orden y luchar contra el asunto, en lugar de hacerlo. por un lado contento ellos mismos con la esperanza de futuras revelaciones, o al otro lado, Proteuslike, de una interpretación cambiante y poco auténtica a otra. ¿El mismo Marx ha resuelto su propio problema? ¿Su sistema completo se ha mantenido fiel a sí mismo y a los hechos, o no? Investigar esta pregunta es tarea de las siguientes páginas.
https://www.marxists.org/subject/economy/authors/bohm/intro.htm

La obra original en alemán Zum Abschluss des Marxschen System, fue publicada en 1896. La traducción al inglés Karl Marx and the Close of His System, fue publicada en 1949, y la traducción al español La Conclusión del Sistema Marxiano, publicada en 2000.

Eugen Böhm-Bawerk

LA TEORÍA DEL VALOR Y EL VALOR EXCEDENTE

Los pilares del sistema de Marx son su concepción del valor y su ley del valor. Sin ellos, como afirma Marx repetidamente, todo el conocimiento científico de los hechos económicos sería imposible. El modo en que llega a sus puntos de vista con referencia a ambos ha sido descrito y discutido veces sin número. En aras de la conexión, debo recapitular brevemente los puntos más esenciales de su argumento.

El campo de investigación que Marx se compromete a explorar con el fin de “encontrar el camino del valor” (i. 23) limita desde el principio a las mercancías, por lo que, según él, no debemos entender todos lo bienes económicos, sino solo aquellos productos del trabajo que se hacen para el mercado. Comienza con el “Análisis de una mercancía” (i.9). Una mercancía es, por un lado, una cosa útil, que por sus propiedades satisface las necesidades humanas de algún tipo; y por otro, forma el medio material de valor de cambio. Luego pasa a un análisis de este último. “El valor de cambio se presenta en primera instancia como la relación cuantitativa, la proporción, en la cual los valores de uso de un tipo se intercambian por valores de uso de otro tipo, una relación que cambia constantemente con el tiempo y el lugar. “El valor de cambio, por lo tanto, parece ser algo accidental. Y sin embargo debe haber en esta relación cambiante algo que es estable e inmutable, y esto Marx se compromete a sacarlo a la luz. Lo hace en su conocida forma dialéctica. “Tomemos dos productos, el trigo y el hierro, por ejemplo. Cualquiera que sea su tasa de cambio relativa, siempre puede estar representada por una ecuación en la que una cantidad dada de trigo es igual a una cantidad dada de hierro: por ejemplo, 1 cuarto de trigo = 1 cwt. hierro. ¿Qué nos dice esta ecuación? Nos dice que existe un factor común de la misma magnitud en dos cosas diferentes, en una cuarta parte de trigo y en una cwt. de hierro. Las dos cosas son, por lo tanto, iguales a un tercero que en sí mismo no es ni lo uno ni lo otro. Por lo tanto, cada uno de los dos, en la medida en que sea un valor de cambio, debe ser reducible a ese tercero“.

“Este factor común”, continúa Marx, “no puede ser una propiedad geométrica, física, química u otra propiedad natural de las mercancías. …

Si luego nos abstraemos del valor en el uso de las mercancías, les queda solo una propiedad común, la de ser productos del trabajo. Pero incluso como productos del trabajo, ya han sufrido, por el mismo proceso de abstracción, un cambio bajo nuestras manos. Porque si abstraemos del valor de uso de una mercancía, nosotros, al mismo tiempo, abstraemos de los constituyentes y formas materiales que le dan un valor de uso. Ya no es una mesa, o una casa, o hilo, o cualquier otra cosa útil. Todas sus cualidades físicas han desaparecido. … Ya no se distinguen entre sí, sino que se reducen a un trabajo humano idéntico: trabajo humano abstracto.

Examinemos ahora el residuo. No hay nada más que esta objetividad fantasmal, el mero tejido celular del trabajo humano indistinguible, es decir, de la producción del trabajo humano sin tener en cuenta la forma de la producción. Todo lo que estas cosas tienen ahora para demuestran por sí mismos que el trabajo humano se ha gastado en su producción, que el trabajo humano se ha almacenado en ellos, y como cristales de esta sustancia social común son “valores”.

Con esto, entonces, tenemos la concepción del valor descubierto y determinado. Está en forma dialéctica, no es idéntico al valor de cambio, pero se mantiene, como lo aclararía ahora, en la relación más íntima e inseparable. Es una especie de destilación lógica de ella. Es, para hablar con las propias palabras de Marx, “el elemento común que se manifiesta en la relación de intercambio, o valor de cambio, de las mercancías“; o, por el contrario, “el valor de cambio es la única forma en que el valor de las mercancías puede manifestarse o expresarse” (i. 13).

Después de establecer la concepción del valor, Marx procede a describir su medida y su cantidad. Como el trabajo es la sustancia del valor, la cantidad del valor de todos los bienes se mide por la cantidad de trabajo contenida en ellos, que, a su vez, se mide por su duración, pero no por esa duración particular o tiempo de trabajo, que el individuo que hizo la mercancía ha necesitado, sino por el tiempo de trabajo que es socialmente necesario. Marx define esto último como el “tiempo de trabajo requerido para producir un valor de uso bajo las condiciones normales de producción, y con el grado de habilidad e intensidad del trabajo predominante en una sociedad dada” (i. 14) “Como valores, todos los productos son solo cantidades específicas del tiempo de trabajo cristalizado“. De todo esto se deriva el tema de la gran “ley del valor“, que es “inmanente en el intercambio de mercancías” (i. 141, 150), y gobierna las relaciones de intercambio. y debe indicar, después de lo anterior, que las mercancías se intercambian en proporción al tiempo de trabajo socialmente necesario incorporado en ellas (i. 52). … Es cierto que en casos aislados de acuerdo con fluctuaciones momentáneas de precios de oferta y demanda puede ocurrir que están por encima o por debajo de los valores. Pero estas “oscilaciones constantes de los precios del mercado … se compensan y cancelan entre sí, y se reducen al precio promedio como su ley interna” (i. 151, nota 37). A la larga, “el tiempo de trabajo socialmente necesario siempre se afirma por la fuerza principal, como una ley natural dominante, en las relaciones de intercambio accidentales y siempre fluctuantes” (i. 52). Marx declara que esta ley es la “ley eterna del intercambio de mercancías” (i. 182), y “el elemento racional” y “la ley natural del equilibrio” (iii. 167). Los casos inevitables ya mencionados en los que los productos se intercambian por precios que se desvían de sus valores deben considerarse, en relación con esta regla, como “accidentales” (i. 150, nota 37), e incluso llama a la desviación “una violación de la ley del intercambio de mercancías” (i 142).

Sobre estos principios de la teoría del valor, Marx funda la segunda parte de la estructura de su enseñanza, su famosa doctrina de la plusvalía. En esta parte, traza la fuente de la ganancia que los capitalistas obtienen de su capital. Los capitalistas depositan una cierta suma de dinero, la convierten en mercancías y luego, con o sin un proceso intermedio de producción, vuelven a convertirlas en más dinero. ¿De dónde viene este incremento, este aumento en la suma extraída en comparación con la suma adelantada originalmente? ¿O de dónde viene “la plusvalía” como lo llama Marx?

Marx procede a marcar las condiciones del problema en su propia forma peculiar de exclusión dialéctica. Primero declara que la plusvalía no puede originarse ni en el hecho de que el capitalista, como comprador, compra mercancías regularmente por debajo de su valor, ni en el hecho de que el capitalista, como vendedor, las vende regularmente por encima de su valor. Por lo tanto, el problema se presenta de la siguiente manera: “El propietario del dinero debe comprar los productos a su valor, luego venderlos a su valor y, sin embargo, al final del proceso debe extraer más dinero del que puso. Tales son las condiciones del problema. ¡Hic Rhodus, hic salta! ” (i. 150 seq.)

La solución que Marx encuentra en esto es que hay una mercancía cuyo valor de uso posee la propiedad peculiar de ser una fuente de valor de cambio. Esta mercancía es la capacidad del trabajo, la fuerza de trabajo. Se ofrece a la venta en el mercado bajo la doble condición de que el trabajador es personalmente libre, ya que de lo contrario no sería su fuerza de trabajo lo único que estaría a la venta, sino toda su persona como esclavo; y que el trabajador carece de “todos los medios necesarios para realizar su fuerza de trabajo“, porque de lo contrario preferiría producir por su propia cuenta y ofrecer a la venta sus productos en lugar de su fuerza de trabajo. Es mediante el comercio de esta mercancía que el capitalista obtiene la plusvalía; y lo hace de la siguiente manera: el valor de la mercancía, “su fuerza de trabajo“, está regulado como cualquier otra mercancía por el tiempo de trabajo necesario para su reproducción; es decir, en este caso, por el tiempo de trabajo que se necesita para crear tantos medios de subsistencia como sea necesario para el mantenimiento del trabajador.

Si, por ejemplo, se requiere un tiempo de trabajo de seis horas en una sociedad determinada para la producción de los medios necesarios de subsistencia durante un día y, al mismo tiempo, como supondremos, este tiempo de trabajo se materializa en tres chelines de dinero, entonces la fuerza de trabajo de un día se puede comprar por tres chelines. Si el capitalista ha concluido esta compra, el valor de uso de su fuerza de trabajo le pertenecen y él se da cuenta al hacer que el trabajador trabaje para él. Pero si lo obligaba a trabajar solo tantas horas al día como están incorporadas en su propia fuerza de trabajo, y como debió pagarse con la compra del mismo, no surgiría ningún valor excedente. Porque, según el supuesto, seis horas de trabajo no podían poner en los productos en los que están incorporados un valor mayor que tres chelines, y tanto como el capitalista ha pagado en salarios. Pero esta no es la forma en que actúan los capitalistas. Incluso si han comprado la fuerza de trabajo por un precio que solo corresponde a seis horas de trabajo, todavía hacen que el trabajador trabaje todo el día por ellos. Y ahora en el producto hecho durante este día se incorporan más horas de trabajo de las que el capitalista estaba obligado a pagar. Tiene, por lo tanto, un valor mayor que los salarios que ha pagado, y la diferencia es la “plusvalía“, que recae en el capitalista.

…La plusvalía, por lo tanto, según Marx, se debe al hecho de que el capitalista hace que el trabajador trabaje para él una parte del día sin pagarle por ello. En la jornada laboral del trabajador se pueden distinguir dos porciones. En la primera parte, el “tiempo de trabajo necesario“, el trabajador produce los medios necesarios para su propio sustento, o el valor de esos medios; y por esta parte de su trabajo recibe un equivalente en salario. Durante la segunda parte, el “tiempo de trabajo excedente“, trabaja para beneficio de otro, produce “plusvalía” sin recibir ningún equivalente (i. 205 seq.). “encarnación del tiempo de trabajo no remunerado“(i. 554).

Las siguientes definiciones de la cantidad de plusvalía son muy importantes y muy características del sistema marxista. La cantidad de plusvalía puede relacionarse con varias otras cantidades. Las diferentes proporciones y números proporcionales que surgen de esto deben distinguirse  claramente. En primer lugar, hay dos elementos que deben distinguirse en el capital que permiten al capitalista apropiarse de los valores excedentes, cada uno de los cuales en relación con el origen de la plusvalía juega un papel completamente diferente del otro.

La plusvalía realmente nueva solo puede ser creada por el trabajo vivo que obtiene el capitalista El trabajador a realizar. El valor de los medios de producción que se utilizan se mantiene y reaparece de forma diferente en el valor del producto, pero no agrega plusvalía. “Esa parte del capital, por lo tanto, que se convierte en los medios de producción, es decir, en materia prima, material auxiliar e implementos de trabajo, no altera la cantidad de su valor en el proceso de producción“, por lo que Marx lo llama “capital constante“. “Por otro lado, esa parte del capital que se convierte en fuerza de trabajo altera su valor en el proceso de producción. Además, reproduce su propio equivalente y un excedente“, la plusvalía. Por lo tanto, Marx lo llama la “parte variable del capital” o “capital variable” (i. 199). Ahora, la proporción en la que el valor excedente se encuentra en la parte variable avanzada del capital (en el que solo el valor excedente “compensa su valor“), Marx la llama tasa de plusvalía. Es idéntica a la proporción en que el tiempo de trabajo excedente corresponde al tiempo de trabajo necesario, o el trabajo no remunerado al remunerado, y sirve a Marx, por lo tanto, como la expresión exacta de la medida en que el trabajo se trabaja para el beneficio de otro (explotación) (i. 207 seq.).

Si, por ejemplo, el tiempo de trabajo necesario para que el trabajador produzca el valor de su salario diario de tres chelines asciende a seis horas, mientras que el número real de horas que trabaja en el día asciende a doce, de modo que durante las segundas seis horas, que es tiempo de trabajo excedente, produce otro valor de tres chelines, que es valor excedente, entonces el valor excedente es exactamente igual a la cantidad de capital variable pagado en salarios, y la tasa del valor excedente se calcula al 100%. Totalmente diferente de esto es la tasa de ganancia. El capitalista calcula la plusvalía, que se apropia, no solo del capital variable sino también de la cantidad total de capital empleado. Por ejemplo, si el capital constante es de £ 410, el capital variable £ 90, y la plusvalía también £ 90, la tasa de plusvalía será, como en el caso que acabamos de dar, 100%, pero la tasa de ganancia solo 18%, es decir, £ 90 de ganancia sobre un capital invertido de £ 500.

Es evidente, además, que una o la misma tasa de plusvalía puede y debe presentarse en tasas de ganancia muy diferentes según la composición del capital en cuestión: cuanto mayor es el capital variable y menor es el capital constante empleado (lo que hace este último no contribuye a la formación de plusvalía, sino que aumenta el fondo, en relación con el cual la plusvalía, determinada solo por la parte variable del capital, se calcula como ganancia) cuanto mayor será la tasa de ganancia. …

EL ERROR EN EL SISTEMA MARXIANO – SU ORIGEN Y RAMIFICACIONES

SECCIÓN I

La evidencia de que un autor se ha contradicho a sí mismo puede ser una etapa necesaria, pero no puede ser el objetivo final de una crítica fructífera y bien dirigida. Para tener en cuenta que hay un defecto en un sistema, que posiblemente puede ser solo accidental y peculiar del autor, requiere un grado comparativamente bajo de inteligencia crítica. Un sistema firmemente enraizado solo puede ser desechado de manera efectiva al descubrir con absoluta precisión el punto en el que el error llegó al sistema y la forma en que se extendió y se ramificó. Como oponentes, debemos estudiar el comienzo, el desarrollo y la cuestión final del error que culmina en la auto-contradicción tan a fondo, casi podría decir con tanta simpatía, como estudiaríamos la conexión de un sistema con el que estuviéramos de acuerdo.

Debido a muchas circunstancias peculiares, la cuestión de la auto contradicción ha adquirido, en el caso de Marx, una importancia más que ordinaria, y en consecuencia le he dedicado un espacio considerable. Pero al tratar con un pensador tan importante e influyente como Marx, nos corresponde aplicarnos a la segunda y, en este caso, según creo, a la parte realmente más fructífera e instructiva de la crítica.

Comenzaremos con una pregunta que nos llevará directamente al punto principal: en ¿De qué manera llegó Marx a la proposición fundamental de su enseñanza: la proposición de que todo valor depende únicamente de las cantidades incorporadas de trabajo? Que esta proposición no es un axioma evidente, que no necesita pruebas, está fuera de toda duda. El valor y el esfuerzo, como he dicho extensamente en otro lugar, no son ideas tan íntimamente conectadas que uno se ve obligado de inmediato a adoptar la opinión de que el esfuerzo es la base del valor. “Que me haya esforzado por una cosa es un hecho, que la cosa vale la pena el trabajo realizado es otra y un hecho diferente, y que los dos hechos no siempre van de la mano está demasiado firmemente establecido por la experiencia para admitir cualquier duda. Eso está demostrado por todo el trabajo que se desperdicia diariamente en resultados sin valor, ya sea por falta de habilidad técnica, por mala especulación o por simple desgracia; y no menos por cada uno de los numerosos casos en los que un trabajo muy pequeño tiene un resultado de gran valor”.

Por lo tanto, cuando se afirma que existe una correspondencia necesaria y natural entre el valor y el esfuerzo en cualquier momento, nos corresponde darnos a nosotros mismos y a nuestros lectores algunos fundamentos en apoyo de tal declaración.

Ahora el propio Marx presenta pruebas de ello en su sistema; pero creo que podré convencer a mis lectores de que, desde el principio, su argumento no es natural y no se adapta al carácter del problema; y, además, que la evidencia que Marx presenta en su sistema claramente no es la misma por medio de la cual él mismo llega a sus convicciones, sino que posteriormente se consideró como un apoyo artificial para una opinión que se derivaba previamente de otras fuentes; y finalmente, y este es el punto más decisivo, que el razonamiento está lleno de las fallas más obvias de lógica y método que lo privan de toda fuerza. Examinemos esto más de cerca.

La proposición fundamental que Marx presenta ante sus lectores es que el valor de cambio de las mercancías —para su análisis se dirige solo a esto, no al valor de uso— encuentra su origen y su medida en la cantidad de trabajo incorporada en las mercancías.

Ahora es cierto que los valores de cambio, es decir, los precios de los productos, así como las cantidades de trabajo que son necesarias para su reproducción, son cantidades reales, externas, que en general es bastante posible determinar empíricamente. Obviamente, por lo tanto, Marx debería haber recurrido a la experiencia como prueba de una proposición cuya corrección o incorrección debe manifestarse en los hechos de la experiencia; o en otras palabras, debería haber dado una prueba puramente empírica en apoyo de una proposición adaptada a una prueba puramente empírica. Esto, sin embargo, Marx no lo hace. Y ni siquiera se puede decir que pasa desapercibido por esta posible y ciertamente adecuada fuente de conocimiento y convicción. El razonamiento del tercer volumen prueba que él era bastante consciente de la naturaleza de los hechos empíricos, y que se oponían a su proposición. Él sabía que los precios de los productos no estaban en proporción a la cantidad de trabajo incorporado, sino al costo total de la producción, que comprenden además otros elementos. Por lo tanto, no pasó por alto accidentalmente esta prueba más natural de su proposición, sino que se apartó de ella con plena conciencia de que en este camino no se podía obtener ningún tema favorable a su teoría. Pero hay otra forma perfectamente natural de examinar y probar tales proposiciones, a saber, lo psicológico.

Podemos por una combinación de inducción y deducción, muy utilizada en nuestra ciencia, investigar los motivos que dirigen a las personas a llevar a cabo el negocio de intercambio y a determinar los precios de cambio, por un lado, y por otro lado, que los guían en su cooperación en la producción; y por la naturaleza de estos motivos se puede inferir un modo de acción típico a través del cual, entre otras cosas, es concebible que se produzca una conexión entre los precios regularmente demandados y aceptados y la cantidad de trabajo necesaria para la producción de los productos. Este método a menudo se ha seguido con los mejores resultados en preguntas exactamente similares, por ejemplo, la justificación habitual de la ley de oferta y demanda y de la ley de costos de la producción y la explicación de las rentas de la tierra se basan en ella. Y el propio Marx, al menos de manera general, a menudo lo ha utilizado; pero solo al tratar con su proposición fundamental la evita. Aunque, obviamente, la conexión externa afirmada entre las relaciones de intercambio y las cantidades de trabajo solo puede entenderse completamente mediante el descubrimiento de los vínculos psicológicos que los conectan, renuncia a toda explicación de estas conexiones internas. Incluso una vez dice, por cierto, que “el análisis más profundo” de las dos fuerzas sociales, “demanda y oferta“, lo que habría llevado a esta conexión interna, “no es apropiado aquí” (iii. 169), donde el “aquí” se refiere solamente a una digresión de la influencia de la oferta y la demanda en la formación de precios. En realidad, sin embargo, en ninguna parte de todo el sistema marxista se intenta un análisis realmente “profundo” y exhaustivo; y, sobre todo, la ausencia de este análisis se nota cuando está preparando el terreno para su idea principal más importante.

Pero aquí nuevamente notamos algo extraño. Marx, como podría esperarse, no pasa por alto este segundo método de investigación posible y natural con un descuido fácil. Lo evita cuidadosamente, y con plena conciencia de cuáles serían los resultados de seguirlo, y de que no serían favorables a su tesis. En el tercer volumen, por ejemplo, en realidad presenta, bajo su nombre más o menos colectivo de “competencia“, los motivos que operan en la producción y el intercambio, el “análisis más profundo” del que renuncia aquí y en otros lugares, y demuestra que estos motivos sí en realidad no conducen a un ajuste de los precios a las cantidades de trabajo incorporadas en las mercancías, pero que, por el contrario, le obligan a alejarse de este nivel a un nivel que implica al menos otro factor de coordinación. De hecho, es la competencia la que, según Marx, conduce a la formación de la tasa de ganancia promedio obtenida y a la “transferencia” de los valores laborales puros a los precios de producción, que difieren de ellos y contienen una porción de la ganancia promedio.

Ahora, Marx, en lugar de probar su tesis de la experiencia o de sus motivos operantes, es decir, empírica o psicológicamente, prefiere otro, y para un sujeto así, una línea de evidencia algo singular: el método de una prueba puramente lógica, una deducción dialéctica de la propia naturaleza del intercambio. Marx había encontrado en el viejo Aristóteles la idea de que “el intercambio no puede existir sin igualdad, y la igualdad no puede existir sin conmensurabilidad” (i. 35). Comenzando con esta idea, la expande. Él concibe el intercambio de dos productos bajo la forma de una ecuación, y de esto se deduce que “un factor común de la misma cantidad” debe existir en las cosas intercambiadas y por lo tanto igualadas, y luego procede a buscar este común factor al que las dos cosas equiparadas deben, como valores de intercambio, ser “reducibles” (i. 11).

… Son estos procesos los que me parecen constituir, como he dicho antes, el punto más vulnerable de la teoría marxista. Exhiben tantos errores cardinales como puntos en los argumentos, de los cuales no son pocos, y tienen evidentes rastros de haber sido una idea sutil y artificial ideada para hacer que una opinión preconcebida parezca el resultado natural de una investigación prolongada. Marx busca el “factor común“, que es la característica del valor de cambio de la siguiente manera. Él pasa en revisión las diversas propiedades que poseen los objetos hechos iguales a cambio, y de acuerdo con el método de exclusión, separa todos aquellos que no pueden resistir la prueba, hasta que finalmente solo una propiedad permanece, la de ser producto del trabajo. Esta, por lo tanto, debe ser la propiedad común buscada.

Esta línea de procedimiento es algo singular, pero no objetable en sí misma. Le parece extraño que, en lugar de someter la supuesta propiedad característica a una prueba positiva, como se habría hecho si se hubiera empleado cualquiera de los otros métodos cuidadosamente evitados por Marx, Marx trata de convencernos de que ha encontrado la propiedad buscada, por una prueba puramente negativa, a saber, mostrando que no es ninguna de las otras propiedades. Este método siempre puede conducir al fin deseado si se utiliza la atención y la minuciosidad, es decir, si se tiene mucho cuidado de que todo lo que deba incluirse se pase realmente por el tamiz lógico y no se haya cometido ningún error al dejar nada fuera.

¿Pero cómo procede Marx? Desde el principio, solo pone en el tamiz aquellas cosas intercambiables que contienen la propiedad que desea finalmente filtrar como “el factor común”, y deja a todos los demás afuera. Actúa como alguien que desea con urgencia sacar una bola blanca de una urna y se encarga de asegurar este resultado colocando solo bolas blancas. Es decir, limita desde el principio el campo de su búsqueda de la sustancia del valor de cambio a “mercancías”, y al hacerlo forma una concepción con un significado más estrecho que la concepción de “bienes” (aunque claramente no los define), y lo limita a productos del trabajo en contra de los bienes naturales. Ahora, es razonable que si el intercambio realmente significa una ecualización, que supone la existencia de un “factor común de la misma cantidad”, este factor común debe buscarse y encontrarse en todas las especies de bienes que se intercambian, no solo en productos del trabajo sino también en bienes de la naturaleza, como el suelo, madera en los árboles, energía hidráulica, minas de carbón, canteras de piedra, manantiales de petróleo, aguas minerales, minas de oro, etc.  Excluir los bienes intercambiables que no son productos del trabajo en la búsqueda del factor común que se encuentra en la raíz del valor de cambio es, bajo las circunstancias, un gran error de método. Es como un filósofo natural, deseando descubrir una propiedad común a todos los cuerpos (el peso, por ejemplo) fuera a tamizar las propiedades de un solo grupo de cuerpos (los cuerpos transparentes, por ejemplo) y después de pasar la revisión, todas las propiedades comunes a los cuerpos transparentes debían declarar que la transparencia debe ser la causa del peso, por la única razón de que debía demostrar que no podía ser causado por aleación de las otras propiedades.

La exclusión de los bienes naturales (que nunca habría entrado en la cabeza de Aristóteles, el padre de la idea de la igualdad en el intercambio) está menos justificada porque muchos bienes naturales, como el suelo, se encuentran entre los objetos más importantes. de propiedad y comercio, y también porque es imposible afirmar que en los bienes naturales los valores de intercambio siempre se establecen arbitrariamente y por accidente. Por un lado, hay cosas tales como precios accidentales entre productos de mano de obra; y, por otro lado, los precios en el caso de los bienes naturales se muestran con frecuencia claramente relacionados con condiciones anteriores o motivos determinantes. por ejemplo, que el precio de venta de la tierra es un múltiplo de su renta calculado sobre un interés habitual en el país de venta es un hecho tan conocido como que la madera en un árbol, o el carbón en una mina, aumenta o disminuye su precio según diferencias de calidad o de distancia del mercado, y no por simple accidente.

Marx también tiene cuidado de evitar mencionar o explicar el hecho de que excluye de su investigación una parte de los bienes intercambiables. En este caso, como en muchos otros, logra deslizarse con habilidad dialéctica sobre los puntos difíciles de su argumento. Omite para llamar la atención de sus lectores sobre el hecho de que su idea de ‘mercancía’ es más estrecha que la de los bienes intercambiables en su conjunto. Nos prepara muy hábilmente para la aceptación de la posterior limitación de la investigación a los productos básicos al colocar al principio de su libro la frase general aparentemente inofensiva de que “la riqueza de la sociedad en la que un sistema de producción capitalista es dominante aparece como una inmensa colección de mercancías“. Esta proposición es bastante errónea si tomamos el término” mercancía “como productos del trabajo, que es el sentido que Marx le da posteriormente. Porque los bienes naturales, incluyendo el suelo, no son de ninguna manera insignificantes, sino por el contrario un elemento muy importante de la riqueza nacional. El ingenuo lector fácilmente pasa por alto esta imprecisión, sin embargo, por supuesto, él no sabe que más tarde Marx dará un significado mucho más restringido al término “mercancía”.

Tampoco queda claro en lo que sigue inmediatamente. Por el contrario, en los primeros párrafos del primer capítulo leemos por turnos de una “cosa“, un “valor de uso“, un “bien” y una “mercancía“, sin que se haga una distinción clara entre el último y los tres primeros. “La utilidad de una cosa“, dice en la página 10, “la convierte en un valor de uso“: “la mercancía … es un valor de uso o bien”. En la página 11 leemos: “El valor de intercambio aparece … como la proporción cuantitativa … en la cual los valores de uso de un tipo intercambian con los valores de uso de otro tipo“. Y aquí tengamos en cuenta que es solo el valor de uso = bien que todavía se indica directamente como el principal factor del fenómeno del intercambio. Y con la frase “Analicemos el asunto más de cerca“, que seguramente no puede ser una preparación para dar un salto a otro campo de investigación más estrecho, Marx continúa, “una sola mercancía, un cuarto de trigo, por ejemplo, intercambios en las proporciones más variables con otros artículos”. Y “Tomemos dos productos más”. En el mismo párrafo, el término “cosas” aparece nuevamente, y de hecho con la aplicación que es más importante para el problema, a saber, “que existe un factor común de igual cantidad en dos cosas diferentes” (que se hacen iguales entre sí en el intercambio). En la página siguiente (p. 12), sin embargo, dirige su búsqueda del “factor común” solo al “valor de cambio de las mercancías“, sin insinuar, incluso en el más mínimo susurro, que ha limitado el campo de investigación a solo una parte de las cosas que poseen valor de cambio.  E inmediatamente, en el siguiente página (p. 13), la limitación se abandona nuevamente y los resultados recién obtenidos en el área más estrecha se aplican a la esfera más amplia de valores de uso, o bienes. “Un valor de uso, o un bien, por lo tanto tiene solo un valor porque el trabajo humano abstracto se almacena o se materializa en él“.

Si Marx no hubiera limitado su investigación, en el punto decisivo, a los productos del trabajo, sino que también hubiera buscado el factor común en los bienes intercambiables de la naturaleza, habría sido obvio que el trabajo no puede ser el factor común. Si hubiera llevado a cabo esta limitación de manera clara y abierta, esta falacia grosera del método inevitablemente le habría afectado tanto a él como a sus lectores; y se habrían visto obligados a reírse del ingenuo malabarismo mediante el cual la propiedad de ser un producto del trabajo se ha destilado con éxito como la propiedad común de un grupo del que todas las cosas intercambiables que le pertenecen naturalmente, y que no son los productos del trabajo, se han eliminado en primer lugar. El truco solo podría haberse realizado, como lo hizo Marx, deslizándose desapercibido sobre el punto nudoso con una dialéctica ligera y rápida. Pero si bien expreso mi sincera admiración por la habilidad con la que Marx logró presentar un modo de procedimiento tan defectuoso en una forma tan engañosa, por supuesto solo puedo mantener que el procedimiento en sí mismo es completamente erróneo.

Pero procederemos. Por medio del artificio que se acaba de describir, Marx simplemente ha logrado convencernos de que el trabajo puede de hecho participar en la competencia. Y fue solo por el estrechamiento artificial de la esfera que incluso pudo haberse convertido en una propiedad “común” de esta esfera estrecha. Pero por su parte, otras propiedades podrían afirmar que son tan comunes. ¿Cómo se efectúa ahora la exclusión de estos otros competidores? Se efectúa mediante dos argumentos, cada uno de unas pocas palabras, pero que contienen una de las falacias lógicas más serias.

En el primero de estos, Marx excluye todas las propiedades “geométricas, físicas, químicas u otras propiedades naturales de los productos básicos“, ya que “sus propiedades físicas solo se tienen en cuenta en la medida en que hacen que los productos sean útiles -haciéndoles valores de uso, por lo tanto”. Por otro lado, la relación de intercambio de mercancías evidentemente implica que no tengamos en cuenta sus valores de uso “; porque “dentro de esta relación (la relación de intercambio) un valor de uso vale exactamente tanto como cualquier otro, siempre que solo esté presente en proporciones adecuadas” (i. 12).

Al aclarar lo que implica este argumento, se me puede permitir citar de mi Historia y Crítica de las Teorías del Capital e Interés (p. 435; Eng. Trans., P. 381):

“¿Qué habría dicho Marx al siguiente argumento? En una compañía de ópera hay tres cantantes famosos, un tenor, un bajo y un barítono, cada uno con un salario de £ 2,000. Alguien pregunta:  ¿Cuál es la circunstancia común por cuenta de la cual sus salarios sean iguales? Y yo contesto: En la cuestión del salario una buena voz cuenta tanto como cualquier otra, un buen tenor tanto como un buen bajo o un buen barítono, con tal que se tengan en cuenta en la proporción adecuada. En consecuencia, en la cuestión del salario la buena voz es evidentemente ignorada, y la buena voz no puede ser la causa común del alto salario. Que este argumento es falso, es claro. Pero es igual de claro que el silogismo de Marx, del cual se copia esto, no es un átomo más correcto. Ambos cometen la misma falacia. Confunden la abstracción del género y la abstracción de las formas específicas en las que el género se manifiesta. En nuestra ilustración, la circunstancia que no tiene importancia en lo que respecta a la cuestión del salario es evidentemente solo la forma especial en que aparece la buena voz, ya sea como tenor, bajo o barítono, y de ninguna manera es la buena voz como tal. Y lo mismo ocurre con la relación de intercambio de mercancías. Las formas especiales bajo las cuales pueden aparecer los valores de uso de los productos, ya sea que servir para comida, vivienda, ropa, etc., por supuesto, no se tiene en cuenta, pero el valor en el uso de la mercancía como tal nunca se tiene en cuenta. Marx podría haber visto que no ignoramos absolutamente el valor de uso, por el hecho de que no puede haber valor de cambio donde no hay valor de uso, un hecho que Marx mismo se ve obligado a admitir repetidamente.  El segundo paso en el argumento es aún peor: “Si el valor de uso de las mercancías no se tiene en cuenta” -estas son expresiones de Marx- “no permanece en ellas más que otra propiedad, la de ser productos del trabajo.” ¿Es así? Pregunto hoy como hace doce años: ¿hay solo una propiedad diferente? ¿No es la propiedad de ser escaso en proporción a la demanda, una propiedad también común a todos los bienes intercambiables? ¿O que son sujetos de demanda y oferta? ¿O que son apropiados? ¿O que son productos naturales? Porque son productos de la naturaleza, así como son productos del trabajo, nadie afirma más claramente que el propio Marx, cuando declara en un lugar que “las mercancías son combinaciones de dos elementos, material natural y trabajo“. ¿O no es la propiedad que causa gastos a sus productores, una propiedad a la que Marx llama la atención en el tercer volumen, común a los bienes intercambiables?

¿Por qué entonces, pregunto nuevamente hoy, no puede ser que el principio del valor no resida en ninguna de estas propiedades comunes, así como en la propiedad de ser productos del trabajo? Porque en apoyo de esta última proposición, Marx no ha aportado ni una pizca de evidencia positiva. Su único argumento es el negativo, que el valor de uso, del cual nos hemos abstraído felizmente, no es el principio del valor de cambio. Pero, ¿no se aplica este argumento negativo por igual a todas las otras propiedades comunes ignoradas por Marx? Y esto no es todo. En la página 12, en la que Marx se ha abstraído de la influencia del valor de uso sobre el valor de cambio argumentando que cualquier valor de uso vale tanto como cualquier otro si solo está presente en la proporción adecuada, escribe lo siguiente sobre los productos del trabajo: “Pero incluso como producto del trabajo, ya han cambiado en nuestra mano. Porque si nos abstraemos de su valor de uso, al mismo tiempo tomamos de él los componentes materiales y las formas que le dan un valor de uso. Ya no es una mesa, o una casa, o ñame, o cualquier otra cosa útil. Las cualidades han desaparecido. Ya no es más el producto del trabajo del carpintero, del albañil, de la hiladora, o de cualquier otra industria productiva particular. Con el carácter útil de los productos del trabajo allí desaparece el carácter útil del trabajo encarnado en ellos, y también se desvanecen las diferentes formas concretas de esos trabajos. Ya no se distinguen entre sí, sino que se reducen a un trabajo humano idéntico: trabajo humano abstracto“.

¿Es posible afirmar de manera más clara o más enfática que, para una relación de intercambio, no solo cualquier valor de uso, sino también cualquier tipo de trabajo o producto del trabajo vale exactamente tanto como cualquier otro, si solo está presente en la proporción adecuada? O, en otras palabras, que exactamente la misma evidencia sobre la cual Marx formuló su veredicto de exclusión contra el valor de uso es válida con respecto al trabajo. El trabajo y el valor de uso tienen un lado cualitativo y un lado cuantitativo. Como el valor de uso es cualitativamente diferente como tabla, casa o hilo, también lo es la mano de obra en la carpintería, mampostería o hilatura. Y así como uno puede comparar diferentes tipos de trabajo de acuerdo con su cantidad, por lo que uno puede comparar valores de uso de diferentes tipos de acuerdo con la cantidad del valor de uso. Es bastante imposible entender por qué la misma evidencia debe resultar en que un competidor sea excluido y que el otro obtenga la corona y el premio. Si Marx hubiera tenido la oportunidad de invertir el orden del examen, el mismo razonamiento que condujo a la exclusión del valor de uso habría excluido el trabajo; y luego el razonamiento que resultó en la coronación de la mano de obra podría haberlo llevado a declarar que el valor de uso era la única propiedad que quedaba y, por lo tanto, era la propiedad común buscada, y valor para ser “el tejido celular de valor de uso”. Creo que se puede mantener seriamente, no en broma, que, si los temas de los dos párrafos de la página 12 se transpusieran (en el primero de los cuales se descarta la influencia del valor de uso, y en el segundo trabajo se muestra que ser el factor común buscado), la aparente justicia del razonamiento no se vería afectada, que el trabajo y los productos del trabajo podrían ser sustituidos en todas partes por el valor de uso en la estructura inalterada del primer párrafo, y en la estructura del segundo párrafo el valor de uso podría sustituirse en todo por el trabajo.

De tal naturaleza son el razonamiento y el método empleado por Marx al introducir en su sistema su proposición fundamental de que el trabajo es la única base de valor. En mi opinión, es bastante imposible que este hocus-pocus dialéctico constituya el fundamento y la fuente de las propias convicciones de Marx. Hubiera sido imposible para un pensador como él (y lo veo como una fuerza intelectual del más alto orden), haber seguido métodos tan tortuosos y antinaturales si hubiera estado involucrado, con una mente libre y abierta, en realmente investigar las conexiones reales de las cosas y formar sus propias conclusiones con respecto a ellas; hubiera sido imposible para él caer sucesivamente por simple accidente en todos los errores de pensamiento y método que he descrito, y para llegar a la conclusión de que el trabajo es la única fuente de valor como la consecuencia natural, no el resultado deseado y predeterminado, de tal modo de investigación.

Creo que el caso fue realmente diferente. No dudo que Marx estaba verdaderamente y honestamente convencido de la verdad de su tesis. Pero los motivos de su convicción no son los que da en su sistema. Eran en realidad opiniones más que conclusiones pensadas. Sobre todo, eran opiniones derivadas de la autoridad. Smith y Ricardo, las grandes autoridades, como al menos entonces se creía, habían enseñado la misma doctrina. No lo habían demostrado más que Marx. Solo lo habían postulado a partir de ciertas impresiones confusas generales. Pero lo contradicen explícitamente cuando examinan las cosas más de cerca y en lugares donde no se puede evitar un examen más detallado. Smith, de la misma manera que Marx en su tercer volumen, enseñó que en un sistema económico desarrollado, los valores y los precios gravitan hacia un nivel de costos que además de la mano de obra comprende una ganancia promedio de capital. Y Ricardo también, en la cuarta sección celebrada del capítulo “Sobre el valor”, declaró clara y definitivamente que, por el lado del trabajo, mediato o inmediato, la cantidad de capital invertido y la duración de la inversión ejercen una influencia determinante en el valor de los bienes.

Con el fin de mantener sin contradicciones obvias su preciado principio filosófico de que el trabajo es la fuente “verdadera” de valor, se vieron obligados a batirse en retirada hacia tiempos míticos y lugares en los que no existían los capitalistas y los terratenientes. Allí podían mantenerlo sin contradicción, porque no había nada que los restringiera. La experiencia, que no apoya la teoría, no estaba allí para refutarlos. Tampoco fueron restringidos por un análisis científico y psicológico, ya que, como Marx, evitaron tal análisis. No intentaron demostrarlo; postularon, como estado “natural”, un estado idílico de cosas donde el trabajo y el valor eran uno. Fue a tendencias y puntos de vista de este tipo, que habían adquirido de Smith y Ricardo una gran autoridad, pero no indiscutible, que Marx se convirtió en heredero, y como un ardiente socialista creía voluntariamente en ellos. No es sorprendente que no haya tomado una actitud más escéptica con respecto a una visión que estaba tan bien adaptada para apoyar su teoría económica del mundo que la de Ricardo, a quien debe haber ido muy a contracorriente.

Tampoco es sorprendente que no permitiera que esos puntos de vista de los escritores clásicos que estaban en su contra despertaran dudas críticas en su propia mente sobre la doctrina de que el valor es totalmente laboral, pero consideró que solo eran intentos de su parte escapar de manera indirecta de las desagradables consecuencias de una verdad incómoda. En resumen, no es sorprendente que el mismo material en el que los escritores clásicos hayan fundamentado su medio confundido, medio contradictorio, y opiniones totalmente no probadas deberían haber servido a Marx como base para la misma suposición, creída incondicionalmente y con sincera convicción. Por sí mismo no necesitaba más pruebas. Solo para su sistema necesitaba una prueba formal.

Está claro que no podía confiar simplemente en los escritores clásicos para esto, ya que no habían demostrado nada; y también sabemos que no podía apelar a la experiencia, o intentar una prueba económico-psicológica, ya que estos métodos lo habrían llevado directamente a una conclusión exactamente opuesta a la que deseaba establecer. Entonces recurrió a la especulación dialéctica, que, además, estaba en consonancia con la inclinación de su mente. Y aquí fue un caso de ayuda lo que puede. Sabía el resultado que deseaba obtener y debía obtener, por lo que torció y manipuló las ideas pacientes y las premisas lógicas con admirable habilidad y sutileza hasta que en realidad produjo el resultado deseado en una forma silogística aparentemente respetable. Tal vez estaba tan cegado por sus convicciones que no estaba al tanto de las monstruosidades de la lógica y el método que necesariamente se habían infiltrado, o tal vez estaba al tanto de ellas y pensó que estaba justificado usarlas simplemente como soportes formales, para dar un vestimenta sistemática adecuada a una verdad que, según sus convicciones más profundas, ya estaba sustancialmente probada. De eso no puedo juzgar, tampoco es posible que nadie más lo haga.

Sin embargo, lo que diré es que nadie, con una mente tan poderosa como Marx, ha exhibido una lógica tan continua y tan palpablemente errónea como lo demuestra en la prueba sistemática de su doctrina fundamental.

SECCIÓN 2

Esta tesis equivocada ahora la entrelaza con su admirable habilidad táctica. De esto tenemos un brillante ejemplo en el próximo paso que da. Aunque se ha alejado cuidadosamente del testimonio de la experiencia y ha desarrollado su doctrina completamente “fuera de lo más profundo de su mente”, sin embargo, el deseo de aplicar la prueba de la experiencia no se puede suprimir por completo. Si el propio Marx no lo hiciera, sus lectores ciertamente lo harían por su propia cuenta. ¿Qué ha hecho él? Él divide y distingue. En un punto, el desacuerdo entre su doctrina y su experiencia es flagrante. Tomando al toro por los cuernos, él mismo aprovecha este punto. Él había declarado como consecuencia de su principio fundamental que el valor de diferentes productos son proporcionales al tiempo de trabajo necesario para su producción (i. 14). Ahora es obvio incluso para el observador casual que esta proposición no puede sostenerse frente a ciertos hechos. El producto del día de un escultor, de un ebanista, de un violinista, de un ingeniero, etc., ciertamente no contiene un valor igual, pero un valor mucho más alto que el producto del día de un trabajador común o un obrero de fábrica, aunque en ambos se “encarna” la misma cantidad de tiempo de trabajo. El propio Marx, con una dialéctica magistral, ahora trae estos hechos a discusión. Al considerarlos, busca sugerir que no contienen una contradicción de su principio fundamental, pero son solo una lectura ligeramente diferente de la misma que todavía se encuentra dentro de los límites de la regla, y que todo lo que se necesita es alguna explicación o una definición más exacta de esta última. Es decir, declara que el trabajo en el sentido de su propuesta significa el “gasto de fuerza de trabajo simple [no calificado], un promedio del cual es poseído en su organismo físico por cada hombre ordinario, sin preparación especial”; o en otras palabras, “trabajo promedio simple” (i. 19, y también anteriormente en i.13).

“La mano de obra calificada”, continúa, “cuenta solo como mano de obra no calificada concentrada o más bien multiplicada, de modo que una pequeña cantidad de mano de obra calificada es igual a una mayor cantidad de mano de obra no calificada. Que esta reducción se hace constantemente lo muestra la experiencia. Una mercancía puede ser el producto de la mano de obra más altamente calificada, pero su valor lo hace igual al producto de la mano de obra no calificada y, por lo tanto, representa solo una cantidad definida de mano de obra no calificada. Las diferentes proporciones en las que los diferentes tipos de mano de obra se reducen a mano de obra no calificada como su unidad de medida están fijados por un proceso social más allá del control de los productores y, por lo tanto, parecen dadas por la tradición”.

Esta explicación puede sonar realmente plausible para el lector apresurado, pero si la miramos fría y sobriamente tenemos una impresión bastante diferente. El hecho con el que tenemos que lidiar es que el producto de la mano de obra calificada de un día o una hora es más valioso que el producto de la mano de obra no calificada de un día o una hora; que, por ejemplo, el producto del día de un escultor es igual al producto de cinco días de un rompe-piedras. Ahora Marx nos dice que las cosas que se hacen iguales entre sí a cambio deben contener “un factor común de la misma cantidad”, y este factor común debe ser el trabajo y el tiempo de trabajo. ¿Se refiere al trabajo en general? Las primeras declaraciones de Marx hasta la página 13 nos llevarían a suponer que sí; que algo está mal, porque el trabajo de cinco días obviamente no es “la misma cantidad” que el trabajo de un día. Por lo tanto, Marx, en el caso que tenemos ante nosotros, ya no habla del trabajo como tal, sino del trabajo no calificado. Por lo tanto, el factor común debe ser la posesión de una cantidad igual de trabajo de un tipo particular, a saber, trabajo no calificado.

Si examinamos esto desapasionadamente, sin embargo, es peor, porque en la escultura no hay “trabajo no calificado” incorporado, mucho menos por tanto trabajo no calificado igual a la cantidad de cinco días de trabajo de un rompe piedras. La simple verdad es que los dos productos incorporan diferentes tipos de trabajo en diferentes cantidades y que cualquier persona sin prejuicios admitirá que esto significa una situación exactamente contraria a las condiciones que Marx demanda y debe afirmar, viz., que incorporan trabajo del mismo tipo y de la misma cantidad!

Marx ciertamente dice que la mano de obra calificada “cuenta” como mano de obra no calificada multiplicada, pero “contar como” no es “ser”, y la teoría trata del ser de las cosas. Los hombres pueden considerar naturalmente que un día del trabajo de un escultor es igual en algunos aspectos a cinco días del trabajo de un rompe-piedras, así como también pueden considerar que un ciervo equivale a cinco liebres. Pero un estadístico podría con igual justificación mantener, con convicción científica, que había mil liebres en una cubierta que contenía cien venados y quinientas liebres, como un estadístico de precios o un teórico sobre el valor podría mantener seriamente eso en que el producto del día de un escultor está incorporada cinco días de mano de obra no calificada, y esa es la verdadera razón por la que se considera a cambio igual a cinco días de trabajo de un rompe piedras. Actualmente voy a tratar de ilustrar, por ejemplo teniendo directamente el problema del valor, la multitud de cosas que podría resultar si se recurre al verbo “contar” en lugar que el verbo “ser”, etc.., Termina en dificultades . Pero primero debo agregar otra crítica.

Marx hace un intento en los pasajes citados para justificar su maniobra de reducir la mano de obra calificada a la mano de obra común, y justificarla por experiencia.

“Que esta reducción se hace constantemente, la experiencia lo demuestra. Una mercancía puede ser el producto de la mano de obra más calificada, pero su valor la hace igual al producto de la mano de obra no calificada y, por lo tanto, representa solo una cantidad definida de mano de obra no calificada”.

¡Bueno! Dejaremos pasar eso por el momento y solo indagaremos un poco más de cerca de qué manera y por qué medios vamos a determinar el estándar de esta reducción, que, según Marx, la experiencia muestra que se realiza constantemente. Aquí nos topamos con lo muy natural, pero para la teoría marxista la circunstancia muy comprometedora de que el estándar de reducción está determinado únicamente por las relaciones de intercambio en sí mismas. Pero en qué proporciones los expertos deben traducirse en términos de trabajo simple en la valoración de sus productos no está determinado, ni puede determinarse a priori por ninguna propiedad inherente al trabajo calificado en sí, sino que es el resultado real el único que decide el actual relaciones de intercambio El propio Marx dice que “su valor los hace iguales al producto del trabajo no calificado”, y se refiere a un “proceso social más allá del control de los productores que fija las proporciones en las que los diferentes tipos de trabajo se reducen al trabajo no calificado como su unidad de medida”, y dice que estas proporciones por lo tanto “parecen ser dadas por la tradición”.

En estas circunstancias, ¿cuál es el significado de la apelación al “valor” y al ” proceso social” como factores determinantes del estándar de reducción? Aparte de todo lo demás, simplemente significa que Marx está argumentando en un círculo completo. El verdadero tema de investigación son las relaciones de intercambio de mercancías: por qué, por ejemplo, una estatuilla que le ha costado a un escultor el trabajo de un día debería cambiarse por un carro de piedras que le ha costado a un rompe piedras cinco días de trabajo, y no por un trabajo más grande o una cantidad menor de piedras, en cuya ruptura se han gastado diez o tres días de trabajo . ¿Cómo explica esto Marx? Él dice que la relación de intercambio es esta, y ninguna otra, porque un día de trabajo del escultor es reducible exactamente a cinco días de trabajo no calificado. ¿Y por qué es reducible a exactamente cinco días? Porque la experiencia muestra que se ve tan reducida por un proceso social. ¿Y qué es este proceso social ? El mismo proceso que debe explicarse, ese mismo proceso mediante el cual el producto de un día de trabajo del escultor se ha igualado al valor del producto de cinco días de trabajo común. Pero si de hecho se intercambiara regularmente por el producto de solo tres días de trabajo simple, Marx nos invitaría igualmente a aceptar la tasa de reducción de 1: 3 como la derivada de la experiencia, y encontraría sobre él y explicaría con ello la afirmación de que una estatuilla debe ser igual a cambio del producto de exactamente tres días de trabajo de un rompe-piedras, ni más ni menos. En resumen, está claro que nunca aprenderemos de esta manera las razones reales por las que los productos de diferentes tipos de trabajo deberían intercambiarse en tal o cual proporción. Intercambian de esta manera, nos dice Marx, aunque en palabras ligeramente diferentes, porque, según la experiencia, ¡se intercambian de esta manera!

De paso, remarco que los sucesores (epigoni) de Marx, después de haber reconocido el círculo que acabo de describir, han hecho el intento de colocar la reducción del trabajo complicado a simple en otra, de manera real.

“No es ficción sino un hecho”, dice Grabski,”que una hora de mano de obra calificada contiene varias horas de mano de obra no calificada”. Para “ser coherentes, también debemos tener en cuenta la mano de obra que se utilizó para adquirir la habilidad”. No creo que necesite muchas palabras para mostrar claramente la insuficiencia completa de esta explicación. No tengo nada que decir en contra de la opinión de que al trabajo en la operación real se debe agregar la cuota debido a la adquisición del poder para el trabajo. Pero está claro que la diferencia en el valor de la mano de obra calificada en comparación con la mano de obra no calificada solo podría explicarse por referencia a esta cuota adicional si la cantidad de este último correspondió a la cantidad de esa diferencia. Por ejemplo, en el caso que hemos dado, solo podría haber en realidad cinco horas de trabajo no calificado en una hora de trabajo calificado, si cuatro horas de trabajo preparatorio fueran por cada hora de trabajo calificado; o, calculado en unidades mayores, si de los cincuenta años de vida que un escultor dedica al aprendizaje y la práctica de su profesión, pasa cuarenta años en el trabajo educativo para realizar trabajos calificados durante años. Pero nadie mantendrá que tal proporción o cualquier cosa que se aproxime a ella realmente exista. Por lo tanto, vuelvo de nuevo a la hipótesis obviamente inadecuada del sucesor (epigonos) de la enseñanza del propio maestro para ilustrar la naturaleza y el alcance de sus errores mediante otro ejemplo, que creo que pondrá de manifiesto la falla en el modo de razonamiento de Marx.

Con el mismo razonamiento, uno podría afirmar y argumentar la proposición de que la cantidad de material contenido en los productos constituye el principio y la medida del valor de cambio, que los productos intercambian en proporción a la cantidad de material incorporado en ellos. Diez libras de material en un tipo de intercambio de productos básicos contra x libras de material en otro tipo de mercancía. Si se planteó la objeción natural de que esta afirmación era obviamente falsa porque 10 libras de oro no intercambian contra 10 libras. de hierro, sino contra 40,000 lbs., o contra una cantidad aún mayor de libras de carbón, podemos responder a la manera de Marx, que es la cantidad de material promedio común que afecta la formación de valor, que actúa como unidad de medida. El material costoso y hábilmente forjado de calidad especial solo cuenta como material común compuesto o más bien multiplicado, de modo que una pequeña cantidad de material creado con habilidad es igual a una mayor cantidad de material común. Que esta reducción se hace constantemente muestra la experiencia. Una mercancía puede ser del material más exquisito; su valor lo hace igual a las mercancías formadas por material común y, por lo tanto, representa solo una cantidad particular de material común. Un “proceso social”, cuya existencia no se puede dudar, está reduciendo constantemente la libra de oro en bruto a 40,000 libras. de hierro en bruto, y la libra de plata en bruto a 1,500 libras. de hierro en bruto. La elaboración del oro por un orfebre ordinario o de la mano de un gran artista da lugar a variaciones adicionales en el carácter del material al que el uso, de conformidad con la experiencia, hace justicia por medio de estándares especiales de reducción. Si 1 lb. de lingotes de oro, por lo tanto, intercambia contra 40,000 lbs. de barra de hierro, o si una copa de oro del mismo peso, forjada por Benvenuto Cellini, se intercambia contra 4,000,000 lbs. de hierro, no es una violación sino una confirmación de la proposición de que las mercancías se intercambian en proporción al material “promedio” que contienen.

Creo que el lector imparcial reconocerá fácilmente una vez más en estos dos argumentos los dos ingredientes del recibo marxista: la sustitución de “contar” por ” ser” y la explicación en un círculo que consiste en obtener el estándar de reducción de las relaciones de intercambio social realmente existentes que necesitan explicación. De esta manera, Marx ha establecido su cuenta con los hechos que contradicen más claramente su teoría con gran habilidad dialéctica, sin duda, pero, en lo que respecta al asunto en sí, naturalmente e inevitablemente de una manera bastante inadecuada. Pero, además, hay contradicciones con la experiencia real bastante menos llamativas. que lo anterior; aquellos, a saber, que surgen de la parte que tiene la inversión de capital para determinar los precios reales de los productos básicos, lo mismo que Ricardo, como ya hemos notado, trata en la Sección IV. del capítulo “Sobre el valor”. Hacia ellos, Marx adopta un cambio de táctica. Por un tiempo él cierra completamente sus ojos hacia ellos. Los ignora, mediante un proceso de abstracción, a través del primer y segundo volumen, y finge que no existen; es decir, procede a lo largo de toda la exposición detallada de su doctrina del valor, y del mismo modo a lo largo del desarrollo de su teoría de la plusvalía, sobre la “suposición”, en parte mantenida tácitamente, en parte claramente afirmada, que las mercancías realmente se intercambian de acuerdo con sus valores, lo que significa exactamente en proporción al trabajo incorporado en ellas.

Combina esta abstracción hipotética con un movimiento dialéctico extraordinariamente inteligente . Da ciertas desviaciones reales de la ley, de las cuales un teórico realmente puede aventurarse a abstraer, a saber, las fluctuaciones accidentales y temporales de los precios del mercado alrededor de su nivel fijo normal. Y en las ocasiones en que Marx explica su intención de ignorar las desviaciones de los precios de los valores, no deja de dirigir la atención del lector a esas “circunstancias accidentales” que deben ignorarse como “las oscilaciones constantes de los precios del mercado”. cuyo “ascenso y caída se compensan entre sí” y que “se reducen a un promedio precio como su ley interna “. Con esta referencia obtiene la aprobación del lector de su abstracción, pero el hecho de que no abstrae simplemente de fluctuaciones accidentales sino también de” desviaciones “regulares, permanentes y típicas, cuya existencia constituye un parte integral de la regla que se debe dilucidar, no se manifiesta al lector que no es muy observador, y se desliza desprevenido sobre el fatal error de método del autor.

Porque es un error fatal del método ignorar en la investigación científica el mismo punto que exige explicación. Ahora, la teoría de la plusvalía de Marx apunta a nada más que a la explicación, como él la concibe, de las ganancias del capital. Pero las ganancias del capital radican exactamente en esas desviaciones regulares de los precios de los productos básicos de la cantidad de sus meros costos en mano de obra. Si, por lo tanto, ignoramos esas desviaciones, ignoramos solo la parte principal de lo que debe explicarse. Rodbertus fue culpable del mismo error de método, y hace doce años lo gravé, al igual que a Marx, con él; y ahora me atrevo a repetir las palabras finales de la crítica que hice:

“Ellos (los partidarios de la teoría de la explotación) mantienen la ley de que el valor de todas las mercancías se basa en el tiempo de trabajo incorporado en ellas para que en el siguiente momento puedan atacar como “opuesto a la ley”, “antinatural” e “injusto”. “todas las formas de valor que no armonizan con esta ley” (como la diferencia de valor que cae como excedente para el capitalista) y exigen su abolición. Por lo tanto, primero ignoran las excepciones para proclamar su ley de valor como universal. Y después de asumir así su universalidad, vuelven a llamar la atención sobre las excepciones para calificarlos como delitos contra la ley. Este tipo de argumento es muy parecido a suponer que había muchas personas tontas en el mundo, e ignorar que también había muchos sabios, y luego, llegar a la “ley universalmente válida” de que “todos los hombres son tontos”, debería exigir la extirpación de los sabios sobre la base de que su existencia es obviamente “contraria a la ley”. [10]

Por su maniobra de abstracción, Marx ciertamente obtuvo una gran ventaja táctica para su propia versión del caso. Él, “por hipótesis”, excluyó de su sistema el inquietante mundo real y, por lo tanto, no pudo, mientras pudo mantener esta exclusión, entrar en conflicto con él; y lo mantiene durante la mayor parte del primer volumen, durante todo el segundo volumen y durante el primer cuarto del tercer volumen. En esta parte media del sistema marxista, el desarrollo lógico y la conexión presentan una cercanía realmente imponente y una consistencia intrínseca. Marx es libre de usar una buena lógica aquí porque, por medio de hipótesis, ha hecho que los hechos coincidan con sus ideas y llame por lo tanto, sé fiel a este último sin golpear al primero. Y cuando Marx es libre de usar una lógica sólida, lo hace de una manera verdaderamente magistral. Por equivocado que sea el punto de partida, estas partes intermedias del sistema, por su extraordinaria coherencia lógica, establecen permanentemente la reputación del autor como una fuerza intelectual de primer rango. Y es una circunstancia que ha servido no solo para aumentar la influencia práctica del sistema marxista que durante esta larga parte intermedia de su trabajo, que, en lo que respecta a la consistencia intrínseca, es realmente esencialmente impecable, los lectores que han felizmente superado las dificultades al principio, tienen tiempo para acostumbrarse al mundo de pensamiento marxista y ganar confianza en su conexión de ideas, que aquí se suceden tan fácil, una de la otra, y formarse en un todo tan bien organizado. Es sobre estos lectores, cuya confianza se ha ganado así, que hace esas duras demandas que finalmente está obligado a presentar en su tercer volumen. Porque, mientras Marx tardó en abrir los ojos a los hechos de la vida real, tuvo que hacerlo en algún momento u otro. Por fin tuvo que confesar a sus lectores que en la vida real los productos no se intercambian, regularmente y necesariamente, en proporción al tiempo de trabajo. incorporados en ellos, pero en parte intercambian por encima y en parte por debajo de esta proporción, según el capital invertido demande una cantidad menor o mayor del beneficio promedio; en resumen, además del tiempo de trabajo, la inversión de capital forma un determinante coordinado de la relación de intercambio de mercancías. Desde este punto se enfrentó a dos tareas difíciles. En primer lugar, tuvo que justificarse ante sus lectores por tener en las primeras partes de su trabajo que durante tanto tiempo enseñó, que el trabajo no era el único determinante de las relaciones de intercambio; y en segundo lugar, lo que quizás fue la tarea más difícil, también tuvo que dar a sus lectores una explicación teórica de los hechos que eran hostiles a su teoría, una explicación que sin duda podría encajar en su teoría del valor trabajo sin dejar un residuo, pero que, por otro lado, no debe contradecirla.

Uno puede entender que una buena lógica directa ya no podría usarse en estas demostraciones. Ahora somos testigos de la contrapartida del confuso comienzo del sistema. Allí, Marx tuvo que hacer violencia a los hechos para deducir un teorema que no podía deducirse directamente de ellos, y tuvo que hacer una violencia aún mayor a la lógica y cometer las falacias más increíbles en el negocio. Ahora la situación se repite. Ahora, de nuevo, las proposiciones que a través de dos volúmenes han estado en posesión del campo sin perturbaciones entran en colisión con los hechos con los que, naturalmente, están tan poco de acuerdo como antes. Sin embargo, se debe mantener la armonía del sistema, y ​​solo se puede mantener a costa de la lógica. El sistema marxista, por lo tanto, nos presenta ahora un espectáculo a primera vista extraño, pero, en las circunstancias descritas, bastante natural, a saber, que la mayor parte del sistema es una obra maestra de lógica cercana y forzada digna del intelecto de su autor, pero eso en dos lugares, y en esos, ¡ay! los lugares más decisivos: se inserta un razonamiento increíblemente débil y descuidado. El primer lugar es justo al principio cuando la teoría se separa por primera vez de los hechos, y el segundo es después del primer cuarto del tercer volumen, cuando los hechos se vuelven a poner en el horizonte del lector. Aquí me refiero más especialmente al décimo capítulo del tercer libro (pp. 151-79).

Ya nos hemos familiarizado con una parte de su contenido, y la hemos sometido a nuestra crítica, la parte, a saber, donde Marx se defiende de la acusación de que existe una contradicción entre la ley del precio de producción y la “ley de valor.” [11] Todavía queda, sin embargo, echar un vistazo al segundo objeto que concierne al capítulo, la explicación con la que Marx introduce en su sistema esa teoría del precio de producción que tiene en cuenta las condiciones reales. [12] Esta consideración nos lleva también a uno de los puntos más instructivos y más característicos del sistema marxista: los puntos de “competencia” en el sistema.

SECCION 3

La “competencia”, como ya he insinuado, es una especie de nombre colectivo para todos los motivos e impulsos psíquicos que determinan la acción de los distribuidores en el mercado y que, por lo tanto, influyen en la fijación de precios. El comprador tiene sus motivos que lo motivan a comprar, y que le proporcionan una cierta guía sobre los precios que está dispuesto a ofrecer de una vez o en el último recurso. Y el vendedor y el productor también son activados por ciertos motivos: motivos que determinan que el vendedor se desprenda de sus productos a un precio determinado y no a otro precio, y que el productor continúe e incluso extienda su producción cuando los precios alcanzan un cierto nivel, o suspenderlo cuando están en un nivel diferente. En la competencia entre comprador y vendedor, todos estos motivos y determinantes se encuentran entre sí, y cualquiera que se refiera a la competencia para explicar la formación de precios apela en efecto a lo que bajo un nombre colectivo es el juego activo de todos los impulsos y motivos psíquicos que habían dirigido ambos lados del mercado. Marx está ahora, en su mayor parte, comprometido en el esfuerzo de dar a la competencia y a las fuerzas que operan en ella el lugar más bajo posible en su sistema. O lo ignora o, si no hace esto, trata de menospreciar la manera y el grado de su influir donde y cuando pueda. Esto se muestra de manera sorprendente en varias ocasiones.

En primer lugar, hace esto cuando deduce su ley de que el valor es totalmente laboral. Toda persona imparcial conoce y ve que la influencia que la cantidad de trabajo empleada ejerce en el nivel permanente de los precios de los bienes (una influencia que no es tan especial y peculiar como lo hace aparecer la ley marxista del valor) actúa solo a través del juego de la oferta y la oferta. demanda, es decir, a través de la competencia. En el caso de intercambios excepcionales, o en el caso del monopolio, pueden existir precios que (incluso aparte del reclamo del capital invertido) están fuera de toda proporción con el tiempo de trabajo incorporado. Marx, naturalmente, también lo sabe, pero él no hace referencia a ello en su deducción de la ley del valor. Si se hubiera referido a él, entonces no habría podido dejar de lado la pregunta de qué manera y en qué etapas intermedias el tiempo de trabajo debería ser la única influencia que determina el precio nivelado entre todos los motivos y factores que juegan su papel bajo La bandera de la competencia. El análisis completo de esos motivos, que entonces no podrían haberse evitado, inevitablemente habría puesto el valor de uso mucho más en primer plano de lo que habría convenido a Marx, y habría arrojado una luz diferente sobre muchas cosas, y finalmente habría revelado mucho a lo que Marx no deseaba permitir ningún peso en su sistema.

Y así, en la misma ocasión en que, para dar una explicación completa y sistemática de su ley de valor, habría sido su deber haber mostrado el papel que juega la competencia como intermediario, fallece sin decir una palabra. Más tarde lo nota, pero, a juzgar por el lugar y la manera, no como si fuera un punto importante en el sistema teórico; en algunas observaciones casuales y superficiales, lo alude en pocas palabras como algo que más o menos se explica por sí mismo, y no se molesta en ir más allá. Creo que los hechos mencionados sobre la competencia están expuestos de manera más clara y concisa por Marx en la página 156 del tercer volumen, donde el intercambio de mercancías en Se dice que los precios que se aproximan a sus “valores” y corresponden, por lo tanto, al tiempo de trabajo incorporado en ellos, están sujetos a las tres condiciones siguientes: I. Que el intercambio de mercancías no sea meramente “accidental u ocasional “. 2. Que los productos “en ambos lados deben producirse en cantidades casi proporcionales a la demanda recíproca, que en sí misma resulta de la experiencia de ambos lados del mercado, y que por lo tanto crece como resultado de un intercambio sostenido en sí mismo”; y 3. “Que ningún monopolio natural o artificial debe otorgar a ninguna de las partes contratantes el poder de vender por encima del valor, o debe forzar cualquiera de ellos para vender por debajo del valor”. Y entonces, lo que Marx exige como condición para que su ley de valor entre en funcionamiento es una fuerte competencia en ambos lados que debería haber durado lo suficiente como para ajustar la producción relativamente a las necesidades del comprador de acuerdo a la experiencia del mercado. Debemos tener muy en cuenta este pasaje .

No se agrega prueba más detallada. Por el contrario, un poco más tarde, de hecho, justo en medio de esos argumentos en los que, relativamente hablando, trata más exhaustivamente la competencia, sus dos lados de la demanda y la oferta, y su relación con la fijación de precios, Marx declina expresamente un “análisis más profundo de estas dos fuerzas impulsoras sociales ” como “no apropiado aquí”.

Pero esto no es todo. Para menospreciar la importancia, para el sistema teórico, de la oferta y la demanda, y tal vez también para justificar su descuido de estos factores, Marx pensó en una teoría peculiar y notable que desarrolla en las páginas 169-70 del tercer volumen, después de algunas pequeñas alusiones anteriores a la misma. Comienza diciendo que cuando uno de los dos factores predomina sobre el otro, la demanda sobre la oferta, por ejemplo, o viceversa, se forman precios de mercado irregulares que se desvían del “valor de mercado”, que constituye el “punto de equilibrio” para estos precios de mercado; que, por otro lado, si los productos básicos deben vender a este su valor de mercado normal, la demanda y la oferta deben equilibrarse exactamente entre sí. Y a eso agrega el siguiente argumento notable: “Si la demanda y la oferta se equilibran entre sí, dejan de actuar. Si dos fuerzas actúan por igual en direcciones opuestas, se cancelan entre sí: no producen ningún resultado, y los fenómenos que ocurren en estas condiciones deben explicarse por algún otro agente que no sea ninguna de estas fuerzas. Si la oferta y la demanda se cancelan entre sí, dejan de explicar nada, no afectan el valor de mercado y nos dejan completamente a oscuras sobre las razones por las cuales el valor de mercado debería expresarse solo en esto y en ninguna otra “suma de dinero”. La relación de la demanda con la oferta puede usarse correctamente para explicar las “desviaciones del valor de mercado” que se deben a la preponderancia de una fuerza sobre la otra, pero no al nivel del valor de mercado en sí.

Que esta curiosa teoría cuadra con el sistema marxista es obvia. Si la relación de la oferta con la demanda no tenía absolutamente ninguna relación con el nivel de los precios permanentes, entonces Marx tenía toda la razón, al establecer sus principios, de no preocuparse aún más con este factor sin importancia, e inmediatamente introducir en su sistema el factor que, en su opinión, ejerció una influencia real sobre el grado de valor, es decir, el trabajo.

Sin embargo, no es menos obvio, creo, que esta curiosa teoría es absolutamente falsa. Su razonamiento se basa, como suele ser el caso de Marx, en un juego de palabras. Es bastante cierto que cuando una mercancía se vende a su valor de mercado normal, la oferta y la demanda deben, en cierto sentido, equilibrarse entre sí: es decir, a este precio, se demanda efectivamente la misma cantidad de mercancía que se ofrece. Pero este no es solo el caso cuando los productos se venden a un valor de mercado normal, sino a cualquier valor de mercado en el que se venden, incluso cuando sea un valor irregularmente variable. Además, todos saben muy bien, al igual que el propio Marx, que la oferta y la demanda son cantidades elásticas. Además de la oferta y la demanda que entra en intercambio, siempre hay una demanda u oferta “excluida”, es decir, un número de personas que desean igualmente los productos básicos para sus necesidades, pero que no pueden o no pueden ofrecer los precios ofrecidos por sus competidores más fuertes; y una cantidad de personas que también están preparadas para ofrecer los productos deseados, solo a precios más altos que los que se pueden obtener en la situación dada del mercado. Pero el dicho de que la demanda y la oferta “se equilibran entre sí” no se aplica absolutamente a la demanda y la oferta totales, sino solo a la parte exitosa de la misma. Es bien sabido, sin embargo, que el negocio del mercado consiste simplemente en seleccionar la parte exitosa de la demanda total y la oferta total, y que el medio más importante para esta selección es la fijación del precio. No se pueden comprar más productos de los que se venden. Por lo tanto, en los dos lados, solo un determinado número fijo de reflectores (es decir, reflectores para solo un cierto número fijo de productos) llama a un foco. La selección de este número se realiza mediante el avance automático de los precios a un punto que excluye el exceso de número en ambos lados; para que el precio sea al mismo tiempo demasiado alto para el exceso de los posibles compradores y demasiado bajo para el exceso de los posibles vendedores. Por lo tanto, no son solo los competidores exitosos quienes participan en la determinación del nivel de precios, sino que las circunstancias respectivas de los excluidos también tienen una participación en el mismo; y por ese motivo, si no por otro, es un error argumentar la suspensión completa de la acción de la oferta y la demanda desde el equilibrio de la parte que entra efectivamente en el mercado. Pero también está mal por otra razón. Suponiendo que es solo la parte exitosa de la oferta y la demanda, estar en equilibrio cuantitativo, lo que afecta la fijación del precio, es bastante erróneo y poco científico asumir que las fuerzas que sostienen cada uno otro en equilibrio, por lo tanto, “deja de actuar”. Por el contrario, el estado de equilibrio es solo el resultado de su acción, y cuando se debe dar una explicación de este estado de equilibrio con todos sus detalles, uno de los más prominentes es la altura del nivel en el que se encontró equilibrio, ciertamente no se puede dar “de otra manera que no sea por la agencia de las dos fuerzas”. Por el contrario, es solo por la agencia de las fuerzas que mantienen el equilibrio que puede explicarse. Pero tales proposiciones abstractas pueden ilustrarse mejor con un ejemplo práctico.

Supongamos que enviamos un globo aerostático. Todo el mundo sabe que un globo se eleva si y porque está lleno de un gas que es más delgado que el aire atmosférico. Sin embargo, no se eleva a lo ilimitable, sino solo a una cierta altura, donde permanece flotando mientras no ocurra nada, como un escape de gas, que altere las condiciones. Ahora, ¿cómo se regula el grado de altitud y por qué factor se determina? Esto es transparentemente evidente. La densidad del aire atmosférico disminuye a medida que aumentamos. El globo se eleva solo mientras la densidad del estrato de atmósfera circundante sea ​​mayor que su propia densidad, y deje de elevarse cuando sea densidad y la densidad; de la atmósfera se mantienen equilibradas. Por lo tanto, cuanto menos denso es el gas, más alto se elevará el globo y más alto es el estrato de aire en el que encuentra el mismo grado de densidad atmosférica. Es obvio, en estas circunstancias, por lo tanto, que la altura a la que se eleva el globo no puede explicarse teniendo en cuenta la densidad relativa de un lado y del aire atmosférico del otro.

¿Cómo aparece el asunto, sin embargo, desde el punto de vista marxista? A cierta altura, ambas fuerzas, la densidad del globo y la densidad del aire circundante, están en equilibrio. Por lo tanto, “dejan de actuar”, “dejan de explicar nada”, no afectan el grado de ascenso, y si deseamos explicar esto debemos hacerlo por “algo más que la agencia de estas dos fuerzas”. “. De hecho, decimos, ¿por qué entonces? O nuevamente, cuando el índice de una máquina de pesaje apunta a 100 lbs. cuando se pesa un cuerpo, ¿cómo debemos explicar esta posición del índice de la máquina de pesaje? No debemos dar cuenta de ello por la relación del peso de la el cuerpo que se va a pesar por un lado y las pesas que sirven en la máquina de pesaje por el otro, para estas dos fuerzas, cuando el índice de la máquina de pesaje está en la posición mencionada, se mantienen en equopoise; por lo tanto, dejan de actuar y nada puede explicarse por su relación, ni siquiera la posición del índice de la máquina de pesaje.

Creo que la falacia aquí es obvia, y que no es menos obvio que el mismo tipo de falacia se encuentra en la raíz de los argumentos por los cuales Marx razona la influencia de la oferta y la demanda en el nivel de los precios permanentes. Sin embargo, que no haya malentendidos. De ninguna manera considero que una referencia a la fórmula de oferta y demanda contenga una explicación realmente completa y satisfactoria de la fijación de precios permanentes. Por el contrario, la opinión, que a menudo he expresado extensamente en otras partes, es que los elementos que solo se pueden comprender de manera aproximada bajo el término “oferta y demanda” deben analizarse detenidamente, y la manera y la medida de su influencia recíproca exactamente definido; y que de esta manera debemos proceder al logro del conocimiento de aquellos elementos que ejercen una influencia especial en el estado de los precios. Pero la influencia de la relación de oferta y demanda que Marx aleja es un vínculo indispensable en esta explicación más profunda y más profunda; No es un tema secundario, sino uno que va al corazón del tema.

Volvamos a los hilos de nuestro argumento. Varias cosas nos han demostrado cuán duro Marx trata de hacer que la influencia de la oferta y la demanda se retire en el fondo de su sistema, y ​​ahora en el notable giro que toma su sistema después del primer cuarto del tercer volumen, se enfrenta a la tarea explicando por qué los precios permanentes de los productos básicos no gravitan hacia la cantidad incorporada de mano de obra sino hacia los “precios de producción” que se desvían de ella.

Él declara que la competencia es la que causa esto. La competencia reduce las tasas de ganancia originales, que eran diferentes para las diferentes ramas de producción de acuerdo con las diferentes composiciones orgánicas de las capitales, a una tasa de ganancia promedio común, y, en consecuencia, los precios deben gravitar a la larga hacia precios de producción que producen el beneficio promedio igual. Apresurémonos a resolver algunos puntos que son importantes para comprender esta explicación.

En primer lugar, es cierto que una referencia a la competencia no es más que una referencia a la acción de la oferta y la demanda. En el pasaje ya mencionado, en el que Marx describe de manera más concisa el proceso de igualación de las tasas de ganancia por la competencia de capitales (iii.175), dice expresamente que este proceso se produce por “tal relación de oferta con demanda, que la ganancia promedio se iguale en las diferentes esferas de producción y que, por lo tanto, los valores cambien a los precios de producción”.

En segundo lugar, es cierto que, en lo que respecta a este proceso, no se trata de meras fluctuaciones alrededor del centro de gravitación, contempladas en la teoría de los dos primeros volúmenes, es decir, alrededor del tiempo de trabajo incorporado, sino una cuestión de un forzamiento definitivo de precios a otro centro permanente de gravitación, a saber, el precio de producción.

Y ahora la pregunta sigue a la pregunta.

Si, según Marx, la relación entre la oferta y la demanda ejerce ninguna influencia sobre el nivel de precios permanentes, ¿cómo puede la competencia, que es idéntica a esta relación, ser el poder que cambia el nivel de los precios permanentes del nivel de “valor” a un nivel tan diferente como el del precio de producción? ¿No vemos más bien, en este llamamiento forzado e inconsistente a la competencia como el deus ex machina que impulsa los precios permanentes desde ese centro de gravitación que está en consonancia con la teoría del trabajo incorporado a otro centro, una confesión involuntaria de que las fuerzas sociales que gobiernan la vida real, contienen en sí mismos y ponen en acción algunos determinantes elementales del intercambio relaciones que no pueden reducirse al tiempo de trabajo, y que, en consecuencia, el análisis de la teoría original que arrojó el tiempo de trabajo solo como la base de las relaciones de intercambio fue incompleto y no correspondía con los hechos. Y además: Marx nos lo ha dicho él mismo, y hemos notado cuidadosamente el pasaje, que las mercancías intercambian aproximadamente a sus valores solo cuando existe una fuerte competencia. Así, él, en ese momento, recurrió a la competencia como un factor que tiende a empujar los precios de los productos básicos hacia sus “valores”. Y ahora aprendemos, por el contrario, que la competencia es una fuerza que empuja los precios de los productos básicos, lejos de sus valores y a sus precios de producción. Estas declaraciones, además, se encuentran en uno y el mismo capítulo: el décimo capítulo, destinado, al parecer, a una notoriedad infeliz. ¿Pueden ser reconciliados? Y, si Marx tal vez pensó que podría encontrar una reconciliación en la opinión de que una proposición se aplicaba a las condiciones primitivas y la otra a la sociedad moderna desarrollada, ¿no deberíamos señalarle que en el primer capítulo de su trabajo no dedujo su teoría de que el valor era totalmente trabajo de una Robinsonada, sino de las condiciones de una sociedad en la que prevalece un “modo de producción capitalista” y la “riqueza” de la cual “aparece como una inmensa colección de mercancías”? Y no lo hace ¿Nos exige a lo largo de todo su trabajo que veamos las condiciones de nuestra sociedad moderna a la luz de su teoría del trabajo y las juzguemos por ella? Pero cuando preguntamos dónde, según sus propias declaraciones, debemos buscar en la sociedad moderna la región en la que su ley de valor está en vigor, preguntamos en vano. Para cualquiera no hay competencia, en cuyo caso las mercancías no se intercambian en absoluto de acuerdo con sus valores, dice Marx (iii. 156); o existe competencia, y precisamente entonces, afirma, aún se intercambian menos según sus valores, sino según sus precios de producción (iii. 176).

Y así, en el desafortunado capítulo décimo, la contradicción se acumula sobre la contradicción. No prolongaré la investigación ya larga contando todas las contradicciones e inexactitudes menores con las que abunda este capítulo. Creo que cualquiera que lea el capítulo con una mente imparcial tendrá la impresión de que la escritura está, por así decirlo, desmoralizada. En lugar del estilo severo, embarazado y cuidadoso, en lugar de la lógica de hierro a la que estamos acostumbrados en las partes más brillantes de las obras de Marx, tenemos aquí una manera incierta y despectiva no solo en el razonamiento sino incluso en el uso de términos técnicos . Qué sorprendente, por ejemplo, es que esté constantemente cambiando la concepción de los términos “oferta” y “demanda”, que en un momento se nos presentan, con toda razón, como cantidades elásticas, con diferencias de intensidad, pero en otro se consideran, después de la peor manera de una “economía vulgar”, como cantidades simples. O cuán insatisfactoria e inconsistente es la descripción de los factores que rigen el valor de mercado, si las diferentes porciones de la masa de productos que ingresan al mercado se crean en condiciones desiguales de producción, etc.

La explicación de esta característica del capítulo no se puede encontrar simplemente en el hecho de que fue escrita por Marx cuando estaba envejeciendo; porque incluso en partes posteriores hay muchos argumentos espléndidamente escritos; e incluso este desafortunado capítulo, en el que ya se habían dispersado indicios oscuros aquí y allá en el primer volumen, debió haber terminado en los primeros tiempos. La escritura de Marx es confusa y vacilante aquí porque no podía aventurarse a escribir clara y definitivamente sin abierta contradicción y retractación. Si en el momento en que estaba lidiando con las relaciones de intercambio reales, las manifestadas en la vida real, habría seguido el tema con la misma penetración luminosa y minuciosa con la que siguió  a través de dos volúmenes, la hipótesis de que el valor es trabajo hasta su máxima conclusión lógica; si en esta coyuntura le hubiera dado al importante término “competencia” una importancia científica, mediante un cuidadoso análisis económico-psicológico de las fuerzas motrices sociales que entran en acción bajo ese nombre completo; si no se hubiera detenido o descansado, siempre y cuando un vínculo en el argumento permaneciera sin explicación, o una consecuencia no llevada a su conclusión lógica; o mientras una relación pareciera oscura y contradictoria, -y casi cada palabra de este décimo capítulo desafía a una indagación o explicación como esta- habría sido conducido paso a paso a la exposición de un sistema completamente diferente al de su sistema original, ni habría podido evitar la abierta contradicción y retractación de la proposición principal del sistema original. Esto solo podría evitarse con confusión y mistificación. Marx a menudo debe haberlo sentido instintivamente, incluso si no lo sabía, cuando rechazó expresamente el análisis más profundo de las fuerzas de la motivación social.

Aquí yace, creo, el Alfa y la Omega de todo lo que es falaz, contradictorio y vago en el tratamiento de su tema por parte de Marx. Su sistema no está en contacto cercano con los hechos. Marx no ha deducido de los hechos los principios fundamentales de su sistema, ya sea mediante un empirismo sólido o un análisis económico-psicológico sólido; pero lo encuentra en un terreno no más firme que una dialéctica formal. Esta es la gran falla radical del sistema marxista en su nacimiento; de él todo lo demás surge necesariamente. El sistema funciona en una dirección, los hechos van en otra; y cruzan el curso del sistema a veces aquí, a veces allí, y en cada ocasión la falla original engendra una falla nueva. El conflicto entre el sistema y los hechos deben mantenerse apartados de la vista, de modo que el asunto esté envuelto en la oscuridad o la vaguedad, o se dé vuelta y se retuerza con los mismos trucos de dialéctica que al principio; o donde nada de esto sirve tenemos una contradicción. Tal es el carácter del décimo capítulo del tercer volumen de Marx. Trae la mala cosecha diferida durante mucho tiempo, que creció por necesidad de la mala semilla.

CAPITULO V

LA DISCULPA DE WERNER SOMBART

Un apologista de Marx, tan inteligente como ardiente, apareció recientemente en la persona de Werner Sombart. [1] Su disculpa, sin embargo, muestra una característica peculiar. Para poder defender las doctrinas de Marx, primero tiene que ponerles una nueva interpretación.

Vayamos de inmediato al punto principal. Sombart admite (e incluso agrega algunos argumentos muy sutiles a la prueba) [2] que la ley marxista del valor es falsa si afirma estar en armonía con la experiencia real. Él dice (p. 573) De la ley marxista del valor que “no se exhibe en la relación de intercambio de mercancías producidas capitalistamente “, que “de ninguna manera indica el punto hacia el cual gravitan los precios de mercado”, que “simplemente tan poco actúa como un factor de distribución en la división del producto social anual “, y que” nunca se evidencia en ninguna parte “(p. 577). Al “valor ilegal” solo le queda “un lugar de refugio: el pensamos en el economista teórico ….. Si queremos resumir las características del valor de Marx, diríamos que su valor no es un hecho de experiencia sino de pensamiento “(p. 574).

Lo que Sombart quiere decir con esta “existencia en el pensamiento” lo veremos directamente; pero primero debemos detenernos por un momento para considerar la admisión de que el valor marxista no existe en el mundo de los fenómenos reales. Tengo curiosidad por saber si los marxistas ratificarán esta admisión. Bien puede dudarse, ya que el propio Sombart tuvo que citar una protesta del campo marxista, ocasionada por una declaración de C. Schmidt y planteada de antemano contra tal punto de vista. “La ley del valor no es una ley de nuestro pensamiento simplemente; … la ley del valor es una ley de naturaleza muy real: es una ley natural de la acción humana”. [3] Creo que también es muy cuestionable si Marx él mismo habría ratificado la admisión. Es el propio Sombart quien nuevamente, con notable franqueza, le da al lector una lista completa de pasajes de Marx que dificultan esta interpretación. [4] Por mi parte sostengo que sea totalmente incompatible con la letra y el espíritu de la doctrina marxista. Que cualquiera lea sin prejuicios los argumentos con los que Marx desarrolla su valor de la teoría. Él comienza su investigación, como él mismo dice, en el dominio de “capitalísticamente organizada la sociedad, cuya riqueza es una inmensa colección de materias primas”, y con el análisis de una mercancía (i. 9). Con el fin de “ponerse en la pista” del valor, parte de La relación de intercambio de la mercancía (i. 23). ¿Comienza a partir de una relación de intercambio real, le pregunto, o de una relación imaginaria? Si hubiera dicho o quisiera decir esto último, ningún lector habría pensado que valía la pena perseguir una especulación tan ociosa. De hecho, hace una referencia muy decidida, como era inevitable, a los fenómenos del mundo económico real. La relación de intercambio de dos productos, dice, siempre se puede representar mediante una ecuación: por lo tanto, 1 cuarto de trigo = 1 cwt. hierro. “¿Qué prueba esta ecuación? Que existe un factor común de la misma magnitud en ambas cosas, y cada una de las dos, en la medida en que es un valor de cambio, debe ser reducible a este tercio”, que tercero, según aprendemos sobre el página siguiente, es trabajo de la misma cantidad.

Si mantiene que existe la misma cantidad de trabajo en cosas iguales a cambio, y que estas cosas deben ser reducibles a cantidades iguales de trabajo, está reclamando para estas condiciones una existencia en el mundo real y no simplemente en el pensamiento. Debemos tener en cuenta que la antigua línea de argumentación de Marx habría sido bastante imposible si, al lado de ella, hubiera querido proponer, para las relaciones de intercambio reales, el dogma de que productos de cantidades desiguales de intercambio de trabajo, en principio, con cada uno otro. Si hubiera admitido esta noción (y el conflicto con los hechos con los que le reprocho radica solo en que no lo admite), ciertamente hemos llegado a conclusiones muy diferentes. O se habría visto obligado a declarar que la llamada igualación a cambio no es una ecuación verdadera, y no admite la conclusión de que “un factor común de igual magnitud” está presente en las cosas intercambiadas, o se habría visto obligado. para llegar a la conclusión de que el factor común buscado de igual magnitud no es, y no podría ser, el trabajo. En cualquier caso, habría sido imposible para él haber seguido razonando como lo hizo.

Y Marx continúa diciendo muy decididamente en numerosas ocasiones que su “valor” está en la raíz de las relaciones de intercambio, de modo que, de hecho, los productos de igual cantidad de trabajo son “equivalentes” y, como tales, se intercambian entre sí. [5] En muchos lugares, algunos de los cuales son citados por el propio Sombart, [6] afirma que su ley del valor posee el carácter y la potencia de una ley de la naturaleza, “se abre paso como lo hace la ley de la gravedad cuando la casa se cae sobre la cabeza “. [7] Incluso en el tercer volumen establece claramente las condiciones reales (equivalen a una fuerte competencia en ambos lados) que debe obtener “para que los precios a los que el intercambio de productos entre sí debe corresponder aproximadamente a su valor “, y explica además que esto” naturalmente solo significa que su valor es el centro de gravitación alrededor del cual se mueven sus precios “(iii. 156).

Podemos mencionar a este respecto que Marx a menudo cita con aprobación escritores más antiguos que mantuvieron la proposición de que el valor de cambio de los bienes estaba determinado por el trabajo incorporado en ellos, y lo mantuvieron indudablemente como una proposición que estaba en armonía con las relaciones de intercambio reales. [8] Sombart mismo, por otra parte, señala un argumento de Marx en el que afirma claramente su ley de valor una verdad “empírica” ​​e “histórica” ​​(iii. 155 en relación con iii. 175 seq.).

Y, por último, si Marx reivindicara solo una validez en el pensamiento y no en las cosas para su ley del valor, ¿qué significado habría tenido en los dolorosos esfuerzos que hemos descrito, con los que intentó demostrar eso, a pesar de la teoría de la precio de producción, su ley de valor regía las relaciones de cambio reales, porque regulaba el movimiento de precios por un lado, y por el otro, los precios de producción mismos?

En resumen, si hay algún significado racional en el tejido de argumentos lógicos sobre el cual Marx funda su teoría del valor laboral, no creo que haya enseñado o podría haberlo enseñado en el sentido menos pretencioso que Sombart ahora intenta atribuirle. Por lo demás, es un asunto que Sombart puede resolver con los seguidores de Marx. Para aquellos que, como yo, consideran que la teoría marxista del valor es un fracaso, no tiene importancia. Porque cualquiera de los dos Marx ha mantenido su ley del valor en el sentido más pretencioso de que corresponde con la realidad, y si es así, estamos de acuerdo con la opinión de Sombart de que, mantenida en este sentido, es falsa; o lo hizo no le atribuya ninguna autoridad real, y luego, en mi opinión, no puede interpretarse en ningún sentido, lo que le otorgue la menor importancia científica. Es práctica y teóricamente una nulidad.

Es cierto que sobre este Sombart es de una opinión muy diferente. Acepto voluntariamente una invitación expresa de este hombre capaz y erudito (que espera mucho del progreso de la ciencia a partir de un encuentro de opiniones entusiasta y amable) para reconsiderar la “crítica de Marx” sobre la base de su nueva interpretación. También me complace resolver este punto en particular con él. Lo hago con la plena conciencia de que ya no estoy lidiando con una “crítica de Marx”, como Sombart me invitó a revisar sobre la base de su nueva interpretación, pero estoy prestando puramente una “crítica de Sombart”.

¿Qué significa, entonces, según Sombart, la existencia del valor como “hecho de pensamiento”? Significa que la “idea de valor es una ayuda a nuestro pensamiento que empleamos para hacer que los fenómenos de la vida económica sean comprensibles”. Más exactamente, la función de la idea de valor es “hacer pasar ante nosotros, definidos por la cantidad, los productos que, como bienes de uso, son de diferente calidad. Está claro que cumplo este postulado si imagino queso, seda y ennegrecimiento como nada más que productos del trabajo humano en abstracto, y solo los relacionan entre sí cuantitativamente como cantidades de trabajo, la cantidad de la cantidad determinada por un tercer factor, común a todos y medida por unidades de tiempo ” . [9]

Hasta ahora todo va bien, hasta que llegamos a cierto enganche. Ciertamente, es admisible en sí mismo para algunos fines científicos, abstraer de todo tipo de diferencias, qué cosas pueden exhibir de una forma u otra, y considerar en ellas solo una propiedad, que es común a todas ellas, y que, como una propiedad común, proporciona el terreno para la comparación, la conmensurabilidad, etc. De esta manera, la dinámica mecánica, por ejemplo, con el propósito de muchos de sus problemas, se abstrae correctamente de la forma, el color, la densidad y la estructura de los cuerpos en movimiento, y los considera solo como masas; bolas de billar propulsadas, balas de cañón voladoras, niños corriendo, trenes en movimiento, piedras que caen y planetas en movimiento, son vistos simplemente como cuerpos en movimiento. No es menos admisible o menos con el propósito de concebir queso, seda, ennegrecimiento, como “nada más que productos del trabajo humano en abstracto”.

El enganche comienza cuando Sombart, como Marx, reclama para esta idea el nombre de la idea de valor. Este paso suyo, para profundizar en el asunto, admite posiblemente dos construcciones. La palabra “valor”, tal como la conocemos, en su doble aplicación al valor de uso y al valor en intercambio, ya se usa tanto en lenguaje científico como ordinario para denotar fenómenos definidos. La nomenclatura de Sombart, por lo tanto, implica la afirmación de que la propiedad de las cosas, es decir, el ser un producto del trabajo, que solo se tiene en cuenta, es el factor decisivo para todos los casos de valor en el sentido científico ordinario, y por lo tanto representa, para ejemplo, el fenómenos de valor de cambio; o, sin ningún arrière pensée de este tipo, su nomenclatura puede ser puramente arbitraria; y, desafortunadamente para las nomenclaturas de ese tipo, no existe una guía de ley obligatoria fija, sino solo un buen juicio y una sensación de aptitud.

Si tomamos la segunda de las dos construcciones, si la aplicación del término “valor” al “trabajo incorporado” no conlleva la afirmación de que el trabajo incorporado es la sustancia del valor de cambio, entonces el asunto sería muy inofensivo. Que no sería más que una abstracción perfectamente admisible, conectado, es cierto, con una mayor nomenclatura poco práctico, inadecuado y engañoso. Sería como si de repente se le ocurriera a un filósofo natural dar a los diferentes cuerpos que, por abstracción de forma, color, estructura, etc., había concebido únicamente como masas, el nombre de “fuerzas activas”, un término que sabemos que ya ha establecido derechos, denota una función de masa y velocidad, es decir, algo muy diferente de la simple masa. No habría ningún error científico en esto, sin embargo, solo una inadecuada grosería (prácticamente muy peligrosa) de la nomenclatura. Pero nuestro caso es obviamente diferente. Es diferente con Marx y diferente con Sombart. Y aquí, por lo tanto, el enganche asume mayores proporciones.

Mi estimado oponente ciertamente admitirá que no podemos hacer ninguna abstracción que nos guste para satisfacer cualquier propósito científico que nos guste. Por ejemplo, comenzar por concebir los diferentes cuerpos como “nada más que masas”, lo cual es legítimo en ciertos problemas dinámicos, sería claramente inadmisible con respecto a problemas acústicos u ópticos. Incluso dentro de la dinámica es ciertamente inadmisible abstraerse de la forma y la consistencia, cuando se establece, por ejemplo, la ley de las cuñas. Estos ejemplos prueban que incluso en ciencia los “pensamientos” y la “lógica” no pueden alejarse por completo de los hechos. También para la ciencia, el dicho es válido: “Est modus in rebus, sunt certi denique multas “. Y creo que puedo mostrar, sin peligro de una contradicción de mi estimado oponente, que esos” límites definidos “consisten en esto, que en todos los casos solo se pueden ignorar esas peculiaridades que son irrelevantes para el fenómeno bajo investigación: NB, realmente, realmente irrelevante. Por otro lado, uno debe dejar al resto, al esqueleto, por así decirlo, de la concepción que se someterá a un estudio más profundo de todo lo que es realmente relevante en el lado concreto . aplicar esto a nuestro propio caso.

La enseñanza marxista de una manera muy enfática basa la investigación científica y la crítica de las relaciones de intercambio de mercancías en la concepción de mercancías como “nada más que productos”. Sombart respalda esto, y en ciertas declaraciones bastante indefinidas, que, debido a su indefinición, no discuto con él, incluso llega a ver los fundamentos de toda la existencia económica del hombre a la luz de esa abstracción. . [10]

Solo el trabajo incorporado es importante en el primer (intercambio), o incluso en el segundo caso (existencia económica), el propio Sombart no se aventura a afirmar. Se contenta al afirmar que con esa concepción se destaca el “hecho más importante desde el punto de vista económico y objetivo”. [11] No cuestionaré esta afirmación, solo que ciertamente no debe entenderse que significa que todos los demás hechos importantes además del trabajo están tan subordinados que podrían ser casi, si no completamente ignorados, de su insignificancia. Nada podría ser menos cierto. Es en el más alto grado importante para la existencia económica del ser humano. seres, por ejemplo, si la tierra que habitan es como el valle del Ródano, el desierto del Sahara o Groenlandia; y también es una cuestión de gran importancia si el trabajo humano es ayudado por un stock de bienes previamente acumulado, un factor que tampoco puede referirse exclusivamente al trabajo. El trabajo ciertamente no es la circunstancia objetivamente más importante para muchos bienes, especialmente en lo que respecta a las relaciones de intercambio. Podemos mencionar, como ejemplos, troncos de viejos robles, lechos de carbón y parcelas de tierra; e incluso si se admite que es así para la mayor parte de los productos básicos, aún debe enfatizarse el hecho de que La influencia de los otros factores, que son factores determinantes además del trabajo, es tan importante que las relaciones de intercambio reales divergen considerablemente de la línea que correspondería con el trabajo encarnado por sí mismo.

Pero si el trabajo no es el único factor importante en las relaciones de intercambio y el valor de cambio, sino solo uno, aunque sea el factor más poderoso e importante entre otros, un primus inter pares, por así decirlo, entonces, según lo que ya se dijo, es simplemente incorrecto e inadmisible basar solo en el trabajo una concepción de valor que es sinónimo de valor de cambio; es tan incorrecto e inadmisible como si un filósofo natural basase la “fuerza activa” solo en la masa de los cuerpos y, por abstracción, eliminara la velocidad de su cálculo.

Estoy realmente asombrado de que Sombart no haya visto o sentido esto, y más aún porque al formular sus opiniones, incidentalmente hizo uso de expresiones cuya incongruencia, con sus propias premisas, es tan sorprendente que uno hubiera pensado que no podría dejar de ser golpeado por eso. Su punto de partida es que el carácter de las mercancías, como productos del trabajo social, representa la característica económica y objetivamente más importante en ellas, y lo demuestra diciendo que el suministro a la humanidad de bienes económicos, “las condiciones naturales son iguales”. está en el dependiente principal en el desarrollo de la fuerza productiva social del trabajo, y de ahí que llega a la conclusión de que esta característica económica encuentra su adecuada expresión en la concepción del valor que se basa solo en el trabajo. Este pensamiento se repite dos veces en las páginas 576 y 577 en términos algo diferentes, pero la expresión “adecuada” se repite cada vez sin cambios.

Ahora, pregunto, ¿no es, por el contrario, evidente que la concepción del valor basada únicamente en el trabajo no es adecuada para la premisa de que el trabajo es simplemente el más importante entre varios hechos importantes, sino que va mucho más allá de eso. Hubiera sido adecuado solo si la premisa hubiera afirmado que el trabajo es el único hecho importante. Pero este Sombart de ninguna manera afirmó. Sostiene que la importancia del trabajo es muy grande con respecto a las relaciones de intercambio y para la vida humana en general, mayor que la importancia de cualquier otro factor; y para tal condición de las cosas, la fórmula de valor marxista, según la cual el trabajo por sí solo es lo más importante, es una expresión tan poco adecuada como lo sería dejar 1 + 1/2 + 1/4 igual a 1 solo.

No solo la afirmación de la concepción “adecuada” del valor no es apropiada, sino que me parece que hay detrás de ella un pequeño toque de astucia, algo no intencionado por Sombart. Si bien admite expresamente que el valor marxista no resiste la prueba de los hechos, Sombart exigió un asilo por el valor “ilegal” en el pensamiento del economista teórico. Sin embargo, a partir de este asilo, inesperadamente hace una inteligente salida al mundo concreto cuando nuevamente sostiene que su concepción del valor es adecuada para el hecho objetivamente más relevante, o en palabras más pretenciosas, que “un hecho técnico que gobierna objetivamente lo económico la existencia de la sociedad humana ha encontrado en ella su expresión económica adecuada “(p. Creo que uno puede protestar justamente contra tal procedimiento. Es un caso de una cosa u otra. O bien, el valor marxista afirma estar en armonía con los hechos reales, en cuyo caso debería salir audazmente con esta afirmación y no tratar de escapar de la prueba exhaustiva de los hechos al atrincherarse detrás de la posición de que no había querido afirmar ningún hecho real. pero solo para construir “una ayuda para nuestro pensamiento”; o de lo contrario busca protegerse detrás de esta muralla, evita la prueba exhaustiva de los hechos, y en ese caso no debería reclamar por medios indirectos de afirmaciones vagas un tipo de significado concreto que podría pertenecerle solo si se había mantenido esa prueba por hechos que claramente había evitado. La frase “la expresión adecuada del hecho dominante” significa nada menos que que Marx está en lo principal, incluso empíricamente correcto. Bien y bueno. Si Sombart o alguien más desea afirmar eso, que lo haga abiertamente. Deje que deje de jugar con el mero “hecho del pensamiento” y ponga el asunto claramente a prueba del hecho real. Esta prueba mostraría cuál es la diferencia entre los hechos completos y la “expresión adecuada del hecho rector “. Hasta entonces, sin embargo, puedo contentarme con afirmar que, con respecto a las opiniones de Sombart, no tenemos que lidiar con una variación inofensiva de simplemente abstracción nombrada inapropiadamente, pero con una incursión pretenciosa en el dominio de lo real, para lo cual se omite e incluso se evade toda justificación por evidencia .

Hay otra afirmación inadmisiblemente pretenciosa de Marx que creo que Sombart ha aceptado sin suficientes críticas; la declaración, a saber, que es solo al concebir las mercancías como “nada más que productos” del trabajo social que es posible para nuestro pensamiento ponerlas en una relación cuantitativa entre ellas, hacerlas “conmensurables” y, por lo tanto, ” para hacer ” accesibles” a nuestro pensamiento “los fenómenos del mundo económico”. [12] ¿Sombart habría encontrado posible aceptar esta afirmación si la hubiera sometido a críticas? ¿Podría realmente haber pensado que es solo por medio de la idea marxista de valor que ¿Las relaciones de intercambio están disponibles para el pensamiento científico, o no están disponibles en absoluto? No lo puedo creer. El conocido argumento dialéctico de Marx en la página 12 del primer volumen puede no haber tenido un poder convincente para un Sombart. Sombart ve y sabe tan bien como yo que no solo los productos del trabajo, sino también los productos puros de la naturaleza, se ponen en relación cuantitativa a cambio y, por lo tanto, son prácticamente conmensurables entre sí y con los productos del trabajo. Y, sin embargo, según él, no podemos concebirlos como conmensurables, excepto por referencia a un atributo que poseen y que, aunque puede atribuirse a productos de el trabajo en lo que respecta a la calidad, no se les puede imputar en lo que respecta a la cantidad ya que, como se ha admitido, los productos del trabajo tampoco se intercambian en proporción al trabajo incorporado en ellos. ¿No debería ser eso una señal para el teórico sin fundamento de que, a pesar de Marx, el verdadero denominador común —el verdadero factor común a cambio— todavía tiene que buscarse y buscarse en otra dirección que la tomada por Marx?

Esto me lleva a un último punto sobre el que debo referirme a Sombart. Sombart desea rastrear la oposición que existe entre el sistema marxista, por un lado, y los sistemas teóricos adversos, especialmente de los llamados economistas austriacos, por el otro, a una disputa sobre el método. Marx, dice, representa una objetividad extrema. Los demás representamos una subjetividad que se encuentra con la psicología. Marx no traza los motivos que determinan a los sujetos individuales como agentes económicos en su modo de acción, pero busca los factores objetivos, las “condiciones económicas”, que son independientes de la voluntad y, puedo agregar, a menudo también de los conocimiento del individuo. Busca descubrir “qué va más allá del control del individuo por el poder de las relaciones que son independientes de él. “Nosotros, por el contrario,” tratamos de explicar los procesos de la vida económica en última instancia mediante una referencia a la mente del sujeto económico, ” y” plantar las leyes de la vida económica sobre una base psicológica “. [13]

Esa es ciertamente una de las muchas observaciones sutiles e ingeniosas que se encuentran en los escritos de Sombart; pero a pesar de su solidez esencial, no me parece encontrar el punto principal. No se encuentra conmigo en lo que respecta al pasado al explicar la posición adoptada hasta ahora por los críticos hacia Marx, y por lo tanto no lo cumple con respecto al futuro, exigiendo, como lo hace, una era completamente nueva de crítica marxista, que aún tiene que comenzar, para lo cual “no se realiza ningún trabajo preparatorio”, [14] y respecto al cual sería necesario decidir en primer lugar cuál será su método. [15]

El estado de cosas me parece más bien esto. La diferencia señalada por Sombart en el método de investigación ciertamente existe. Pero la “vieja” crítica de Marx no atacó, hasta donde yo personalmente puedo juzgar, atacar su elección del método, sino sus errores en la aplicación del método elegido. Como no tengo derecho a hablar de otros críticos de Marx, debo hablar de mí mismo. Personalmente, en lo que respecta a la cuestión del método, estoy en la posición adoptada por el hombre literario en la historia con respecto a la literatura: permitió todo tipo de literatura con la excepción del “género ennuyeux”. Permito todo tipo de método siempre que se practique de tal manera que para producir algunos buenos resultados. No tengo nada que decir en contra del método objetivo . Creo que en la región de esos fenómenos relacionados con la acción humana puede ser una ayuda para el logro del conocimiento real. Que ciertos factores objetivos pueden entrar en conexión sistemática con las acciones humanas típicas, mientras que aquellos que están actuando bajo la influencia de la conexión no son claramente conscientes de ello, admito de buena gana, y me he llamado la atención sobre tales fenómenos. Por ejemplo, cuando las estadísticas prueban que los suicidios son especialmente numerosos en ciertos meses, por ejemplo, julio y noviembre, o que el número de matrimonios aumenta y disminuye según las cosechas son abundantes o al revés, estoy convencidos de que la mayoría de los que aumentan el contingente de suicidios que ocurren en los meses de julio y noviembre nunca se dan cuenta de que es julio y noviembre; y también que la decisión de quienes están ansiosos por casarse no se ve directamente afectada por la consideración de que los medios de subsistencia son temporalmente más baratos. [16] Al mismo tiempo, el descubrimiento de una conexión tan objetiva es indudablemente de valor científico.

En este momento, sin embargo, debo hacer varias reservas, reservas evidentes, creo. En primer lugar, me parece claro que el conocimiento de una conexión tan objetiva, sin el conocimiento de los vínculos subjetivos que ayudan a formar la cadena de causalidad, de ninguna manera es el grado más alto de conocimiento, sino que una comprensión completa solo será alcanzado por un conocimiento de los eslabones internos y externos de la cadena. Entonces, me parece que la respuesta obvia a la pregunta de Sombart (“si el movimiento objetivo en la ciencia de la economía política está justificado como exclusivo o simplemente como complementario” [17]) es que el movimiento objetivo solo puede justificarse como complementario

En segundo lugar, creo, pero como es una cuestión de opinión, no quiero presionar el punto con los opositores, que es sólo en la región de la economía, donde tenemos que tratar en gran medida con la acción humana consciente y calculada, que la primera de las dos fuentes de conocimiento , la fuente objetiva, puede en el mejor de los casos contribuir a un muy pobre y, especialmente cuando está solo, una parte totalmente inadecuada del total de conocimientos alcanzables.

En tercer lugar, y esto se refiere a la crítica de Marx en particular, debo preguntar con toda claridad que si se hace uso del método objetivo, debería ser el uso correcto. Si se demuestra que existen conexiones objetivas externas que, como el destino, controlan la acción con o sin el conocimiento, con o sin la voluntad del hacedor, demuestre que existen en su corrección. Y Marx no ha hecho esto. No ha demostrado su proposición fundamental de que el trabajo solo gobierna las relaciones de intercambio, ya sea objetivamente, desde el mundo externo, tangible y objetivo de los hechos, con el que, por el contrario, están en oposición, o subjetivamente, desde los motivos del intercambio fiestas; pero se lo da al mundo en forma de una dialéctica abortiva, más arbitraria y falsa a los hechos que probablemente nunca antes se haya conocido en la historia de nuestra ciencia.

Y una cosa más. Marx no se aferró al pálido “objetivo”. No pudo evitar referirse a los motivos de los operadores en cuanto a una fuerza activa en su sistema. Lo hace preeminentemente por su apelación a la “competencia”. ¿Es demasiado exigir que si introduce interpolación subjetiva en su sistema sean correctos, bien fundados y no contradictorios? Y esta demanda razonable que Marx ha contravenido continuamente. Debido a estas ofensas con las cuales, digo nuevamente, la elección del método no tiene nada que ver, pero que están prohibidas por las leyes de cada método, me opuse y me opongo a la teoría marxista como un error teoría. Representa, en mi opinión, el género prohibido: el género, las teorías equivocadas .

Estoy, y he estado por mucho tiempo, en el punto de vista hacia el cual Sombart busca dirigir la crítica futura de Marx, que él cree que todavía tiene que originarse. Él piensa “que un estudio comprensivo y una crítica del sistema marxista deberían intentarse de la siguiente manera: ¿El movimiento objetivo en la ciencia de la economía política está justificado como exclusivo o como complementario? Si se da una respuesta afirmativa, entonces puede pregúntese: ¿Se exige el método marxista de medición cuantitativa de los hechos económicos mediante la idea del valor como ayuda al pensamiento? De ser así, ¿se elige adecuadamente el trabajo como sustancia de la idea del valor? … es, puede el razonamiento marxista, el edificio del sistema erigido en él, sus conclusiones, etc., se disputan?

En mi opinión, hace mucho tiempo respondí la primera pregunta del método a favor de una justificación del método objetivo como “complementario”. Estaba y estoy igualmente seguro de que, para mantener las palabras de Sombart, “una medición cuantitativa de los hechos económicos se obtiene con una idea del valor como ayuda al pensamiento”. Sin embargo, a la tercera pregunta, la pregunta de si es correcto seleccionar el trabajo como la sustancia de esta idea de valor, siempre he dado una respuesta decididamente negativa; y la pregunta adicional, la pregunta de si el razonamiento marxista, las conclusiones, etc., pueden ser discutidas, respondo como afirmativamente.

¿Cuál será el juicio final del mundo? De eso no tengo dudas. El sistema marxista tiene un pasado y un presente, pero no un futuro permanente. De todo tipo de sistemas científicos, aquellos que, como el marxiano, una dialéctica hueca, se basan en una dialéctica hueca, seguramente condenados. Una dialéctica inteligente puede causar una impresión temporal en la mente humana, pero no puede ser duradera. A la larga, los hechos y la vinculación segura de causas y efectos ganan el día. En el dominio de las ciencias naturales, un trabajo como el de Marx incluso ahora sería imposible. En las ciencias sociales muy jóvenes fue capaz de alcanzar influencia, gran influencia, y probablemente solo lo pierde muy lentamente, y eso porque tiene su apoyo más poderoso no en el intelecto convencido de sus discípulos, sino en sus corazones, sus deseos y sus deseos. También puede subsistir durante mucho tiempo en el gran capital de autoridad que ha ganado sobre muchas personas. En las observaciones preliminares de este artículo, dije que Marx había sido muy afortunado como autor, y me parece que una circunstancia que ha contribuido no poco a esta buena fortuna es el hecho de que la conclusión de su sistema ha aparecido diez años después de su muerte, y casi treinta años después de la aparición de su primer volumen. Si la enseñanza y la Las definiciones del tercer volumen se habían presentado al mundo simultáneamente con el primer volumen, creo que habría pocos lectores sin base, que no hubieran sentido que la lógica del primer volumen fuera algo dudosa. Ahora, la creencia en una autoridad que ha estado arraigada durante treinta años forma un baluarte contra las incursiones del conocimiento crítico, un baluarte que seguramente pero lentamente se destruirá.

Pero incluso cuando esto haya sucedido, el socialismo ciertamente no será derrocado con el sistema marxista, ni socialismo práctico ni teórico. Como hubo un socialismo antes de Marx, habrá uno después de él. A pesar de todas las exageraciones, se demuestra que hay una fuerza vital en el socialismo, no solo por la vitalidad renovada que la teoría económica ha ganado sin lugar a dudas por la aparición de los socialistas teóricos, sino también por la famosa “gota de aceite social” con la que el En la actualidad, las medidas prácticas de estadista están lubricadas en todas partes, y en muchos casos no son una desventaja. Lo que hay, entonces, de fuerza vital en el socialismo, digo, el Las mentes más sabias entre sus líderes no fallarán a su debido tiempo al tratar de conectarse con un sistema científico con más probabilidades de vivir. Intentarán reemplazar los soportes que se han podrido. Qué purificación de las ideas fermentadas resultará de esta conexión que mostrará el futuro. Tal vez esperemos que las cosas no siempre den vueltas y vueltas en el mismo círculo, que algunos errores se puedan sacudir para siempre, y que algún conocimiento se agregue permanentemente a la reserva de logros positivos, que ya no se disputará ni siquiera por pasión de fiesta

Sin embargo, Marx mantendrá un lugar permanente en la historia de las ciencias sociales por las mismas razones y con la misma mezcla de méritos positivos y negativos que su prototipo Hegel. Ambos eran genios filosóficos. Ambos, cada uno en su propio dominio, tuvieron una enorme influencia sobre el pensamiento y el sentimiento de generaciones enteras, casi se podría decir incluso sobre el espíritu de la época. El trabajo teórico específico de cada uno era una estructura concebida de la manera más ingeniosa, construida por un poder mágico de combinación, de numerosas plantas de pensamiento, unidas por una maravillosa comprensión mental, pero un castillo de naipes.

Innovación, Gasto Público y Corrupción

Este artículo es un comentario al escrito por Gonzalo Rivas,Jefe de la División de Competitividad, Tecnología e Innovación en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) el 12 de febrero de 2020 titulado  “La innovación: un imperativo para crecer con inclusión social

En efecto, la innovación es la clave para desarrollar nuevos o mejores bienes y servicios, creando riqueza y elevando el nivel de vida. Esto implica inclusión social en la medida en que los frutos de la innovación sirvan para (1) llenar necesidades y mejorar la vida de las mayorías como en efecto la mayor parte de innovaciones lo hacen y (2) combatir las causas últimas que impiden la inclusión social, el cual no es el fin principal de la innovación.

Me concentro en el segundo punto, ya que es el tema del artículo. Qué impide la inclusión social en América Latina? Voy a tomar su definición de inclusión social como aquella que resulta de promover “el acceso a oportunidades educativas, trabajo, salud, vivienda, seguridad, entre otras, en especial de aquellos grupos más vulnerables.”

El funcionamiento de la economía y la sociedad es un asunto complejo donde se interrelacionan muchos elementos por lo que a veces es difícil distinguir las causas de los efectos.

En este tema, la falta de innovación es un síntoma del problema de la escasa inclusión social, no la causa.  Las causas debemos buscarlas en los factores que impiden, no solamente la innovación, sino también otros factores importantes para mejorar la inclusión social.

Qué impide la inclusión social en América Latina, y la innovación como uno de los elementos que puede contribuir a mejorarla? Antes de contestar esta pregunta, quiero dejar claro que al hablar de lo que prevalece en Latinoamérica no implica que hay diferencias entre países.

En mi opinión, los factores o elementos que actúan como un freno para esto son:

    1. La falta de competencia en los mercados. La competencia está viciada por diversas acciones de grupos de poder económico coludidos con los Estados, para defender intereses comunes de empresarios y políticos o funcionarios, que le otorgan a este tipo de empresas ventajas para permanecer en el mercado, crecer e incluso extraer rentas a costa de consumidores y competidores,  Es lo que se conoce con el término de “capitalismo de compinches”, tema sobre el que hay una creciente cantidad de literatura que concluye que este sistema reduce el crecimiento y desarrollo de los países. Es un sistema económico en sí, diferente de otros como el capitalismo que promueve el emprendimiento, la innovación y la libre competencia, con escasa intervención estatal en el mercado, o diferente del sistema de capitalismo de Estado, o diferente del sistema del socialismo sin empresa privada. Este sistema no fomenta la innovación ni la inclusión social.
    2. Corrupción. Una característica de este sistema, que prevalece en Latinoamérica y otras partes del mundo, es el alto grado de corrupción. Hay una correlación estrecha entre corrupción y subdesarrollo, como lo muestran los índices internacionales sobre este tema. La corrupción es la manifestación de los actos ilegales en que incurren los empresarios y políticos o funcionarios coludidos para crear y mantener las ventajas artificiales de que gozan tales empresas, llámense concesiones de uso de recursos o de operación en determinados sectores económicos, aranceles de protección, adjudicación de obras de infraestructura, adjudicación de compras estatales, etc.. . La publicación del FMI “The Cost Of Corruption” deja muy claro este tema. La corrupción es el principal enemigo de la innovación y causa principal de la desigualdad de oportunidades.
    3. Desperdicio y malversación de recursos públicos. La corrupción implica un gasto adicional e improductivo. Pueden ser coimas o sobornos a funcionarios que acaban en sus bolsillos, sobreprecios a contratos de compras o proyectos, y otros. Esto tiene un efecto de incentivo de gastar los recursos públicos en esas operaciones y desincentivar el gasto en otros, como sería el gasto para fomentar la innovación, entre otros. El desincentivo para la innovación es tanto desde el lado del Estado como del lado de las empresas, ya que estas tampoco tienen que gastar en innovación para obtener las ventajas obtenidas del Estado.  Las evidencias de que el Estado en América Latina es un gran despilfarrador de recursos salieron a luz con la publicación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) de su informe insignia  “Mejor Gasto para Mejores Vidas. Cómo América Latina y el Caribe puede hacer más con menos” (2018) El desperdicio y la malversación de recursos públicos desfavorece la innovación y reduce las capacidades del sector público para promover inclusión social.
    4. La corrupción se vuelve una práctica común y adquiere el estatus de valor cultural generalmente aceptado y practicado por la sociedad y es visto como un mal menor, necesario para tener acceso o sobrevivir en el mercado, por los emprendedores y empresarios. Las relaciones de amistad son determinantes y los sobornos se tornan comunes, incluso entre empresas, para comprar y vender. La competencia limpia en base a innovación, calidad, precio, pasa a ser un asunto de idealistas o ingenuos.
    5. La naturaleza del Estado no promueve el mérito, la eficiencia y calidad del gasto y tampoco la innovación.  Sobre el mérito, la evidencia es abrumadora. Los políticos no contratan a los funcionarios por su mérito, sino por su lealtad. Estos, a su vez, tienen la misma práctica con sus subalternos. Los Estados están plagados de gente mediocre, las excepciones son escasas. Qué se puede esperar como resultado? Uno de ellos ya lo mencionamos y es la corrupción. Otro es la ineficiencia en el gasto estatal y el desperdicio consecuente de recursos. Otro es el enfoque en los números, no en la calidad. Educación y Salud son claros ejemplos. Lo que interesa al Estado es principalmente el número de personas atendidas como propaganda clientelista, jamás la calidad de esos servicios. La calidad solo se eleva con innovación.  Otra causa de por qué no es del interés estatal invertir en innovación.

Podrían referirme a otros aspectos que frenan la innovación y que por tanto, impiden el crecimiento de la productividad, clave para producir riqueza y elevar el nivel de vida, como la política fiscal orientada a incentivar la innovación, pero considero haber abordado los que están en el fondo del asunto.

Por tanto, la recomendación implícita en el párrafo que dice “Estas naciones destinaron, y siguen destinando, significativos recursos públicos para estimular la innovación, formar y atraer talento, y fortalecer sus capacidades científico-tecnológicas.” implicaría que la solución es simplemente destinar más recursos públicos a la generación de innovaciones.

Como hemos visto, destinar más recursos públicos para estimular la innovación obviando la realidad del manejo ineficiente de los recursos por los Estados y obviando la realidad de la lógica de funcionamiento del capitalismo de compinches y de la cultura de corrupción prevaleciente en Latinoamérica, no produciría los efectos que se buscan, resultando en buena parte un dinero desperdiciado.  Eso funciona en Europa y en países donde el Estado combate fuertemente la corrupción, pero no en Latinoamérica, salvo pocas excepciones con diferentes matices.

Por tanto, en mi opinión, el BID debiera concentrar sus esfuerzos en luchar contra la corrupción y el modelo económico que genera, como parte de un enfoque integral de asistencia a los países. Su arma principal, el financiamiento a los países, debiera incluir condiciones que impliquen acciones concretas y efectivas para lograr ese objetivo.  Solamente así, los recursos para impulsar innovaciones podrían caer en terreno fértil y producir los beneficios que producen.

Arturo J. Solórzano
Febrero, 2020

Un galardonado de Premio Nobel hace malabares para obviar las causas del desastre venezolano

El diario La República, de Colombia, entrevistó a Joseph Stiglitz y publicó esta noticia el 1 de febrero de 2020: “Chávez llegó con ideas de cómo sacar a gente de la pobreza, pero no las puso en práctica”
“Uno de los puntos por los que se le preguntó en su intervención fue por el guiño que hace más de una década hizo al difunto presidente venezolano, Hugo Chávez, por su política socialista, a lo cual Stiglitz aclaró que “Venezuela era el país más rico de todos los latinoamericanos en el tema de recursos, pero dos terceras partes vivían en la pobreza y al inicio de su administración, Chávez llegó con ideas de cómo subir el nivel de vida de los pobres. A eso era lo que yo estaba reaccionando, a un tipo de programa que anunciaba, pero que no puso en práctica”.
El Nobel aseguró que en Venezuela se presentó una especie de maldición por los recursos, pues ante las problemáticas sociales Chávez se equivocó en el manejo de los recursos. “Para tratar de entender por que fracasó, es algo difícil”, dijo.
El cinismo es increíble viniendo de un Premio Nobel ya que cualquier persona medianamente informada y un economista recién graduado, saben por qué fracasó el experimento socialista del chavismo y hundió a Venezuela en el mayor desastre económico y humanitario de la historia latinoamericana.

“Venezuela nunca ha tenido niveles de pobreza como los que vemos, ni en el siglo XX ni en el siglo XXI, por eso nos tenemos que salir del contexto latinoamericano y más claramente del suramericano para poner en perspectiva donde estamos” La pobreza extrema roza el 80% en Venezuela

Veamos qué es lo que puso en práctica el chavismo en Venezuela, una mezcla de políticas socialistas y corrupción:

1. Desde que Hugo Chávez llega al poder, se da la confiscación de propiedad privada. Todas las empresas confiscadas pasaron a ser administradas por el Estado. Se pusieron en manos de gente incompetente y sin incentivos para hacerlas producir eficientemente. Eventualmente todas quebraron o redujeron su actividad al mínimo. Igual pasó con la confiscación de tierras para entregarlas en administración comunitaria. No producen casi nada. La gente en Venezuela se muere de hambre.

2. La economía venezolana es altamente dependiente del petróleo. PDVSA, aunque ya era estatal, era administrada de manera eficiente, produciendo 3.5 mm de barriles diario. Esa dependencia del petróleo significó un auge mientras estuvieron los precios altos y entró mucha plata a Venezuela, que se usó para programas sociales, pero también otra parte para comprar armas, financiar petróleo a los países del ALBA y otra parte quedó en los bolsillos de Chávez y allegados. Hoy la hija de Chávez es multimillonaria. No se usó la bonanza petrolera para invertir en el desarrollo económico.

3. En PDVSA, Chávez despidió a la mayoría de puestos gerenciales y técnicos y puso militares a dirigir y dio empleo a gente por conexiones partidarias, no por sus conocimientos. El resultado fue catastrófico. Hoy PDVSA produce solo 700 mil barriles diario. Ha reducido drásticamente su suministro a los países del ALBA y Cuba ha sido la más perjudicada, ya que no pagaba nada por el petróleo, sino que lo pagaba enviando personal (médicos y agentes del G2 para asesorar al gobierno y entrenar los cuerpos de seguridad).

4. Siguiendo con la dependencia del petróleo, cuando se redujeron los precios, se redujo considerablemente la entrada de dinero y Venezuela dejó de tener capacidad de importar prácticamente la mayor parte de lo que consume, puesto que la producción interna es mínima.

5. Al reducirse las importaciones y mantener el mismo nivel de gasto estatal, se produce inflación, llegando a tener la mayor hiperinflación de la historia de América Latina. Los controles de precio precio y los controles de venta de divisas solamente provocaron la quiebra de más empresas y más escasez de productos, avivando la inflación.

6. Las políticas socialistas, junto con medidas autoritarias que ignoran el funcionamiento de la economía fueron las causantes del desastre venezolano, pero a esto hay que agregar la corrupción. Buena parte de los recursos de las empresas y del Estado fueron robados y malversados, beneficiando a los principales funcionarios y militares. Hoy son mutimillonarios.

7. Durante el auge, los beneficiados con los programas sociales siempre votaron por Chávez. La pobreza se redujo al 12%. Las políticas populistas ayudaron a hacer a la gente más dependiente del Estado y mató el espíritu emprendedor. Las políticas de control y regulaciones estatales impidieron el surgimiento de nuevas empresas privadas. La inversión extranjera se redujo al mínimo. Al acabarse el auge de altos precios del petróleo, la gente empezó a sufrir las consecuencias de la escasez y la inflación, el desempleo y la reducción de la ayuda estatal. La pobreza es hoy del 90%. Más de 4 millones de venezolanos han tenido que emigrar.

8. Las protestas de la población fueron reprimidas, muchos opositores fueron encarcelados, las estaciones de radio, TV y periódicos críticos también cerrados. La democracia murió al perpetrar fraudes electorales y quebrar el balance de poderes institucional. Hoy solo queda un gobierno totalitario que se mantiene a pesar del repudio nacional e internacional, por la fuerza de las armas, el dinero que genera el narcotráfico y cometiendo toda clase de abusos institucionales y contra los derechos humanos. Solamente apoyado por países como Rusia y China, con intereses económicos y políticos que son evidentes.

“Venezuela se ubica como el país más pobre y el segundo más desigual de América Latina (coeficiente Gini 51,0) detrás de Brasil; pero cuando se juntan las variables inestabilidad política, PIB y pobreza extrema, Venezuela aparece en el segundo lugar de una lista de 12 países –que encabeza Nigeria y termina con Irán– seguida de Chad, Congo y Zimbabue.” VENEZUELA ES EL PAÍS MÁS POBRE DE AMÉRICA LATINA Y EL PERFIL NUTRICIONAL SE ASEMEJA A PAÍSES DE ÁFRICA

Será difícil, como dice Stiglitz. “tratar de entender por que fracasó”?

Arturo J. Solórzano
Febrero, 2020

Ni el neoliberalismo ni la desigualdad explican el malestar popular en Latinoamérica

El economista surcoreano [Ha-Joong Chang], considerado uno de los pensadores más importantes del mundo, afirma que la razón detrás de estas revueltas es una sola: la incapacidad de estos países de innovar, de cambiar la estructura de mercado y, con ello, de reducir la desigualdad.

BBC News. Fernanda Paúl. “El fracaso de construir una economía más igualitaria e innovadora es lo que está en el corazón de las protestas latinoamericanas”: 4 febrero 2020.

Chang casi no se equivoca en el diagnóstico pero se equivoca completamente en identificar al culpable. Veamos: Puede tener algo de razón cuando dice que la causa detrás de las revueltas latinoamericanas de 2019 es «la incapacidad de estos países de innovar, de cambiar la estructura de mercado” para elevar el nivel de vida. En el caso de Chile, donde se produjeron las protestas más violentas, es muy discutible. Pero lo que sigue “y, con ello, de reducir la desigualdad.” es una falacia. Tomemos el ejemplo de Chile o el de China, dos países con altas tasas de crecimiento, con sistemas económicos y políticos diferentes y en continentes diferentes. En ambos países, la innovación y la diversificación productiva (la estructura de mercado) han producido un rápido crecimiento económico y mientras más gente han sacado de la pobreza, más multimillonarios tienen. Ambos parámetros, más desigualdad y menos pobreza han ido de la mano en la realidad. Es por tanto, una falacia que se confirma con el ejemplo de muchos otros países, que la innovación y la diversificación de la estructura industrial y de mercados trae como consecuencia automática una reducción de la desigualdad.

Es cierto que gran parte de la razón del atraso latinoamericano está en la escasez de innovación. La innovación conduce a diversificar la estructura del mercado hacia actividades de mayor productividad, pero “América Latina ha optado por quedarse solamente con los recursos naturales y eso significa que la región no va rápido, la economía está atascada“. Eso lo comparto totalmente.

También comparto que parte de la razón detrás de las revueltas puede estar en la percepción de que la desigualdad es causa de la pobreza y digo percepción porque la evidencia en el mundo no lo confirma. Como dije al inicio, la realidad confirma que mientras más gente se ha sacado de la pobreza, más multimillonarios hay. Pero además, el tema de la desigualdad no ha sido el detonante de las protestas en los diferentes países, en cada uno, los detonantes han sido diferentes, pero tienen en común protestas por el alza en el costo de la vida.

Sin embargo, en América Latina, donde predomina la corrupción estatal y de empresarios privados coludidos con políticos, una parte de la riqueza que acumulan se extrae de la población mediante precios altos e impuestos y lo que el Estado devuelve en servicios no lo compensa, de manera que en esos casos la desigualdad no va de la mano con la reducción de pobreza, sino al contrario. Es el caso de casi todos los países latinoamericanos, pero no de Chile o de Uruguay, donde el índice de corrupción es de los más bajos.

Índice de percepción de corrupción

William J. Baumol, Robert E. Litan, And Carl J. Schramm en su libro Good Capitalism, Bad Capitalism, and the Economics of Growth and Prosperity (2007) categorizaron cuatro modelos de capitalismo en el mundo: capitalismo emprendedor, capitalismo de grandes empresas, capitalismo guiado por el Estado y capitalismo oligárquico (o capitalismo de compinches). Los mecanismos que dirigen las energías productivas y las inversiones en cada sistema son los que diferencian una forma de otra y explican en buena parte el ritmo de desarrollo económico de los países

Una investigación realizada en 2015 por Sutirtha Bagchi y Jan Svejnar.Does Wealth Inequality Matter for Growth? The Effect of Billionaire Wealth, Income Distribution, and Poverty“ encontró que la riqueza obtenida a través de conexiones políticas o corrupción está relacionada negativamente al crecimiento económico mientras que los efectos de la desigualdad de riqueza, la desigualdad de ingresos y la pobreza inicial políticamente desconectados son estadísticamente insignificantes.

El estudio referido es una confirmación de lo que Baumol et. al. establecen al denominar el tipo de capitalismo oligárquico “o de compinches” como diferente a otros modelos de capitalismo y su peor desempeño en crecimiento económico.

Una reciente (abril 2019) investigación del Fondo Monetario Internacional (FMI), The Cost Of Corruption, revela cómo la corrupción no solamente produce la pérdida de ingresos fiscales, sino también tiene un costo social.

Buena parte del descontento de la población se debe a la percepción de corrupción que prevalece en Latinoamérica y culpan al Estado de ser fuente o de promover la misma.

Qué pasa con la administración de los recursos que capta el Estado? Las evidencias de que el Estado en América Latina es un gran despilfarrador de recursos salieron a luz con la publicación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) de su informe insignia  Mejor Gasto para Mejores Vidas. Cómo América Latina y el Caribe puede hacer más con menos (2018) que muestra que cada año, la ineficiencia en el gasto de los Gobiernos de América Latina y el Caribe genera un despilfarro total de 220.000 millones de dólares, el equivalente a un 4,4% del PIB. “Esa cifra, bien invertida, sería suficiente para acabar con la pobreza extrema en la región” asegura Alejandro Izquierdo, economista jefe del BID. El “despilfarro de recursos” no es más que una contabilización de la corrupción gubernamental.

Este análisis no existe en la entrevista. O Chang lo desconoce o lo omite deliberadamente, lo cual es grave, ya que la corrupción, elemento prevaleciente en la cultura latinoamericana, es el factor clave que explica en buena parte el atraso en Latinoamérica. El “capitalismo de compinches” desincentiva la innovación y favorece la vía fácil de generar ingresos. De ahí la concentración en explotar recursos naturales, ya que son élites que, más que empresarios capaces de competir en un mercado libre, son delincuentes protegidos por otros delincuentes en el poder, que obtienen concesiones del Estado, evitan la competencia, perjudican a los empresarios no corruptos y a la población en general.

Eso está muy lejos de llamarse “neoliberalismo”, ya que el neoliberalismo presupone la competencia de las empresas en el mercado, no la competencia injusta de empresas favorecidas por funcionarios corruptos del Estado.

Cuando respondiendo a la pregunta sobre las revueltas en América Latina dice: “Ha sido básicamente una reacción al modelo económico neoliberal que el continente ha seguido en las últimas décadas.” muestra un desconocimiento grave del modelo que se ha seguido en América Latina, que no es completamente neoliberal, sino una mezcla de algunas políticas neoliberales, el rechazo de otras que no se aplican -las más importantes-, de políticas populistas de gasto social inefectivas y contraproducentes y del capitalismo de compinches. Lea el artículo  donde se aborda el concepto de neoliberalismo y las políticas que involucra en: Liberalismo y Neoliberalismo.

Ha-Joong Chang se monta en la ola de la propaganda anti neoliberal y anti desigualdad mostrando un desconocimiento fatal de la realidad latinoamericana.

Arturo J. Solórzano
Febrero, 2020